Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique
Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique
Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
pronto vendrá, lo será para otras naciones y por qué no, para <strong>el</strong><br />
mundo entero también.<br />
Los demás rompen en aplausos. El jefe político remarca <strong>el</strong> agitar<br />
mecánico de sus brazos y echa gotas por cualquier lado.<br />
Si seguimos luchando así, con humildad, pronto tendremos lo<br />
que realmente nos merecemos. Nuestro país, con sus tradiciones y<br />
su gente, es inmortal. Y hoy, en la compañía de ustedes, estamos reunidos<br />
para rendir homenaje no sólo a la obra que hoy inauguramos,<br />
y que es <strong>el</strong> mismísimo progreso hecho realidad, sino al hombre<br />
que ha aportado un importante y gigantesco granito de arena.<br />
Un hombre, qué digo un hombre: un compañero, un caudillo natural<br />
y necesario de estas tierras bendecidas por Dios, un padre responsable,<br />
y eso que no ha tenido más hijos que sus propios compadres<br />
y comadres, un hombre que, sobre todas las cosas, es <strong>el</strong> más<br />
leal de los amigos y amigo de todos.<br />
Me refiero, por supuesto, a aqu<strong>el</strong> que es conocido de la manera<br />
más cariñosa y humilde como El Albino. Este hombre, visionario<br />
como pocos, es aqu<strong>el</strong> que con muchísimo esfuerzo ha logrado enrumbar<br />
sus pasos en favor d<strong>el</strong> progreso y de la patria que sin duda<br />
desde ya se lo agradece y nosotros, por supuesto, también. Y no<br />
sólo se lo agradecemos sino que lo c<strong>el</strong>ebramos. ¡Sí!, como lo oyen,<br />
hoy estamos aquí para c<strong>el</strong>ebrar. Para c<strong>el</strong>ebrar por lo más alto. Para<br />
c<strong>el</strong>ebrar por lo más alto <strong>el</strong> haber terminado la primera calle de<br />
lo que un día cercano será un pueblo pujante y de lucha tenaz. La<br />
calle que nos comunicará con la carretera no solamente d<strong>el</strong> progreso<br />
sino de las mejores posibilidades. La calle por la que podremos<br />
mandar nuestros productos y recibir lo que nos haga falta de<br />
la capital, de la provincia y de otros lados. La calle que comunicará<br />
algún día los barcos que de seguro nos van a escoger como <strong>el</strong> mejor<br />
lugar para desembarcar. La calle por la que nosotros podremos<br />
hacer que las cosechas de nuestros campesinos valientes y viriles, y<br />
lo demás que hagamos, se vayan a darle la vu<strong>el</strong>ta al mundo, codeándose<br />
desde ya entre las mejores. ¡Sí pueblo mío!, de quien soy<br />
apenas <strong>el</strong> más humilde de sus servidores, junto con <strong>el</strong> curita y <strong>el</strong><br />
mero Albino, para quién pido <strong>el</strong> más sentido de los aplausos.<br />
—¡Sí se puede! ¡Sí se puede! ¡Sí se puede! —Grita la turba.<br />
<strong>En</strong>tonces, <strong>el</strong> jefe político quita <strong>el</strong> pedazo de trapo que intentaba<br />
cubrir, detrás de la tarima, un cuadrado metálico con brillantes letras<br />
plateadas que comienza a r<strong>el</strong>atar:<br />
CALLE EL ALBINO<br />
INAUGURADA EL...<br />
32