DEL MODERNISMO A LA VANGUARDIA: «CERVANTES. REVISTA ...

EL DESVELO DE COLÓN EN VIGILIA DEL ALMIRANTE 57
«Sabrás, si de verdad eres hombre del cielo, que las almas, cuando salen
del cuerpo, tienen dos cammos, uno tenebroso y lóbrego, destinado a los que
causaron daño y dolor a sus semejantes, y otro placentero y deleitoso para
quienes amaron la VIda, la paz y la dicha de los pueblos, Iguales y diferentes
a la vez. Así, pues, si consideras que eres hombre mortal y eterno a la vez, y
que a cada uno le está destinada una recompensa en el futuro según sus obras
precedentes, .te invito y exhorto a que no mfieras agravio a nadie.» (319).
Como ya hemos señalado en páginas anteriores, la posición hegemónica del
narrador le permite mover las piezas del juego discursivo con total supremacía, a
tal fin una de sus estrategias es permitirle al lector 'escuchar' otras voces, que en
rigor vehiculizan su visión; así la verdad revelada por el anciano es el destino que
el narrador le confiere al Almirante en la obra y en la historia: «No [dejar] ninguna
huella. Sólo un nombre. El nombre desconocido de un desconocido» (363), nombre
que jamás pronunciará y al que sólo hará referencia desde la burla y el descrédito
que le inspiran el origen, la sexualidad (esu incurable erotomanía eruptiva» (341))
y los excesivos títulos:
MODALIDAD DEL CREER
«La ascensión ha SIdo fulgurante. De cardador de lana en la Líguria a Alnurante
de toda la Armada de los reinos de Castilla y Aragón, a Capitán General,
a Visorrey y Gobernador de todas las tierras descubiertas y por descubnr,
el grumete genovés ha avanzado mucho. Más que Visorrey es casi un Vicediós
en potencia levantado sobre el austero escenario de la Corte por un deux ex
machina de chirriantes poleas.» (92) (El subrayado pertenece al texto).
El lector es el destinatario del hacer persuasivo de narrador convocado a construir
el hacer interpretativo, a reescribir el texto. En el prefacio de la novela, el
cronista establece su interpretación de la función del autor de ficciones y la del lector:
el primero «escribe el libro que quiere leer y que no encuentra en ninguna parte;
ese libro que sólo puede leer una vez en el momento en que lo escribe, ese libro
que casi siempre no oculta sino un trasfondo secreto de su propia vida» (12). Desde
la recepción (