08.05.2013 Views

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

oigo que tocan a la puerta y quién cree que era. ¡La muchachita!<br />

Ahora hecha una mujer completa. Vestida con unas anchas ropas<br />

llenas de puros colores vivos, la moda, me aclararía y me abrazó;<br />

por primera vez, en lugar de pedir. De tan largo y apretado que resultó<br />

<strong>el</strong> abrazo que no hice ningún reclamo. Se veía bien.<br />

“No había terminado de entrar y estaba sacando de una gran caja<br />

un jarronzote lindísimo, con una pintura de un v<strong>el</strong>ero en alta mar.<br />

Era para mí. Me contó que traía su buena plata ahorrada y que estaba<br />

de vacaciones. Le pedí que se quedara conmigo y <strong>el</strong>la se rió,<br />

igual que la mamá. Pasaron los días y <strong>el</strong>la ni salía: sólo ayudarme en<br />

la casa. Me dijo que no quería que siguiera vendiendo lo que yo<br />

siempre hacía. No la dejé, bueno no con mis famosas empanadas de<br />

cerdo. Me contaba de los lugares que conoció y que salió en p<strong>el</strong>ículas,<br />

revistas y calendarios. Yo no preguntaba. Reía orgullosa de lo<br />

que logró y se ponía tiras de colores para amarrarse <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o.<br />

“La vaina reventó al mes de llegar. Una mañana se sintió mal.<br />

‘Debilidad que da <strong>el</strong> mal alimentarse’, recuerdo que pensé y le hice<br />

un caldo de gallina como para revivir muertos. Aun así seguía mal y<br />

hasta peor. Me fui en punta carrera a buscar al doctor, que ahora<br />

hasta teníamos en <strong>el</strong> pueblo. Fue cosa de un ratillo, pero al regresar<br />

la cama era un charco de sangre. Ella estaba desmayada. El doctor<br />

corrió. Yo más. Al levantar las cobijas no nos vamos encontrando a<br />

la criaturita. Otra hembra: la maldición de aqu<strong>el</strong>la familia. Recuerdo<br />

que <strong>el</strong> doctor, luego de despertar a mi muchacha hizo un montón de<br />

preguntas, que medio contestó. Explicó que la recién nacida era una<br />

prematura “sietemesina” y se fue para la casa a traer una lámpara<br />

especial para alumbrar a la bebita. De lo tierna, sin esa luz se nos<br />

iba. Aqu<strong>el</strong>la lámpara ayudaba en no me recuerdo qué cosa de la pi<strong>el</strong><br />

y creo que también con algo de la panza, <strong>el</strong> hígado o quién sabe.<br />

Además trajo suero para la mamá, que casi se desangra.<br />

“La recién nacida se recuperó con la leche de una vecina que<br />

había parido hacía poco, y que echaba tanta que agradecía poder<br />

aliviarse. La reciente madre se repuso con mis caldos y mi cuidado.<br />

No reclamé. Ella no dio ninguna explicación ni gracias. Nada. Sólo<br />

la noche en la que se fue para siempre. Debí haberlo sospechado. De<br />

pronto, sin un por qué, me estaba dando un fuerte y largo abrazo seguido<br />

por un beso, antes de ir a cobijar a la nenita. Recuerdo que<br />

llovió mucho. No me cabía <strong>el</strong> corazón de la contentera y me dormí<br />

como un ang<strong>el</strong>ito. A la mañana siguiente sólo estaba la chiquita.”<br />

Si bien con la que fuera “su muchachita” no se marchó su razón<br />

de vivir, La Negra supo que le había quebrado las fuerzas de luchar.<br />

No hallaba, y estaba aterrorizada por <strong>el</strong>lo, cómo hacer para intentar<br />

96

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!