CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal
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es que lo que los mantenía en vida, lo que les proporcionaba el estímulo para vivir y el propósito<br />
para la vida, <strong>de</strong> repente <strong>de</strong>sapareció, y se <strong>de</strong>rrumbaron. O pensemos en la forma en que tantas<br />
personas se mantienen solamente gracias a los entretenimientos y placeres. Cuando <strong>de</strong> repente se<br />
ven apartados <strong>de</strong> los mismos no saben qué hacer consigo mismos; se sienten completamente<br />
aburridos y <strong>de</strong>svalidos. Han estado viviendo para sus propias activida<strong>de</strong>s y placeres. Y lo mismo<br />
pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r en la vida cristiana. Por esto es bueno que todos nosotros, <strong>de</strong> vez en cuando, nos<br />
<strong>de</strong>tengamos a <strong>de</strong>scansar y a examinarnos a nosotros mismos para preguntarnos "¿Para qué cosas<br />
estoy viviendo?" ¿Qué suce<strong>de</strong>ría si <strong>de</strong> repente se nos prohibieran las reuniones a las que<br />
asistimos con tanta frecuencia y regularidad; cómo nos sentiríamos? ¿Qué suce<strong>de</strong>ría si la salud<br />
nos fallara y no pudiéramos leer ni disfrutar <strong>de</strong> la compañía <strong>de</strong> otros, o nos quedáramos solos?<br />
¿Qué haríamos? Debemos <strong>de</strong>dicar tiempo a hacernos estas preguntas, porque uno <strong>de</strong> los peligros<br />
mayores <strong>de</strong>l alma es vivir <strong>de</strong> sus propias activida<strong>de</strong>s y esfuerzos. El estar muy ocupados es una<br />
<strong>de</strong> las sendas al autoengaño.<br />
Otra causa importante <strong>de</strong> este problema es la ten<strong>de</strong>ncia a equilibrar nuestra vida poniendo<br />
cosas distintas en los diferentes platillos <strong>de</strong> la balanza. Por ejemplo, si nuestra conciencia nos<br />
con<strong>de</strong>na por la vida que vivimos, ponemos en el otro platillo alguna obra buena que hacemos.<br />
Reconocemos que ciertas cosas nos con<strong>de</strong>nan, pero entonces hacemos una lista <strong>de</strong> las buenas<br />
obras que realizamos y la cuenta se equilibra y queda con un poco <strong>de</strong> crédito al final. Todos<br />
hemos hecho esto. ¿Recuerdan el clásico ejemplo en el caso <strong>de</strong> Saúl, el primer rey <strong>de</strong> Israel? A<br />
Saúl se le había mandado que exterminara a los amalecitas; y lo hizo hasta cierto punto. Pero<br />
<strong>de</strong>jó con vida al rey Agag y también <strong>de</strong>jó con vida a las mejores ovejas y bueyes y así<br />
sucesivamente. Fijémonos en lo hábil que fue cuando Samuel lo reprendió. Dijo, "Los he <strong>de</strong>jado<br />
con vida para po<strong>de</strong>r ofrecer sacrificios al Señor!' Éste es un ejemplo perfecto <strong>de</strong> equilibrar la<br />
balanza. Y todos tenemos propensión a ello. En lugar <strong>de</strong> permitir que la conciencia realice su<br />
labor, <strong>de</strong> inmediato sacamos cosas positivas que contrarrestan a las negativas. El que juzga la<br />
condición <strong>de</strong> su vida <strong>de</strong> esta forma pue<strong>de</strong> terminar <strong>de</strong> una manera. El que hace esto en negocios<br />
pronto quebrará, y el que lo hace en la vida cristiana pronto quebrará espiritualmente y al final el<br />
Señor mismo lo repudiará. Debemos aplicarnos esta lección. Debemos <strong>de</strong>jar que la conciencia<br />
nos acuse. No <strong>de</strong>bemos excusarnos a nosotros mismos, sino escuchar sus dictados y obe<strong>de</strong>cerlos.<br />
Esto nos lleva al principio vital que forma el sustrato <strong>de</strong> todas las causas <strong>de</strong>l autoengaño.<br />
En muchos sentidos, el problema fundamental, incluso entre los buenos evangélicos, es el no<br />
escuchar la enseñanza clara <strong>de</strong> la Biblia. Aceptamos lo que la Biblia nos enseña en cuanto a<br />
doctrina; pero cuando se trata <strong>de</strong> la práctica, a menudo no tomamos la Biblia como única guía.<br />
Cuando llegamos al aspecto práctico, utilizamos pruebas humanas en lugar <strong>de</strong> pruebas bíblicas.<br />
En lugar <strong>de</strong> la enseñanza clara <strong>de</strong> la Biblia, discutimos con ella. "Oh, sí" <strong>de</strong>cimos, "los tiempos<br />
han cambiado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que la Biblia se escribió!' ¿Osaré dar un ejemplo obvio? Tomemos la<br />
cuestión <strong>de</strong> que las mujeres prediquen, y se las or<strong>de</strong>ne como ministros. El apóstol Pablo, al<br />
escribir a Timoteo (1 Ti. 2:11-15), lo prohíbe explícitamente. Dice específicamente que no<br />
permite que la mujer enseñe ni predique. "Sí, claro", <strong>de</strong>cimos al leer esa carta, "sólo pensaba en<br />
su propio tiempo; pero ahora los tiempos han cambiado y no <strong>de</strong>bemos sentirnos atados a ello,<br />
Pablo pensaba en ciertos pueblos semi-civilizados <strong>de</strong> Corinto y lugares como ése!' Pero la Biblia<br />
no dice eso. Dice, "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la<br />
mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio!' "Si, pero esto tue una<br />
legislación temporal solamente", se dice. Pablo lo dice así: "Porque Adán fue formado primero, y<br />
<strong>de</strong>spués Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en<br />
trasgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciera en fe, amor y santificación, con