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CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

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CAPITULO LV<br />

Hipocresía Inconsciente<br />

Ya hemos examinado el mensaje general que contienen estos versículos tan solemnes. Al volver<br />

a los mismos es importante tener presente que en este pequeño párrafo nuestro Señor se ocupa <strong>de</strong><br />

aquellos que son ortodoxos. Nada dice <strong>de</strong> los heterodoxos, <strong>de</strong> los que sostienen falsas enseñanzas<br />

o doctrinas. En este caso, la enseñanza es correcta. Profetizan en su nombre; en su nombre<br />

arrojan <strong>de</strong>monios; y en su nombre llevan a cabo muchas obras maravillosas. Y, sin embargo, nos<br />

dice, al final se con<strong>de</strong>nan. Por esta razón estas palabras en muchos aspectos son más solemnes y,<br />

<strong>de</strong> hecho, alarmantes que cualesquiera otras que encontramos en toda la Sagrada Escritura.<br />

Después <strong>de</strong> ese recorrido preliminar, po<strong>de</strong>mos proce<strong>de</strong>r a sacar ciertas lecciones y<br />

<strong>de</strong>ducciones <strong>de</strong>l mismo. No cabe duda <strong>de</strong> que nada pue<strong>de</strong> ser más importante que esto. Nuestro<br />

Señor sigue repitiendo estas advertencias al exhortar a hombres y mujeres a que entren por la<br />

puerta estrecha y a que an<strong>de</strong>n por el camino angosto y, en este caso, vuelve a ponernos sobre<br />

aviso en cuanto a los terribles peligros y posibilida<strong>de</strong>s que se nos plantean. La lección más<br />

importante que hay que apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> este pasaje es el peligro <strong>de</strong>l autoengaño, y esto se subraya <strong>de</strong><br />

varias maneras. Por ejemplo, nuestro Señor emplea la palabra 'Muchos'. "Muchos me dirán en<br />

aquel día: Señor, Señor, ¿acaso no hemos hecho esto y lo otro?" No hay que exagerar la fuerza y<br />

vigor <strong>de</strong> esta palabra 'muchos', pero sí es una palabra que conlleva un significado bien concreto.<br />

No dice 'alguno que otro', sino 'muchos' — el autoengaño es un peligro para 'muchos' y las<br />

advertencias <strong>de</strong>l Señor contra ellos son frecuentes. Se encuentra en la metáfora que sigue, acerca<br />

<strong>de</strong> los que edifican sus casas sobre la arena. Es la misma advertencia que se encuentra también<br />

en la parábola <strong>de</strong> las diez vírgenes. Las cinco vírgenes necias son un caso evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

autoengaño y nada más. Vuelve a presentarse en ese cuadro final <strong>de</strong> Mateo 25, don<strong>de</strong> Cristo<br />

<strong>de</strong>scribe el juicio final y habla <strong>de</strong> los que vendrán a Él confiados para <strong>de</strong>cirle las cosas que han<br />

hecho por Él. En todos estos casos se da la misma advertencia; es la advertencia contra el terrible<br />

peligro <strong>de</strong>l autoengaño. En otras palabras, al leer lo que dice aquí, recibimos la impresión <strong>de</strong> que<br />

esas personas a las cuales se refiere se sorpren<strong>de</strong>rán en el día <strong>de</strong>l juicio, "aquel día". Como<br />

hemos visto, todas estas palabras se pronuncian teniendo en mente claramente el día <strong>de</strong>l juicio.<br />

De hecho, todo el capítulo, como hemos visto constantemente, trata <strong>de</strong> subrayar el hecho <strong>de</strong> que<br />

el cristiano <strong>de</strong>be vivir toda su vida a la luz <strong>de</strong> ese día veni<strong>de</strong>ro. Al leer el Nuevo Testamento<br />

observamos con cuánta frecuencia se habla <strong>de</strong> "aquel día". "El día lo <strong>de</strong>clarará", dice Pablo,<br />

como diciendo: no importa. Prosigo con mi ministerio, todo lo hago con la vista puesta en ese<br />

día; la gente quizá me critique y diga esto o aquello acerca <strong>de</strong> mí, pero no voy a permitir que esto<br />

me preocupe, me he puesto a mí mismo y a todo mi futuro eterno en las manos <strong>de</strong>l Señor mi Juez<br />

y el día <strong>de</strong> su juicio lo pondrá todo <strong>de</strong> manifiesto.<br />

Es evi<strong>de</strong>nte, según las palabras <strong>de</strong> este pasaje, que estas personas, según nuestro Señor,<br />

van a sorpren<strong>de</strong>rse en el día <strong>de</strong>l juicio. Han dado por supuesto que están seguros y parecen muy<br />

tranquilos respecto a su propia salvación. ¿Con qué fundamentos? Porque <strong>de</strong>cían, ¡Señor, Señor!<br />

Eran ortodoxos; <strong>de</strong>cían lo que había que <strong>de</strong>cir; eran fervorosos; eran celosos; profetizaban en su<br />

nombre; arrojaban <strong>de</strong>monios; hacían muchas obras maravillosas. Y recibían alabanzas <strong>de</strong> los<br />

hombres; se los consi<strong>de</strong>raba <strong>de</strong> hecho como servidores <strong>de</strong>stacados. Por ello, se sentían perfectamente<br />

satisfechos <strong>de</strong> sí mismos, seguros <strong>de</strong> su posición y ni por un segundo sospechaban<br />

que hubiera algo erróneo en ellos. Podrían presentarse ante el Señor en el día <strong>de</strong>l juicio para<br />

<strong>de</strong>cirle: "claro está, Señor, que conoces nuestra historia. ¿No te acuerdas <strong>de</strong> todo lo que dijimos e<br />

hicimos en tu nombre?" No dudaban acerca <strong>de</strong> sí mismos; eran perfectamente felices, estaban

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