CAPÍTULO XXXI - iglesia bautista getsemani de montreal
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cruz <strong>de</strong>l Señor Jesucristo ha hecho en mi corazón!'<br />
Esta petición está llena <strong>de</strong> la doctrina <strong>de</strong> la expiación, está llena <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />
Vemos lo importante que es, por el hecho <strong>de</strong> que nuestro Señor en realidad la repite. Habiendo<br />
concluido la oración repite (en los versículos 14 y 15), "Porque si perdonáis a los hombres sus<br />
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los<br />
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas!' Es algo absoluto e<br />
inevitable. El verda<strong>de</strong>ro perdón conmueve al hombre, y se siente llevado a perdonar, <strong>de</strong> modo<br />
que cuando ofrecemos esta oración para pedir perdón nos sometemos a prueba. Nuestra oración<br />
no es genuina, no es auténtica, <strong>de</strong> nada sirve, a no ser que hallemos que hay perdón en nuestro<br />
corazón. Dios nos da la gracia para ser sinceros con nosotros mismos, y para nunca repetir <strong>de</strong><br />
una forma mecánica estas peticiones <strong>de</strong>l Padre nuestro.<br />
Añadamos un breve comentario acerca <strong>de</strong> la última petición, 'Y no nos metas en<br />
tentación, mas líbranos <strong>de</strong>l mal'. Esta es la última petición y significa lo siguiente. Pedimos que<br />
nunca nos encontremos en una situación en la que nos veamos expuestos a la tentación <strong>de</strong><br />
Satanás. No quiere <strong>de</strong>cir que le estamos imponiendo a Dios lo que él tiene que hacer. Dios pone<br />
a prueba a sus hijos, y nunca <strong>de</strong>bemos tener la osadía <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle a Dios lo que ha <strong>de</strong> hacer o lo<br />
que no ha <strong>de</strong> hacer. Él sabe que necesitamos mucha preparación para ir a la gloria. Pero aunque<br />
no quiere <strong>de</strong>cir que le estamos or<strong>de</strong>nando algo a Dios, sí quiere <strong>de</strong>cir que po<strong>de</strong>mos pedirle que,<br />
si está <strong>de</strong> acuerdo con su santa voluntad, no permita que nos hallemos en situaciones en las que<br />
podamos ser tentados fácilmente, y en las que podamos caer. Significa que <strong>de</strong>beríamos pedirle<br />
que nos guar<strong>de</strong> <strong>de</strong> todo esto y que no nos <strong>de</strong>je llegar hasta ahí. Esto es lo que nuestro Señor quiso<br />
<strong>de</strong>cir cuando afirmó a sus discípulos hacia el final, "Velad y orad, para que no entréis en<br />
tentación!' Hay situaciones que nos pue<strong>de</strong>n resultar peligrosas; vigilemos y oremos, estemos<br />
siempre sobre aviso para no caer en la tentación. Y junto con esto hay otro aspecto <strong>de</strong> la petición,<br />
a saber, que oramos para ser librados <strong>de</strong>l mal. Otros traducirían '<strong>de</strong>l malo', pero creo que esto<br />
limita el significado, porque 'mal' aquí incluye no sólo a Satanás sino al mal en todas sus formas.<br />
Ciertamente que incluye a Satanás; necesitamos ser librados <strong>de</strong> él y <strong>de</strong> sus asechanzas. Pero<br />
también hay mal en nuestro corazón, <strong>de</strong> modo que necesitamos ser librados <strong>de</strong>l mismo, y también<br />
<strong>de</strong>l mal en este mundo. Necesitamos ser librados <strong>de</strong> todo esto. Es una gran petición, una<br />
petición comprensiva.<br />
¿Por qué <strong>de</strong>bemos pedir que nos libre <strong>de</strong>l mal? Por la razón gran<strong>de</strong> y maravillosa <strong>de</strong> que<br />
nuestra intimidad con Dios nunca se rompa. Si el hombre simplemente <strong>de</strong>sea ser santo por serlo,<br />
hay algo equivocado en él. Nuestro <strong>de</strong>seo supremo <strong>de</strong>bería ser poseer una relación recta con<br />
Dios, conocerlo, tener una intimidad y comunión ininterrumpida con Él. Por esto <strong>de</strong>cimos esta<br />
oración, que nada se interponga entre nosotros y el resplandor, brillo y gloria <strong>de</strong> nuestro Padre<br />
que está en los cielos. 'No nos metas en tentación, más líbranos <strong>de</strong>l mal!<br />
Recor<strong>de</strong>mos también que hay una apostilla: 'Porque tuyo es el reino, el po<strong>de</strong>r y la gloria,<br />
por todos los siglos! Se encuentra en algunas versiones antiguas, no en todas. No sabemos con<br />
exactitud si nuestro Señor en realidad lo dijo en este contexto o no; pero tanto si lo dijo como si<br />
no, es muy apropiado. ¿Qué pue<strong>de</strong> uno <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> hallarse frente a semejante oración, a<br />
palabras tales? Tiene que haber una especie <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> gracias final, <strong>de</strong>be haber una especie <strong>de</strong><br />
doxología. Al ver nuestras necesida<strong>de</strong>s, nuestra <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él, nuestra relación con Él, no<br />
po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>tenernos con las palabras 'y líbranos <strong>de</strong>l mal! Debemos terminar como comenzamos,<br />
alabando. La medida <strong>de</strong> nuestra espiritualidad es la cantidad <strong>de</strong> alabanza y <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> gracias<br />
en nuestras oraciones. 'Tuyo es el reino, y el po<strong>de</strong>r, y la gloria! Nuestro pan cotidiano está<br />
asegurado, tenemos como Padre a alguien que nos pue<strong>de</strong> guardar <strong>de</strong>l infierno, <strong>de</strong> Satanás, <strong>de</strong>