CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal
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ocurrir casi siempre con la verdad. La cuestión es, ¿qué quiere <strong>de</strong>cir nuestro Señor<br />
exactamente cuando afirma, "No juzguéis"? La forma <strong>de</strong> contestar esta pregunta no<br />
consiste en buscar en el diccionario. El simple mirar el significado <strong>de</strong> la palabra 'juzgar'<br />
no nos pue<strong>de</strong> satisfacer. Tiene muchos significados diferentes, <strong>de</strong> modo que no se pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cidir <strong>de</strong> esta manera. Pero es <strong>de</strong> importancia vital que sepamos exactamente qué<br />
significa. Nunca, quizás, ha sido más importante una interpretación correcta <strong>de</strong> este<br />
mandato que en los momentos actuales. Períodos diferentes en la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />
necesitan énfasis diferentes, y si se me preguntara cuál es en particular la necesidad <strong>de</strong><br />
hoy, diría que es la <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar esta afirmación específica. Así es porque toda la<br />
atmósfera <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> hoy, especialmente en círculos religiosos, es tal que hace que<br />
sea vitalísima una interpretación correcta <strong>de</strong> esta afirmación. Vivimos en una época en<br />
la que las <strong>de</strong>finiciones poco valen, una época a la que no le gusta pensar, y que odia la<br />
teología, la doctrina y el dogma. Es una era que se caracteriza por el amor a las cosas<br />
fáciles y a los términos medios —"Lo que sea con tal <strong>de</strong> estar tranquilos", como se suele<br />
<strong>de</strong>cir—. Es una época <strong>de</strong> apaciguamiento. Ese término ya no es popular en el sentido<br />
político, pero subsiste la mentalidad que se complace en él. Es una época a la que no le<br />
gustan los hombres fuertes porque, según dicen, causan trastornos. No le gusta el<br />
hombre que sabe lo que cree y realmente lo cree. Lo <strong>de</strong>scarta como persona difícil con<br />
la que es 'imposible enten<strong>de</strong>rse'.<br />
Esto se pue<strong>de</strong> ilustrar fácilmente, como he sugerido, en la esfera política. El<br />
hombre al que ahora se aclama y casi se idolatra en Gran Bretaña es el hombre que,<br />
antes <strong>de</strong> la guerra, recibió críticas severas por consi<strong>de</strong>rársele persona imposible. Se le<br />
cerraron las puertas a puestos oficiales porque se le consi<strong>de</strong>raba un individualista con<br />
puntos <strong>de</strong> vista extremos y con el cual era imposible trabajar. La misma mentalidad que<br />
condujo a tratar así a Winston Churchill en los años treinta controla ahora el campo <strong>de</strong><br />
los asuntos cristianos y el campo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> cristiana <strong>de</strong> hoy. Ha habido épocas en la<br />
historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en que se alababa a los hombres que sostenían sus principios a toda<br />
costa. Pero hoy día no es así. Hoy día se consi<strong>de</strong>ra a esos hombres como difíciles, poco<br />
cooperadores, y así sucesivamente. Hoy se glorifica al hombre al que se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir<br />
como '<strong>de</strong>l centro', no en un extremo o en otro, al hombre agradable, que no crea<br />
dificulta<strong>de</strong>s ni problemas <strong>de</strong>bido a sus puntos <strong>de</strong> vista. La vida, se nos dice, ya es<br />
bastante difícil y compleja como es, sin necesidad <strong>de</strong> tomar posturas firmes respecto a<br />
doctrinas específicas. Ésta es la mentalidad <strong>de</strong> hoy, y no es incorrecto <strong>de</strong>cir que es la<br />
mentalidad predominante. Es muy natural, en un sentido, porque hemos pasado por<br />
muchos problemas, perturbaciones y <strong>de</strong>sastres; también es natural que las personas<br />
quieran apartarse <strong>de</strong> los hombres con principios que saben dón<strong>de</strong> están y lo que quieren,<br />
y busquen paz y comodidad. Recor<strong>de</strong>mos los años veinte y treinta <strong>de</strong> este siglo en la<br />
esfera política internacional y verán exactamente qué estoy <strong>de</strong>scribiendo. La gente<br />
clamaba por tranquilidad y calma; <strong>de</strong> ello se siguió en forma natural e inevitable el<br />
evadir problemas. Con el tiempo, la i<strong>de</strong>a dominante llegó a ser: conseguir la paz a<br />
cualquier precio, incluso a costa <strong>de</strong> humillaciones y traiciones <strong>de</strong> otros.<br />
En una época como ésta, pues, tiene suma importancia el po<strong>de</strong>r interpretar<br />
correctamente esta afirmación respecto al juzgar, porque hay muchos que dicen que ese<br />
'no juzguéis' <strong>de</strong>be tomarse simple y literalmente como es, con el significado <strong>de</strong> que el<br />
cristiano verda<strong>de</strong>ro nunca <strong>de</strong>be expresar opiniones acerca <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Dicen que no se<br />
<strong>de</strong>be juzgar nunca, que <strong>de</strong>bemos ser blandos, indulgentes y tolerantes, y permitir<br />
prácticamente todo en pro <strong>de</strong> la paz y la tranquilidad, y sobre todo, <strong>de</strong> la unidad. Esta<br />
época no es época para este tipo <strong>de</strong> juicios, dicen; lo que se necesita hoy día es unidad y<br />
comunión. Todos <strong>de</strong>bemos ser uno. A menudo se arguye en esta dirección en función<br />
<strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong>l comunismo. Algunos están tan alarmados por el comunismo que afirman