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CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

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<strong>CAPÍTULO</strong> XXXVI<br />

Oración: Petición<br />

Quienquiera que trate <strong>de</strong> predicar en torno al Padrenuestro, se encuentra con gran<strong>de</strong>s<br />

dificulta<strong>de</strong>s. En cierto sentido resulta hasta presuntuoso pensar en predicar sobre él. Uno <strong>de</strong>bería,<br />

simplemente, repetir estas frases, meditarlas y examinarlas <strong>de</strong> todo corazón. Porque por sí<br />

mismas lo dicen todo, y cuanto más se estudie esta oración tanto menos habría que <strong>de</strong>cir, si uno<br />

usara cualquiera <strong>de</strong> estas frases tal como nuestro Señor quiso que se usaran. Pero por otra parte,<br />

todos somos frágiles y falibles, somos criaturas pecadoras, y en consecuencia, necesitamos que<br />

se nos analicen estas cosas y se insista en ellas.<br />

Eso es precisamente lo que hemos tratado <strong>de</strong> hacer y llegamos ahora a la última sección<br />

(versículos 11-15). Ya hemos examinado si aquí hay tres peticiones o cuatro. Básicamente, y a<br />

pesar <strong>de</strong> la interesante consecuencia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la ciencia bíblica numérica <strong>de</strong><br />

que fueran cuatro, diría que son tres, y estas tres últimas peticiones se refieren a nosotros mismos<br />

y a nuestras necesida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>seos. Me parece que las palabras que nuestro Señor emplea en el<br />

versículo 13 lo indican: 'Y' —esta es la palabra que introduce cada petición nueva— 'Y no nos<br />

metas en tentación, mas líbranos <strong>de</strong>l mal'. El uso <strong>de</strong>l adversativo 'mas' parece indicar que se trata<br />

<strong>de</strong> una petición que se ofrece <strong>de</strong>s<strong>de</strong> dos ángulos o aspectos diferentes.<br />

Antes <strong>de</strong> comentar estas tres peticiones por separado, hay que hacer dos o tres<br />

consi<strong>de</strong>raciones generales. La primera se refiere al carácter totalmente comprensivo <strong>de</strong> ellas. En<br />

las tres peticiones se encuentran sintetizadas todas nuestras gran<strong>de</strong>s necesida<strong>de</strong>s. 'El pan <strong>de</strong><br />

nuestro <strong>de</strong> cada día, dánoslo hoy'. 'Perdónanos nuestras <strong>de</strong>udas, como también nosotros<br />

perdonamos a nuestros <strong>de</strong>udores'. 'Y no nos metas en tentación, mas líbranos <strong>de</strong>l mal'. Toda<br />

nuestra vida se halla en estas tres peticiones, y eso es lo que hace esta oración tan<br />

extraordinariamente sorpren<strong>de</strong>nte. Con tan pocas palabras nuestro Señor ha abarcado la vida <strong>de</strong>l<br />

creyente en todos sus aspectos. Nuestras necesida<strong>de</strong>s físicas, nuestras necesida<strong>de</strong>s mentales y,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, nuestras necesida<strong>de</strong>s espirituales; todas ellas están incluidas. Se recuerda el cuerpo,<br />

se recuerda el alma, se recuerda el espíritu.<br />

Y esto compren<strong>de</strong> el hombre entero, cuerpo, alma y espíritu. Pensemos en todas las<br />

activida<strong>de</strong>s que en este momento se están <strong>de</strong>sarrollando en el mundo, el organizar, el planificar,<br />

el legislar y todas las <strong>de</strong>más cosas; la mayor parte <strong>de</strong> ellas no se ocupan sino <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>l<br />

hombre, <strong>de</strong> su vida y existencia en este mundo temporal. Ésa es la tragedia <strong>de</strong> la perspectiva<br />

mundana, porque hay otro reino, el ámbito <strong>de</strong> las relaciones —el alma—, aquello por medio <strong>de</strong><br />

lo cual el hombre establece contacto con los <strong>de</strong>más hombres, los medios <strong>de</strong> comunicación entre<br />

unos \ otros y toda la vida y actividad social. Aquí se halla todo.<br />

Y principalmente, tenemos lo espiritual, aquello que une al hombre con Dios, y le<br />

recuerda que es algo más que polvo, y que, como dice Longfellow, "Polvo eres, en polvo te<br />

convertirás, no se dijo <strong>de</strong>l alma". Así ha sido hecho el hombre; no po<strong>de</strong>mos eludirlo, y nuestro<br />

Señor se ha ocupado <strong>de</strong> ello. No <strong>de</strong>jaremos <strong>de</strong> quedar impresionados ante el carácter<br />

universalmente comprensivo <strong>de</strong> estas peticiones. Esto no quiere <strong>de</strong>cir que no <strong>de</strong>bamos entrar<br />

nunca en <strong>de</strong>talles; <strong>de</strong>bemos hacerlo, así se nos enseña. Se nos enseña a poner ante Dios en<br />

oración los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> nuestra vida; pero aquí tenemos sólo los gran<strong>de</strong>s titulares. Nuestro Señor<br />

no-da esos epígrafes y nosotros añadimos los <strong>de</strong>talles, peí o es importante asegurarnos <strong>de</strong> que<br />

todas nuestras peticiones correspondan a uno u otro <strong>de</strong> ellos.<br />

La segunda observación general se refiere al or<strong>de</strong>n maravilloso en que se presentan estas<br />

peticiones. ¿Cuántas veces, al pensar en esta oración y meditar en ella, nos hemos sentido

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