aproximación a la neuropsicología - ieRed
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Mireya Cisneros Estupiñán y Omer Silva Villena, 2008<br />
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occidentales comenzaron a imponer <strong>la</strong> alfabetización como un<br />
requisito educativo.<br />
Pues bien, sin ir a mayores profundizaciones, el desafío de <strong>la</strong><br />
psicolingúística ha sido explicar el hecho aparente de que <strong>la</strong><br />
mayoría de nosotros somos capaces de aprender un sistema de<br />
escritura y a ser lectores con fluidez. Esta destreza en sí ha sido<br />
considerada como “parásita” de dos habilidades (¿destrezas?)<br />
pre-existentes: el lenguaje y el reconocimiento de patrones<br />
visuales. En su gran parte, el proceso lector es ‘comprensión del<br />
lenguaje’, so<strong>la</strong>mente que el inducto (input) es visual en lugar de<br />
auditivo; ambos procesos coinciden en gran parte; <strong>la</strong>s<br />
diferencias que restan se deben a <strong>la</strong> ausencia de c<strong>la</strong>ves<br />
prosódicas en el análisis oracional de <strong>la</strong> lectura, aunque en<br />
parte se compensa con <strong>la</strong> inclusión de signos ortográficos como<br />
el punto y <strong>la</strong> coma, y también se debe al uso dominante de<br />
pa<strong>la</strong>bras y patrones sintácticos de baja frecuencia en los textos<br />
escritos. Otra diferencia se da en que <strong>la</strong> lectura no es un<br />
proceso interactivo donde los significados se puedan negociar<br />
entre los interlocutores, aquí el lector se encuentra solo en el<br />
proceso de descifrar e interpretar <strong>la</strong> intención de quien escribe.<br />
Levelt (1993: 319-325) comenta que “como cazadoresrecolectores<br />
desarrol<strong>la</strong>mos patrones refinados de<br />
reconocimiento”; nos hemos convertido en rápidos<br />
exploradores detectando y reconociendo pequeños patrones<br />
visuales de relevancia potencial para nosotros, como por<br />
ejemplo, <strong>la</strong>s hojas de los árboles, frutos, siluetas y huel<strong>la</strong>s, etc.<br />
Esta habilidad <strong>la</strong> demostramos cuando exploramos<br />
visualmente un texto. Un buen lector explora algo así como de<br />
5 a 6 pa<strong>la</strong>bras por segundo fijando el 80 % de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de<br />
contenidos (sustantivos, verbos, adverbios, adjetivos) en un<br />
texto. Esto es el doble más o menos del ritmo de <strong>la</strong><br />
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