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CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

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La mejor forma <strong>de</strong> examinar esta metáfora específica es consi<strong>de</strong>rarla como la tercera <strong>de</strong><br />

una serie. La primera, en los versículos 15-20, respecto al falso profeta, tuvo como propósito<br />

advertirnos frente al peligro <strong>de</strong> que las apariencias nos engañen. Hay hombres afables que vienen<br />

a nosotros con vestimenta <strong>de</strong> ovejas, pero que por <strong>de</strong>ntro son lobos rapaces. Es muy fácil ser<br />

engañados por esa gente porque somos muy superficiales en nuestra manera <strong>de</strong> juzgar. Nuestro<br />

Señor dijo en cierta ocasión "No juzguéis según las apariencias". Y dijo también que Dios no<br />

juzga así, sino según el corazón. Ésta es la primera advertencia. No <strong>de</strong>bemos suponer, cuando<br />

estamos frente a estas dos puertas, que todo el que venga a hablarnos, aunque sea agradable y<br />

afable, y aunque parezca cristiano, sea necesariamente tal. No <strong>de</strong>bemos juzgarlo por las<br />

apariencias; <strong>de</strong>bemos aplicar otra prueba —"Por sus frutos los conoceréis".<br />

La segunda metáfora es la <strong>de</strong> los que suponen que todos los que dicen 'Señor, Señor'<br />

entrarán en el reino <strong>de</strong> los cielos. Esta metáfora tiene como propósito advertirnos contra el<br />

peligro <strong>de</strong> engañarnos a nosotros mismos en función <strong>de</strong> lo que creemos, o en función <strong>de</strong> nuestro<br />

celo y fervor y <strong>de</strong> nuestras propias activida<strong>de</strong>s. "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor,<br />

¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera <strong>de</strong>monios, y en tu nombre<br />

hicimos muchos milagros?" Descansaban en estas cosas; pero estaban totalmente equivocados.<br />

El Señor nunca había tenido nada que ver con ellos; nunca los había conocido. Simplemente se<br />

estaban engañando a sí mismos.<br />

Ahora vamos a examinar la tercera y última metáfora. Quisiera <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> inmediato, a fin<br />

<strong>de</strong> concentrar la atención, que la principal preocupación <strong>de</strong> nuestro Señor en esta metáfora es<br />

advertirnos contra el peligro <strong>de</strong> buscar y <strong>de</strong>sear sólo los beneficios y bendiciones <strong>de</strong> la salvación<br />

y <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar en nuestra aparente posesión <strong>de</strong> los mismos. Está claro que las palabras se dirigen<br />

a los que profesan ser cristianos. No se dirigen a personas que no tienen ningún interés por el<br />

reino; se dirigen a personas que han estado escuchando, y a quienes les gusta escuchar, la<br />

enseñanza referente al reino. Estas palabras se dirigen obviamente a miembros <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s, a<br />

aquellos que profesan ser cristianos, que profesan el discipulado, que están buscando los<br />

beneficios y bendiciones <strong>de</strong> la salvación. Todos los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la metáfora subrayan esto y<br />

vemos que también ello tiene como fin mostrarnos la diferencia entre la profesión falsa y la<br />

genuina <strong>de</strong>l cristianismo; la diferencia entre el cristianismo y el cristiano aparente; entre el<br />

hombre que ha nacido realmente <strong>de</strong> nuevo y es hijo <strong>de</strong> Dios y el hombre que sólo piensa que lo<br />

es.<br />

A fin <strong>de</strong> hacer resaltar esta distinción nuestro Señor nos presenta una comparación; <strong>de</strong><br />

hecho, hay una especie <strong>de</strong> comparación doble en la metáfora. Hay dos hombres y dos casas. Es<br />

obvio, por tanto, que si queremos llegar a la verdad espiritual que se nos enseña en este pasaje,<br />

<strong>de</strong>bemos examinar la metáfora en <strong>de</strong>talle. Hay semejanzas y diferencias que hay que observar.<br />

Ante todo veamos las semejanzas en el caso <strong>de</strong> los dos hombres. Para empezar, tienen el<br />

mismo <strong>de</strong>seo. Ambos <strong>de</strong>seaban construir una casa, una casa en la cual po<strong>de</strong>r vivir con su familia,<br />

vivir con comodidad y disfrutar. Deseaban lo mismo, pensaban acerca <strong>de</strong> lo mismo y se interesaban<br />

por lo mismo. En este sentido no hay diferencia alguna. No sólo esto, sino que ambos<br />

<strong>de</strong>seaban una casa en la misma localidad; <strong>de</strong> hecho, construyeron sus casas en la misma<br />

localidad, porque nuestro Señor indica con claridad que las dos casas se vieron sometidas<br />

exactamente a las mismas pruebas. Se da pues una impresión marcada <strong>de</strong> que las dos casas<br />

estaban muy próximas la una <strong>de</strong> la otra, y estaban sujetas precisamente a las mismas condiciones.<br />

Este punto es muy importante.<br />

Pero po<strong>de</strong>mos dar un paso más y <strong>de</strong>cir que obviamente prefirieron y diseñaron la misma<br />

clase <strong>de</strong> casa. Deducimos esto <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que nuestro Señor dice claramente que no había

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