13.06.2013 Views

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

perdón. Su posición es que ya no pecan más; son perfectos. Sostienen la teoría <strong>de</strong> la santidad que<br />

enseña que el pecado ha sido extirpado, y que son perfectos e impecables. Resultaría, pues,<br />

erróneo orar para pedir el perdón <strong>de</strong> pecados; no necesitan hacerlo, porque no hacen nada malo.<br />

Pero la respuesta a este error es que nuestro Señor nos manda que pidamos el perdón <strong>de</strong> nuestros<br />

pecados y transgresiones (o cualquier otra palabra que prefieran). No habla acerca <strong>de</strong> la<br />

justificación; no se ocupa en este caso <strong>de</strong>l pecador que acaba <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r el hecho <strong>de</strong> que<br />

necesita que se le perdonen los pecados y por ello acu<strong>de</strong> a Dios, recibe el don <strong>de</strong> salvación y<br />

toma conciencia <strong>de</strong> su justificación en Cristo — no es esto lo que tenemos aquí. Se trata más<br />

bien <strong>de</strong> lo que nuestro Señor habla en Juan 13. Al lavar los pies <strong>de</strong> los discípulos, Pedro le dijo,<br />

"Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza". "No —dijo Cristo—, el que está<br />

lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio." Sólo hay un lavamiento <strong>de</strong> la<br />

totalidad <strong>de</strong> la persona —esa es nuestra justificación. Pero una vez justificados, al andar por el<br />

mundo nos contaminamos y manchamos con el pecado. Y así le suce<strong>de</strong> a todo cristiano. Aunque<br />

sabemos que hemos sido perdonados, necesitamos todavía perdón para pecados y faltas<br />

específicas. Así se dice brevemente en el capítulo 1 <strong>de</strong> la primera Carta <strong>de</strong> Juan, don<strong>de</strong> vemos<br />

que el cristiano, aunque vive una vida <strong>de</strong> fe, pue<strong>de</strong> caer en el pecado. ¿Qué hemos <strong>de</strong> hacer en<br />

cuanto a esto? Juan nos dice que confesemos nuestros pecados. Y "si confesamos nuestros<br />

pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos <strong>de</strong> toda maldad.» Juan no<br />

escribe a no creyentes; dirige la carta a creyentes. Escribe a cristianos; y nuestro Señor en el<br />

Padrenuestro habla a los cristianos.<br />

¿Quién pue<strong>de</strong> orar, 'perdónanos nuestras <strong>de</strong>udas, como también nosotros perdonamos a<br />

nuestros <strong>de</strong>udores'? Es el hombre que ya tiene el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, 'Padre nuestro'. Y el único<br />

hombre que tiene el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir 'Padre nuestro' es el que está en Cristo Jesús. Es 'la oración<br />

<strong>de</strong> los hijos'. No es una oración para cualquiera, sino sólo para aquellos que han llegado a ser<br />

hijos <strong>de</strong> Dios en el Señor Jesucristo. Es la relación <strong>de</strong>l hijo con el padre, y en el momento en que<br />

somos conscientes <strong>de</strong> haber ofendido, agraviado o pecado contra el Padre, lo confesamos,<br />

pedimos perdón, y estamos seguros <strong>de</strong> que somos perdonados.<br />

Respecto a los que afirman que como ya han sido santificados no necesitan perdón, la<br />

carta <strong>de</strong> Juan nos dice: "Si <strong>de</strong>cimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos,<br />

y la verdad no está en nosotros". El hombre que no conoce las tinieblas <strong>de</strong> su corazón, sino que<br />

se preocupa sólo <strong>de</strong> sus propias teorías, es un hombre que no se está examinando <strong>de</strong> verdad.<br />

Cuanto mayor es un santo, mayor es el sentido y la conciencia <strong>de</strong> pecado que hay en él.<br />

Examinemos la segunda gran dificultad referente a esta petición. 'Perdónanos nuestras<br />

<strong>de</strong>udas, como también nosotros perdonamos a nuestros <strong>de</strong>udores! Hay quienes dicen que los<br />

cristianos nunca <strong>de</strong>berían usar esta oración, porque al hacerlo, dicen, es como volver a la ley.<br />

Estas palabras se aplican, según ellos, sólo a aquellos a quienes nuestro Señor estaba hablando <strong>de</strong><br />

hecho, y se aplicarán <strong>de</strong> nuevo sólo a aquellos que vivirán en el futuro reino. Sólo estos son los<br />

que orarán diciendo: "perdóname porque he perdonado a otros". Volverán a vivir en terreno legal.<br />

No dice "por Jesucristo", dicen estos intérpretes; y agregan, no se menciona la expiación; y<br />

por consiguiente no se aplica a los cristianos. ¿Qué respon<strong>de</strong>mos a esto?<br />

El primer comentario es que el texto no dice, "Perdónanos nuestras <strong>de</strong>udas porque<br />

nosotros perdonamos a nuestros <strong>de</strong>udores", no dice, "Perdónanos ya que nosotros también<br />

perdonamos". Dice más bien "como también nosotros perdonamos a nuestros <strong>de</strong>udores". O<br />

veámoslo así: Tomemos esa argumentación que afirma que, como el Padre nuestro no dice "por<br />

Jesucristo", y porque la expiación no se menciona <strong>de</strong> forma específica, esta oración no es<br />

evangelio. Si fueran consecuentes no <strong>de</strong>berían usar nunca más la parábola <strong>de</strong>l Hijo Pródigo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!