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CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal

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futuro, sino, sobre todo, permite que estos cuidados dominen su vida. Todo hombre en esta vida,<br />

como resultado <strong>de</strong>l pecado y la caída, tiene sus problemas. Los problemas son inevitables; la<br />

existencia en sí misma es un problema. Por consiguiente, tengo que hacer frente a los problemas<br />

pero no he <strong>de</strong> permitir que me dominen y me agobien. En el momento en que un problema me<br />

domina, me encuentro en este estado <strong>de</strong> preocupación y ansiedad que es malo. Así pues, puedo<br />

pensar y tener cuidado razonable, tomar medidas razonables, y luego no <strong>de</strong>bería pensar más<br />

acerca <strong>de</strong> ello. Incluso los asuntos necesarios no <strong>de</strong>ben convertirse en mi vida. No <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>dicar<br />

todo el tiempo a los mismos, y no <strong>de</strong>ben ocupar siempre mi pensamiento.<br />

Todavía <strong>de</strong>bemos dar un paso más. Nunca <strong>de</strong>bo permitir que el pensar acerca <strong>de</strong>l futuro<br />

inhiba en ningún modo mi utilidad en el presente. Voy a explicarme. Hay muchas causas buenas<br />

en este mundo, que necesitan nuestra ayuda y colaboración, y hay que mantenerlas en marcha <strong>de</strong><br />

día en día. Y hay ciertas personas que están tan preocupadas acerca <strong>de</strong> cómo van a po<strong>de</strong>r vivir en<br />

el futuro que no tienen tiempo <strong>de</strong> ayudar en causas que lo necesitan en es te momento. Esto es lo<br />

malo. Si yo permito que mi preocupación por el futuro me paralice en el presente, soy culpable<br />

<strong>de</strong> la preocupación; pero si tomo medidas razonables, <strong>de</strong> una manera legítima, y luego vivo mi<br />

vida plenamente en el presente, todo está bien. A<strong>de</strong>más no hay nada en la Biblia que indique que<br />

está mal ahorrar o tener un seguro. Pero si siempre estoy pensando en este seguro, o en el<br />

balance bancario, o en si he ahorrado bastante y así sucesivamente, entonces esto es algo que le<br />

preocupa a nuestro Señor y que con<strong>de</strong>na. Esto se podría ilustrar <strong>de</strong> muchas formas distintas.<br />

El peligro que encierra este texto es que las personas tomen una <strong>de</strong> dos posiciones<br />

extremas. Hay quienes dicen que el cristiano <strong>de</strong>bería vivir su vida plenamente y no <strong>de</strong>bería tomar<br />

medidas para el futuro. Del mismo modo, hay quienes dicen que está mal recoger colectas en los<br />

servicios religiosos, que estas cosas sólo <strong>de</strong>ben nacer <strong>de</strong> la fe. Pero no es tan fácil como sugieren<br />

porque el apóstol Pablo enseña a los miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Corinto no sólo a que recojan<br />

colectas sino que les dice que las separen el primer día <strong>de</strong> la semana. Les da instrucciones<br />

<strong>de</strong>talladas; y en el Nuevo Testamento se encuentran muchas enseñanzas sobre las colectas por<br />

los santos.<br />

No <strong>de</strong>be haber malos entendidos a este respecto; la enseñanza <strong>de</strong> la Biblia es<br />

perfectamente clara y explícita. Hay dos formas <strong>de</strong> sostener la obra <strong>de</strong> Dios, y lo que se aplica a<br />

la obra <strong>de</strong> Dios se aplica a toda nuestra vida como cristianos en este mundo. Hay algunos<br />

hombres que sin duda han sido llamados a un ministerio especial <strong>de</strong> fe. Lean por ejemplo 1<br />

Corintios 12, y entre los dones que el Espíritu Santo según su propia voluntad dispensa al<br />

hombre, encontrarán que hay el llamado don <strong>de</strong> fe. No es el don <strong>de</strong> milagros; es el don <strong>de</strong> fe, es<br />

un don especial. ¿Qué es esta fe, pues? No es fe salvador?, porque todos los cristianos la tienen.<br />

¿Qué es, pues? Es evi<strong>de</strong>ntemente la clase <strong>de</strong> fe que recibieron por ejemplo, un George Muller y<br />

un Hud-son Taylor. Estos hombres recibieron un don especial <strong>de</strong> Dios a fin <strong>de</strong> que pudiera<br />

manifestar su gloria por medio <strong>de</strong> ellos en esa forma particular. Pero estoy igualmente seguro <strong>de</strong><br />

que Dios llamó al Dr. Barnardo para realizar la misma clase <strong>de</strong> labor y le dijo que recogiera<br />

colectas e hiciera llamamientos. El mismo Dios opera en los hombres santificados en distintas<br />

formas; pero es obvio que ambos métodos son igualmente legítimos. O tomemos otra ilustración.<br />

Sería muy difícil encontrar dos hombres más santos y <strong>de</strong>dicados que George Muller y George<br />

Whitefield. Muller recibió <strong>de</strong>finitivamente el llamamiento <strong>de</strong> fundar un orfanato que iba a<br />

sostener por fe y oración, en tanto que Whitefield fue llamado a comenzar un orfanato en América<br />

y mantenerlo en funcionamiento con llamamientos al pueblo <strong>de</strong> Dios para que dieran<br />

contribuciones.<br />

Ésta es claramente la verdad respecto a la forma <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, según lo enseña la

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