CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal
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cuidado que tengamos, en un momento u otro se manifestará. La naturaleza <strong>de</strong>be manifestarse.<br />
No se obtienen "uvas <strong>de</strong> los espinos" ni "higos <strong>de</strong> los abrojos"; "no pue<strong>de</strong> el buen árbol dar<br />
malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos!' No estamos en el terreno <strong>de</strong> las apariencias; estamos<br />
haciendo un examen más crítico. Nuestro Señor propone todo esto en forma absoluta; y si<br />
observamos a otros y a la vida con todo cuidado, <strong>de</strong>bemos estar <strong>de</strong> acuerdo en que así es.<br />
Quizá nos engañemos por un tiempo. Las apariencias pue<strong>de</strong>n engañar mucho; pero no<br />
duran. A los puritanos les gustaba mucho tratar en <strong>de</strong>talle a los que llamaban 'creyentes<br />
temporales'. Con esto querían <strong>de</strong>cir personas que parecían entrar bajo la influencia <strong>de</strong>l evangelio,<br />
personas que daban la impresión <strong>de</strong> estar verda<strong>de</strong>ramente convertidas y regeneradas. Hablaban<br />
en la forma a<strong>de</strong>cuada y manifestaban cambio en la vida; parecían cristianos. Pero los puritanos<br />
los llamaban 'creyentes temporales' porque <strong>de</strong>spués llegaban a dar pruebas inconfundibles y<br />
claras <strong>de</strong> que nunca habían llegado a ser verda<strong>de</strong>ramente cristianos. Esto pasa mucho en los<br />
avivamientos. Cuantas veces hay un <strong>de</strong>spertar religioso, o emoción religiosa, se suelen encontrar<br />
personas que, por así <strong>de</strong>cirlo, siguen la corriente. No se dan bien cuenta <strong>de</strong> qué suce<strong>de</strong>, pero caen<br />
bajo la influencia general <strong>de</strong>l Espíritu Santo y por un tiempo se sienten realmente afectados.<br />
Pero, según esta enseñanza, quizás nunca lleguen a ser verda<strong>de</strong>ramente cristianos.<br />
En 2 Pedro 2, se encuentra una exposición <strong>de</strong> esto. El apóstol <strong>de</strong>scribe, en forma clara y<br />
gráfica casos así. Habla <strong>de</strong> personas que habían entrado en la <strong>iglesia</strong> y habían sido aceptados<br />
como cristianos, pero luego habían salido. Las <strong>de</strong>scribe así. "El perro vuelve a su vomito, y la<br />
puerca lavada a revolcarse en el cieno." Se ve lo que ha sucedido. Para emplear su ilustración,<br />
incluso a la puerca se la pue<strong>de</strong> lavar, y pue<strong>de</strong> parecer limpia en lo externo; pero su naturaleza no<br />
ha cambiado. Esto se ve todavía más claro cuando se compara con lo que dice el apóstol Pedro<br />
en el versículo 4 <strong>de</strong>l capítulo 1 <strong>de</strong> la misma Carta. Afirma que el cristiano ha "huido <strong>de</strong> la<br />
corrupción que hay en el mundo a causa <strong>de</strong> la concupiscencia". Pero cuando llega a esos<br />
creyentes temporales, en el capítulo segundo, dice que han sido sacados no <strong>de</strong> la 'corrupción' sino<br />
<strong>de</strong> 'las contaminaciones'. Hay una especie <strong>de</strong> purificación superficial que no cambia la<br />
naturaleza. El purificarse es importante, pero pue<strong>de</strong> ser muy engañador. El que sólo se ha<br />
purificado en lo externo, pue<strong>de</strong> parecer cristiano. Pero la argumentación <strong>de</strong> nuestro Señor es que<br />
lo que hace que lo sea o no es la naturaleza íntima. Y esta naturaleza íntima tiene que<br />
manifestarse.<br />
Quizá haya que esperar antes <strong>de</strong> encontrar pruebas verda<strong>de</strong>ras. Dios lo ve <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
principio, pero nosotros somos muy lentos en ver estas cosas. Pero, en un momento u otro, el<br />
hombre mostrará lo que es. Con toda seguridad lo mostrará en su enseñanza, y también en su<br />
vida. Es completamente inevitable. Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir, por tanto, que la verda<strong>de</strong>ra fe cristiana <strong>de</strong>be<br />
producir por necesidad una forma característica <strong>de</strong> vivir. Sin duda que este es el significado <strong>de</strong> la<br />
pregunta: ¿Acaso se recogen uvas <strong>de</strong> los espinos, o higos <strong>de</strong> los abrojos? Estas cosas nunca se<br />
pue<strong>de</strong>n separar; la naturaleza íntima se va a manifestar. La creencia básica <strong>de</strong>l hombre se<br />
manifestará en su vida, ya sea antes o <strong>de</strong>spués. Debemos tener cuidado, por tanto, en no creer<br />
verda<strong>de</strong>ro lo que parece como cristianismo genuino, pero que en realidad no es sino impostura y<br />
apariencia externa. Se nos exhorta a que nos enseñemos y disciplinemos a nosotros mismos para<br />
buscar con cuidado el fruto.<br />
Ahora <strong>de</strong>bemos examinar en <strong>de</strong>talle la naturaleza o carácter <strong>de</strong>l fruto bueno. Debemos<br />
buscarlo en nosotros mismos y en los <strong>de</strong>más. Debemos tener sumo cuidado, porque hay quienes<br />
se encuentran fuera <strong>de</strong> la puerta estrecha y angosta diciéndonos, "No hay que hacer todo esto.<br />
Este es el camino". Y nos pue<strong>de</strong>n engañar. Por ello <strong>de</strong>bemos apren<strong>de</strong>r a discriminar; y también,<br />
al examinar el fruto, <strong>de</strong>bemos tener presente este elemento <strong>de</strong> sutileza. Hay clases <strong>de</strong> vida que se