CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal
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'<strong>de</strong>strucción'.<br />
Pero la otra vida conduce a una vida más abundante. Comienza dando vida nueva, una<br />
nueva perspectiva, nuevos <strong>de</strong>seos, todo nuevo; y a medida que uno prosigue, se vuelve mayor y<br />
más maravillosa. Por mucho que haya que sufrir en esta vida y en este mundo, estamos<br />
<strong>de</strong>stinados a una gloria que es in<strong>de</strong>structible. Caminamos hacia una herencia, según el apóstol<br />
Pedro, 'incorruptible, incontaminada e inmarcesible', que Dios nos ha reservado en el cielo.<br />
Otro argumento que nuestro Señor emplea es que el no entrar por la puerta estrecha<br />
significa que ya estamos en el camino ancho. Tiene que ser o lo uno o lo otro. No hay término<br />
medio entre estos extremos. Al cristiano se le presentan dos caminos solamente, y si no estamos<br />
en el camino estrecho y angosto, estamos en el ancho y espacioso. De modo que la in<strong>de</strong>cisión o<br />
falta <strong>de</strong> entrega significa que no estamos en el camino estrecho. La resistencia pasiva es<br />
resistencia; si no estamos con Él estamos contra Él.<br />
Éste es un argumento muy convincente. La in<strong>de</strong>cisión es fatal, porque significa <strong>de</strong>cisión<br />
equivocada. No hay otra alternativa, es o el camino estrecho o el camino ancho.<br />
El aliciente mayor <strong>de</strong> todos, sin embargo, para entrar por la puerta estrecha y caminar por<br />
el camino angosto, es éste: Existe Alguien en el camino que le prece<strong>de</strong> a uno. Hay que <strong>de</strong>jar el<br />
mundo afuera. Quizá haya que <strong>de</strong>jar a muchos seres queridos, haya que <strong>de</strong>jar el yo, el viejo yo,<br />
y, al pasar por esa puerta, uno pue<strong>de</strong> pensar que va a sentirse solo y aislado. Pero no es así. Hay<br />
otros en este camino —"Pocos son los que la hallan". Ño hay tantos como en el otro camino.<br />
Pero son un pueblo especialmente escogido y separado. Pero sobre todo miremos a Aquel que<br />
camina <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos, a Aquel que dijo, "Seguidme", a Aquel que dijo, "Niéguese a sí mismo,<br />
y tome su cruz, y sígame'. Aunque no hubiera otro aliciente para entrar por la puerta estrecha,<br />
éste sería más que suficiente. Entrar por este camino significa seguir las pisadas <strong>de</strong>l Señor<br />
Jesucristo. Es una invitación a vivir como Él vivió; es una invitación a ser cada vez más como Él<br />
era. Es ser como Él, vivir como Él vivió, la vida que leemos en estos Evangelios. Esto es lo que<br />
significa, cuanto más piensa uno en ello <strong>de</strong> esta manera, tanto mayor será el aliciente. No hay<br />
que pensar en lo que se <strong>de</strong>ja; nada vale. No hay que pensar en las pérdidas. Ni en los sacrificios y<br />
sufrimientos. Ni siquiera <strong>de</strong>berían emplearse estos términos; no se pier<strong>de</strong> nada, sino que se gana<br />
todo. Mirémosle a Él, sigámosle, y caigamos en la cuenta <strong>de</strong> que en último término vamos a estar<br />
con Él, vamos a contemplar su rostro bendito y disfrutar <strong>de</strong> Él por toda la eternidad. Él está en<br />
ese camino, y esto es suficiente.<br />
Antes <strong>de</strong> concluir este tema hay otro principio que <strong>de</strong>beríamos examinar. Hemos<br />
<strong>de</strong>cidido entrar y hemos visto las razones para hacerlo así. Hay, sin embargo, ciertos problemas<br />
que se mencionan muy a menudo cuando se examina este texto. Uno es que la teología <strong>de</strong> esta<br />
enseñanza contiene una piedra <strong>de</strong> tropiezo para ciertas personas, La primera dificultad es ésta.<br />
¿Enseña nuestro Señor aquí que hay una especie <strong>de</strong> posición neutral en la vida? Se nos <strong>de</strong>scribe<br />
como si estuviéramos en una bifurcación, con una puerta ancha y otra estrecha frente a nosotros.<br />
¿Hay alguna vez en la vida <strong>de</strong>l hombre en que no es ni bueno ni malo? ¿Nacemos todos<br />
inocentes y neutrales? ¿Entramos voluntariamente por una u otra? Parece enseñar esto. La<br />
respuesta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, es que siempre <strong>de</strong>bemos comparar un texto <strong>de</strong> la Biblia con los <strong>de</strong>más y<br />
tomar cualquier texto específico a la luz <strong>de</strong>l todo. La Biblia nos enseña claramente que todos<br />
hemos nacido en este mundo como hijos <strong>de</strong> pecado e ira. Todos hemos nacido, como<br />
<strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Adán, en culpa y vergüenza; hemos nacido en pecado y hemos sido formados<br />
en iniquidad, nacidos, en realidad, 'muertos en <strong>de</strong>litos y pecados'. De hecho, pues, todos nacemos<br />
en el camino ancho. ¿Por qué, pues, nuestro Señor lo presentó así? Por esta razón. Está<br />
enseñando aquí la importancia <strong>de</strong> entrar en su camino <strong>de</strong> vida. Y utiliza un ejemplo. Dramatiza y