CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal
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i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Dios como Dios santo, como Dios justo. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Dios le repele, y por<br />
ello nada lee acerca <strong>de</strong> la misma. Sabe que hay ciertos pasajes importantes en la Biblia que<br />
manifiestan el amor <strong>de</strong> Dios, y los pue<strong>de</strong> recitar <strong>de</strong> memoria porque los lee muy a menudo.<br />
Piensa que lo sabe todo acerca <strong>de</strong> Juan 3:16, pero ni siquiera lo lee a<strong>de</strong>cuadamente. Destaca una<br />
parte <strong>de</strong> este texto, pero no le gusta la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> 'no se pierda'. No llega hasta el final <strong>de</strong> ese mismo<br />
capítulo tercero don<strong>de</strong> dice, "La ira <strong>de</strong> Dios está sobre él" —eso no lo cree y no le gusta. Se<br />
interesa por el amor <strong>de</strong> Dios y por el perdón. Se interesa, en otras palabras, por todo lo que le da<br />
el sentimiento <strong>de</strong> consuelo, felicidad, gozo y paz internos. Por ello, ya sea consciente o<br />
inconscientemente, al leer la Biblia, selecciona. Hay muchas personas que lo hacen. A<br />
comienzos <strong>de</strong> este siglo esta práctica estaba muy en boga. Había personas que nunca leían las<br />
Cartas <strong>de</strong>l apóstol Pablo; leían sólo los Evangelios. Y no leían todos los Evangelios porque les<br />
parecía que había cosas ofensivas, <strong>de</strong> modo que los reducían al Sermón <strong>de</strong>l Monte. Pero incluso<br />
ahí, tampoco leían las Bienaventuranzas, simplemente leían acerca <strong>de</strong>l 'amar a los enemigos', etc.<br />
Eran pacifistas e i<strong>de</strong>alistas que no creían según <strong>de</strong>cían, en <strong>de</strong>volver un golpe, sino en presentar la<br />
otra mejilla. Éste es el típico creyente falso. Escoge y selecciona lo que le gusta, y prescin<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />
resto. Se ve muy claro en el cuadro <strong>de</strong>l hombre que construyó la casa sobre la arena- y lo mismo<br />
ocurre en el ámbito espiritual.<br />
Deberíamos examinarnos constantemente a la luz <strong>de</strong> la Palabra. Si no leemos <strong>de</strong> forma tal<br />
que nos examine, no la estamos leyendo correctamente. Debemos hacer frente a estas cosas.<br />
¿Tomo todo el mensaje <strong>de</strong> la Biblia? ¿Tomo todo el consejo <strong>de</strong> Dios? ¿Acepto la enseñanza<br />
referente a la ira <strong>de</strong> Dios lo mismo que la referente al amor <strong>de</strong> Dios? ¿Estoy tan dispuesto a creer<br />
en la justicia <strong>de</strong> Dios como en su misericordia; en la justicia y santidad <strong>de</strong> Dios como en su<br />
compasión y paciencia? Ésta es la cuestión. Lo característico <strong>de</strong>l falso creyente es que no se<br />
enfrenta con todo; se limita a seleccionar lo que <strong>de</strong>sea y gusta, y prescin<strong>de</strong> <strong>de</strong>l resto. En otras<br />
palabras, su característica más <strong>de</strong>stacada siempre es el no hacer frente en forma completa y<br />
honesta a la naturaleza <strong>de</strong>l pecado, a los efectos <strong>de</strong>l mismo, a la luz <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Dios.<br />
El problema que tiene es que nunca <strong>de</strong>sea sentirse infeliz, nunca <strong>de</strong>sea experimentar un<br />
sentido <strong>de</strong> disgusto consigo mismo, un sentido <strong>de</strong> incomodidad. Lo que quiere evitar a toda costa<br />
es sentirse infeliz o que le hagan sentir incómodo. No le gustan las personas que lo hacen sentir<br />
incómodo, ni los pasajes <strong>de</strong> la Biblia que hacen lo mismo y por ello escoge y selecciona.<br />
Siempre busca facilidad, comodidad y felicidad; y nunca se enfrenta a<strong>de</strong>cuadamente con la<br />
doctrina bíblica <strong>de</strong>l pecado, porque lo perturba y le hace sentirse inquieto. Pero al hacerlo así,<br />
elu<strong>de</strong> una parte vital <strong>de</strong>l gran mensaje <strong>de</strong> la Biblia. La Biblia es, en primer lugar, una exposición<br />
aterradora y una <strong>de</strong>scripción gráfica <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong>l pecado. Por esto contiene toda esa historia<br />
<strong>de</strong>l Antiguo Testamento; por esto, por ejemplo, muestra a un hombre como David, uno <strong>de</strong> sus<br />
gran<strong>de</strong>s héroes, sucumbiendo en un pecado grave, cometiendo adulterio y homicidio. ¿Por qué lo<br />
hace?<br />
Para inculcarnos los efectos <strong>de</strong>l pecado, enseñarnos que en todos nosotros hay algo que<br />
nos pue<strong>de</strong> hacer caer así, que por naturaleza todos somos falsos, impuros y viles. El falso<br />
creyente no gusta <strong>de</strong> esta enseñanza. Le <strong>de</strong>sagrada tanto que incluso objeta contra la distinción<br />
que la Biblia establece entre pecado y pecados. Conocí a un hombre que solía asistir a un lugar<br />
<strong>de</strong> culto, pero que ahora ya no asiste. La razón principal <strong>de</strong> haberse retirado es que no le gustaba<br />
que el predicador hablara constantemente acerca <strong>de</strong>l pecado. No le importaba escuchar hablar<br />
acerca <strong>de</strong> los pecados, porque estaba dispuesto a admitir que no era absolutamente perfecto. Pero<br />
cuando el predicador <strong>de</strong>cía que la naturaleza misma <strong>de</strong>l hombre es vil e impura, le parecía que<br />
iba <strong>de</strong>masiado lejos. ¡No era tan malo como todo eso! Pero la Biblia habla acerca <strong>de</strong> la