13.06.2013 Views

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

almacenemos en graneros; pero recor<strong>de</strong>mos que el resto está en las manos <strong>de</strong> Dios. Uno pue<strong>de</strong><br />

tener las mejores semillas disponibles en el mercado; uno pue<strong>de</strong> tener los mejores arados y todo<br />

lo necesario para sembrar; pero si Dios no diera el sol y la lluvia no habría cosecha. Dios está en<br />

última instancia en la raíz <strong>de</strong> todo. El hombre ocupa su lugar y hace su trabajo, pero Dios es<br />

quien da el incremento. Esto es lo que hay que recordar siempre, y se aplica siempre y en todas<br />

las circunstancias.<br />

Ahora <strong>de</strong>bemos volver nuestra atención a la sección que comienza con el versículo 28. "Y<br />

por el vestido, ¿por qué os afanáis?" Este es el segundo aspecto —el cuerpo y el vestido—.<br />

"Consi<strong>de</strong>rad los lirios <strong>de</strong>l campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aún<br />

Salomón con toda su gloria se vistió así como uno <strong>de</strong> ellos. Y si la hierba <strong>de</strong>l campo que hoy es,<br />

y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres <strong>de</strong> poca<br />

fe?" También aquí se arguye <strong>de</strong> menor a mayor. También aquí se nos pi<strong>de</strong> que observemos un<br />

hecho <strong>de</strong> la naturaleza. Pero en esta ocasión emplea un término ligeramente más fuerte. Antes<br />

fue "mirad las aves <strong>de</strong>l cielo", ahora es "consi<strong>de</strong>rad los lirios <strong>de</strong>l campo". Quiere <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego, que <strong>de</strong>bemos meditar acerca <strong>de</strong> estas cosas y examinarlas en un nivel más profundo.<br />

Nuestro Señor plantea el argumento como antes. Primero mirad los hechos, los lirios <strong>de</strong>l<br />

campo, las flores silvestres, la hierba. Los expertos han <strong>de</strong>dicado muchas páginas tratando <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cidir exactamente qué quiere <strong>de</strong>cir 'lirios'. Pero no cabe duda que se refería a algunas flores<br />

comunes que crecían en los campos <strong>de</strong> Palestina, y que todo el mundo conocía muy bien. Y dice,<br />

mirad estas cosas — consi<strong>de</strong>radlas; no se esfuerzan, ni tejen, y sin embargo vedlas—. Mirad lo<br />

maravillosas que son, mirad lo bellas que son, mirad su perfección. Ni siquiera Salomón en toda<br />

su gloria se pudo vestir como una <strong>de</strong> ellas. Entre los judíos era proverbial la gloria <strong>de</strong> Salomón.<br />

Uno pue<strong>de</strong> ver en el Antiguo Testamento la magnificencia <strong>de</strong> su vida, la ropa maravillosa y toda<br />

la vestimenta <strong>de</strong>l rey y <strong>de</strong> su corte, sus palacios <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> cedro con muebles dorados e<br />

incrustados <strong>de</strong> piedras preciosas. Y sin embargo, dice nuestro Señor, todo esto parece<br />

insignificante cuando se compara con uno <strong>de</strong> estos lirios. En las flores hay una cualidad esencial,<br />

su forma, su diseño, su textura y sustancia, su color, nada <strong>de</strong> lo cual el hombre, con todos los<br />

recursos, pue<strong>de</strong> llegar a imitar verda<strong>de</strong>ramente. En todo esto el hombre ve la mano <strong>de</strong> Dios; ve la<br />

creación perfecta, ve la gloria <strong>de</strong>l Todopo<strong>de</strong>roso. Esa pequeña flor a la que quizá nadie ve<br />

durante toda su existencia en este mundo, que quizá <strong>de</strong>sperdicia la fragancia <strong>de</strong> sus pétalos en el<br />

aire <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, a esa flor, Dios la viste perfectamente. Este es el hecho ¿no es cierto? y si lo es,<br />

saquemos la conclusión. "Y si la hierba <strong>de</strong>l campo... Dios la viste así, ¿no hará mucho más a<br />

vosotros hombres <strong>de</strong> poca fe?" Si Dios hace todo esto por las flores <strong>de</strong>l campo, ¿cuánto más hará<br />

por tí? ¿Por qué es así? He aquí el argumento. "Y si la hierba <strong>de</strong>l campo que hoy es, y mañana se<br />

echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros?" ¡Que argumento tan<br />

po<strong>de</strong>roso es éste! La hierba <strong>de</strong>l campo es transitoria, efímera. En épocas remotas solían cortarla<br />

para quemarla como combustible. Así se horneaba el pan. Primero se cortaba la hierba y se<br />

secaba y luego se ponía en el horno y se le prendía fuego para producir un gran calor. Luego se<br />

le ponía encima el pan que estaba ya listo para ser horneado. Así se solía hacer, y así era en<br />

tiempo <strong>de</strong> nuestro Señor. Por ello se entien<strong>de</strong> lo po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong>l argumento. Los lirios y la hierba<br />

son efímeros; no duran mucho, <strong>de</strong> esto somos todos muy conscientes. No po<strong>de</strong>mos hacer que las<br />

flores duren; en cuanto las cortamos comienzan a morir. Hoy las tenemos con toda su belleza<br />

exquisita y perfección, pero mañana ya se han marchitado. Estas cosas maravillosas vienen y<br />

van, y así terminan. Sin embargo, nosotros somos inmortales; somos no solamente criaturas<br />

temporales, sino que pertenecemos a la eternidad. No es cierto en un sentido verda<strong>de</strong>ro que hoy<br />

estemos aquí y mañana allá. Dios ha puesto la eternidad en el corazón <strong>de</strong>l hombre; el hombre no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!