08.05.2013 Views

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

conocida para ambas. Asco, rabia, vergüenza, desolación, deseo,<br />

miedo, se entremezclan y arremeten contra lo que queda de voluntad<br />

con tanta fuerza que ni se entera donde está parada. Ni entiende<br />

por qué ni cómo algo revienta la presa d<strong>el</strong> alma y d<strong>el</strong> cuerpo, para<br />

que una humedad comience a brotarle entre las piernas.<br />

XIII<br />

Hacia <strong>el</strong> filo de la tarde la mayoría está más que fortalecida de guaro.<br />

Hasta las mujeres se han bajado sus tragos. <strong>En</strong> manada comienzan<br />

a bailotear sin preocuparse de sostener la cada vez más crecida<br />

bestia de la entraña humana. Sandoval, con pasos lentos, llega tarde<br />

a propósito. Se ve que también se ha echado sus tragos. Para no darse<br />

por menos trajo dos gallinas y una garrafilla de su propio licor.<br />

Pasa sin saludar a nadie, directo hacia donde está El Albino.<br />

—Nada como lo de la casa, verdad—señala al ahorcar las gallinas,<br />

para luego dárs<strong>el</strong>as y agregar—: ¡F<strong>el</strong>iz día!<br />

<strong>En</strong>gulle una larga bocanada d<strong>el</strong> guaro de su garrafilla, para<br />

ofrecérs<strong>el</strong>a al anfitrión, cuya cara se inyecta de sangre por una brevedad.<br />

Los demás quedan inmóviles. Por menos, aqu<strong>el</strong> bicho como<br />

<strong>el</strong> filo de un machetazo, había acuchillado a varios. El Albino percibe<br />

cada detalle de lo que pasa a su alrededor como un carroñero <strong>el</strong><br />

último respiro de un animal ajeno. Sin embargo, su plan no puede<br />

echarse a perder por estas provocaciones. “Ya vas a ver hijueputa”,<br />

se dice, en tanto la imagen de la mujer d<strong>el</strong> recién venido, caída y<br />

con <strong>el</strong> culo al aire, “sólo para él” sacude su mente antes de alojárs<strong>el</strong>e<br />

en la jareta.<br />

—<strong>Sal</strong>ud, compadre —responde éste con crudeza al limpiar la<br />

boca de la garrafilla con una mano y embucharse un trago más largo<br />

que <strong>el</strong> de su oponente.<br />

—Pues que así sea —dice <strong>el</strong> otro, seguro de haberle ganado.<br />

Los demás vociferan con gozo animal y los músicos, traídos por<br />

<strong>el</strong> político, renuevan su barahúnda. Sandoval arrebata la garrafilla a<br />

El Albino. Este se queda quieto, con la sangre que le hierve, y entra<br />

como un garañón en medio de los otros, algunos de los cuales se<br />

apartan con una leve inclinación.<br />

—¡Esperate hijueputa! —Masculla mientras vu<strong>el</strong>ve a ver de reojo<br />

donde la mujer de Sandoval y su esposa palmean las tortillas—.<br />

¡Esperate!<br />

29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!