13.06.2013 Views

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que <strong>de</strong>tenerse don<strong>de</strong> estaban, en las esquinas <strong>de</strong> las calles, para orar <strong>de</strong> inmediato, en forma<br />

pública. Sí, pero ¡si uno cae <strong>de</strong> rodillas en el corredor <strong>de</strong> una casa, también es cosa maravillosa!<br />

Quiero mostrar, basado en la enseñanza <strong>de</strong> nuestro Señor, que ese hombre hubiera sido más<br />

santo si no se hubiera arrodillado, si hubiera elevado su oración a Dios mientras caminaba por el<br />

corredor. Hubiera sido una oración igualmente sincera, y nadie la hubiera advertido. ¡Qué<br />

<strong>de</strong>licado es esto! El mismo hombre que nos pone sobre aviso en contra <strong>de</strong> ese pecado es culpable<br />

<strong>de</strong>l mismo. Que cada uno se auto examine.<br />

Este pecado toma otra forma muy sutil. Alguien se dice a sí mismo, "Claro que no voy a<br />

caer <strong>de</strong> rodillas en un corredor cuando voy <strong>de</strong> una habitación a otra; ni tampoco voy a <strong>de</strong>tenerme<br />

en las esquinas <strong>de</strong> las calles; no voy a exhibirme en el templo ni en la sinagoga; siempre voy a<br />

orar en secreto. Nuestro Señor dijo: 'Entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora; Mi oración va<br />

a ser siempre oración secreta." Sí, pero alguien pue<strong>de</strong> orar en secreto <strong>de</strong> tal forma que todo el<br />

mundo sepa que está orando en secreto, porque da la impresión, al <strong>de</strong>dicar tanto tiempo para<br />

orar, que es un gran hombre <strong>de</strong> oración. No estoy exagerando. Ojala fuera así. ¿Qué les parece<br />

esto? Cuando uno se encuentra en su aposento con la puerta cerrada, ¿cuáles son los<br />

pensamientos que le vienen a la mente? Son pensamientos acerca <strong>de</strong> que otras personas saben<br />

que uno está ahí, y lo que está haciendo y así sucesivamente. Uno <strong>de</strong>be <strong>de</strong>scartar para siempre la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que estas cosas solamente se aplican al estilo llamativo y palpable <strong>de</strong> los fariseos, en<br />

otros tiempos. Hoy es lo mismo, por muy tenue u oculta que sea la forma.<br />

Claro que no <strong>de</strong>bemos ser excesivamente escrupulosos acerca <strong>de</strong> estos puntos, pero el<br />

peligro es tan sutil que siempre <strong>de</strong>bemos tenerlo presente. Recuerdo haber oído hablar a algunas<br />

personas acerca <strong>de</strong> un hombre que asistía a ciertas reuniones y <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>cían con gran<br />

admiración que se habían dado cuenta <strong>de</strong> que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las reuniones siempre se subía a una<br />

colina lejos <strong>de</strong> todos, y se ponía <strong>de</strong> rodillas para orar. Bien, ese buen hombre ciertamente hacía<br />

eso, y no me correspon<strong>de</strong> a mí juzgarlo. Pero me pregunto si en ese gran esfuerzo <strong>de</strong> subir a la<br />

colina no había una cierta mezcla <strong>de</strong> lo mismo que nuestro Señor pone <strong>de</strong> manifiesto aquí. Todo<br />

lo que se sale <strong>de</strong> lo corriente, en último término, atrae la atención. Si no me <strong>de</strong>tengo en las<br />

esquinas <strong>de</strong> las calles, pero me hago notar al subirme a una colina, estoy llamando la atención<br />

hacia mí mismo. Este es el problema; lo negativo se convierte en positivo en una forma casi<br />

imperceptible antes <strong>de</strong> darse uno cuenta <strong>de</strong> lo que está haciendo.<br />

Pero vayamos un poco más allá. Otra forma que asume esto es el terrible pecado <strong>de</strong> orar<br />

en público para producir algún efecto en las personas presentes y no con el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> acercarse a<br />

Dios con reverencia y temor religioso. No estoy seguro, porque a menudo me he sentido in<strong>de</strong>ciso<br />

en cuanto a ello, y por eso hablo con cierta vacilación, <strong>de</strong> si todo esto es aplicable o no a las<br />

llamadas 'hermosas oraciones' que las personas dicen que ofrecen. Pondría en tela <strong>de</strong> juicio si las<br />

oraciones <strong>de</strong>ben ser alguna vez hermosas. Quiero <strong>de</strong>cir que no me siento satisfecho con alguien<br />

que presta atención a la forma <strong>de</strong> la oración. Admito que es un punto muy <strong>de</strong>batible. Lo someto a<br />

consi<strong>de</strong>ración. Hay personas que dicen que cualquier cosa que se ofrezca a Dios <strong>de</strong>bería ser<br />

hermosa, y por consiguiente uno <strong>de</strong>bería tener mucho cuidado en cuanto a la construcción <strong>de</strong> las<br />

frases, a la dicción y a la ca<strong>de</strong>ncia en el momento <strong>de</strong> orar. Nada, dicen, pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>masiado<br />

hermoso para ofrecérselo a Dios. Admito que el argumento tiene cierta fuerza, pero me parece<br />

que queda completamente contrarrestado por la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> que la oración es, en último<br />

término, una charla, una conversación, una comunión con mi Padre; y uno no se dirige a alguien<br />

a quien ama en esta forma perfecta y esmerada, prestando atención a las frases, a las palabras y a<br />

todo lo <strong>de</strong>más. La comunión e intimidad genuinas tienen en sí algo esencialmente espontáneo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!