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CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

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<strong>de</strong>scartarla como legalismo, e imaginar que porque nos encontramos en la dispensación <strong>de</strong> la<br />

gracia ya la hemos superado. Al analizar la oración, <strong>de</strong>scubriremos que está llena <strong>de</strong> gracia. De<br />

hecho, la ley <strong>de</strong> Dios estaba llena <strong>de</strong> gracia, como ya hemos visto. Nuestro Señor ha venido<br />

explicando la ley <strong>de</strong> Moisés y ha mostrado que, cuando se entien<strong>de</strong> <strong>de</strong> forma espiritual, está llena<br />

<strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, y que nadie la pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> verdad, a no ser que posea tal gracia en su<br />

corazón.<br />

Examinemos ahora brevemente este tema <strong>de</strong> cómo orar y para qué orar. Respecto a lo<br />

primero, recor<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> nuevo la importancia vital <strong>de</strong>l enfoque justo, porque esta es la clave para<br />

enten<strong>de</strong>r la oración fructuosa. La gente dice a menudo, "Sabe Ud., oré mucho pero no sucedió<br />

nada. No pu<strong>de</strong> encontrar la paz. No encontré ninguna satisfacción en ello". Casi todo el problema<br />

radica en que se han acercado a la oración <strong>de</strong> forma equivocada, en que no han caído en la cuenta<br />

<strong>de</strong> lo que estaban haciendo. Al orar ten<strong>de</strong>mos a estar tan centrados en nosotros mismos, que<br />

cuando nos arrodillamos ante Dios, pensamos sólo en nosotros, nuestros problemas y<br />

perplejida<strong>de</strong>s. Comenzamos ha hablar sobre ellos <strong>de</strong> inmediato, y, claro está, no suce<strong>de</strong> nada.<br />

Según la enseñanza <strong>de</strong> nuestro Señor, no <strong>de</strong>beríamos esperar nada. Esta no es la forma <strong>de</strong><br />

acercarse a Dios. Antes <strong>de</strong> hablar en oración <strong>de</strong>bemos hacer una pausa.<br />

Los gran<strong>de</strong>s maestros <strong>de</strong> la vida espiritual, a lo largo <strong>de</strong> los siglos, tanto católicos como<br />

protestantes, han estado <strong>de</strong> acuerdo en cuanto a esto, que el primer paso en la oración ha sido<br />

siempre lo que han llamado 'recogimiento'. En cierto sentido, todo hombre, al comenzar a orar a<br />

Dios, <strong>de</strong>bería ponerse la mano en la boca. Este fue el problema <strong>de</strong> Job. En medio <strong>de</strong> sus<br />

<strong>de</strong>sgracias había estado hablando mucho. Sentía que Dios no lo había tratado bien, y él, Job,<br />

había expresado libremente su sentir. Pero cuando, hacia el final <strong>de</strong>l libro, Dios comenzó a tratar<br />

con él <strong>de</strong> forma íntima, cuando comenzó a revelársele y manifestársele, ¿qué hizo Job? Sólo una<br />

cosa podía hacer. Dijo, "He aquí que yo soy vil; ¿qué te respon<strong>de</strong>ré? Mi mano pongo sobre mi<br />

boca!' Por extrañe que parezca, se comienza a orar no diciendo nada; uno se recoge para pensar<br />

en lo que va a hacer.<br />

Sé lo difícil que es esto. No somos más que humanos, y vivimos bajo la presión <strong>de</strong> la<br />

situación en que nos encontramos, <strong>de</strong> los cuidados, ansieda<strong>de</strong>s, problemas, angustias mentales,<br />

heridas emocionales, lo que sea. Estamos tan llenos <strong>de</strong> todo esto que, como niños, comenzamos a<br />

hablar <strong>de</strong> inmediato. Pero si uno quiere establecer contacto con Dios y sentir sus brazos<br />

alre<strong>de</strong>dor, hay que ponerse la mano sobre la boca por unos instantes. ¡Recogimiento! Detenerse<br />

por un momento para recordar lo que uno va a hacer. Se pue<strong>de</strong> hacer con una sola frase.<br />

¿Sabemos que la esencia <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra oración se encuentra en las dos palabras <strong>de</strong>l versículo 9.<br />

'Padre Nuestro'? Me parece que si uno pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> corazón, cualquiera que sea la condición<br />

en que se encuentre, 'Padre mío', en un cierto sentido la oración ya ha sido contestada. Lo que<br />

tristemente nos falta es precisamente tener conciencia <strong>de</strong> nuestra relación con Dios.<br />

Quizá lo podríamos <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> otra forma. Hay quienes creen que es bueno orar porque<br />

siempre nos hace bien. Aducen varias razones sicológicas. Claro que esto no es la oración como<br />

la Biblia la entien<strong>de</strong>. La oración significa hablar a Dios, olvidarnos <strong>de</strong> nosotros mismos y darnos<br />

cuenta <strong>de</strong> su presencia. Hay otras personas también, y a veces creo que atribuirían a sí mismas un<br />

grado poco frecuente <strong>de</strong> espiritualidad, las cuales más bien creen que el distintivo <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra<br />

vida <strong>de</strong> oración, <strong>de</strong> la facilidad en la oración, es que la oración <strong>de</strong>bería ser muy breve y concreta.<br />

Que habría que hacer simplemente una petición específica. Pero esto no es lo que enseña la<br />

Biblia respecto a la oración. Tomemos cualquiera <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s oraciones que se encuentran en<br />

el Antiguo Testamento o en el Nuevo. Ninguna <strong>de</strong> ellas es lo que podríamos llamar esta clase <strong>de</strong><br />

oración práctica que simplemente da a conocer a Dios una petición y ahí termina. Todas las

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