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El Cielo y el Infierno

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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

Un espíritu que sufre se inscribe bajo <strong>el</strong> nombre de Lisbeth.<br />

1. ¿Queréis darnos algunos detalles sobre vuestra situación y la causa de vuestros<br />

sufrimientos?<br />

R. Sé humilde de corazón, sumiso a la voluntad de Dios, paciente en las pruebas, caritativo<br />

para <strong>el</strong> pobre, alentador d<strong>el</strong> débil, ardiente de corazón para todos los sufrimientos, y no sufrirás los<br />

tormentos que yo sufro.<br />

2. Si las faltas opuestas a las cualidades que manifestáis os han arrastrado, parece que las<br />

debéis sentir. ¿Os alivia, acaso, vuestro arrepentimiento?<br />

R. No, <strong>el</strong> arrepentimiento es estéril cuando no es más que la consecuencia d<strong>el</strong> sufrimiento.<br />

<strong>El</strong> arrepentimiento productivo es aqu<strong>el</strong> que tiene por base <strong>el</strong> sentimiento de haber ofendido a Dios y<br />

<strong>el</strong> ardiente deseo de reparar. Desgraciadamente no estoy todavía en este estado. Encomendadme a<br />

las oraciones de todos los que se consagran a los sufrimientos. Tengo necesidad de <strong>el</strong>las.<br />

Ésta es una gran verdad: <strong>el</strong> sufrimiento arranca a veces un grito de arrepentimiento, pero no es la<br />

expresión sincera d<strong>el</strong> pesar d<strong>el</strong> espíritu por haber hecho mal, porque si <strong>el</strong> espíritu no sufriese estaría dispuesto a<br />

volver a empezar sus faltas. He ahí por qué <strong>el</strong> arrepentimiento no trae siempre la libertad inmediata d<strong>el</strong> espíritu.<br />

Dispone a <strong>el</strong>la, esto es todo, pero le es necesario probar la sinceridad y la solidez de sus resoluciones por nuevas<br />

pruebas, que son la reparación d<strong>el</strong> mal que ha hecho. Si se meditan con cuidado todos los ejemplos que citamos,<br />

se encontrará en las palabras, incluso de los espíritus más inferiores, serios objetos de instrucción, porqué nos<br />

inician en los detalles más íntimos de la vida espiritual. Mientras que <strong>el</strong> hombre superficial no verá en estos<br />

ejemplos más que r<strong>el</strong>aciones más o menos pintorescas, <strong>el</strong> hombre formal y reflexivo encontrará en <strong>el</strong>los una<br />

fuente abundante de estudios.<br />

3. Haré lo que deseáis. ¿Queréis darme algunos detalles sobre vuestra última existencia?<br />

Puede resultar de ésta una enseñanza útil para nosotros, y de este modo haréis vuestro<br />

arrepentimiento productivo.<br />

(<strong>El</strong> espíritu manifiesta gran indecisión en responder a esta pregunta, y a algunas de las<br />

siguientes.)<br />

R. Nací en una condición muy <strong>el</strong>evada. Tenía todo lo que los hombres miran como la fuente<br />

de la f<strong>el</strong>icidad. Rica, he sido egoísta; b<strong>el</strong>la, he sido coqueta, indiferente y mentirosa; noble, he sido<br />

ambiciosa. He confundido con mi poder a los que se prosternaban ante mí, y también pisoteaba a<br />

los que se ponían bajo mis pies, sin pensar que la justicia d<strong>el</strong> Señor aniquila d<strong>el</strong> mismo modo, tarde<br />

o temprano, las frentes más erguidas.<br />

4. ¿En qué época vivíais?<br />

R. Hace ciento cincuenta años, en Prusia.<br />

5. ¿Desde este tiempo no habéis hecho ningún progreso como espíritu?<br />

R. No, la materia se reb<strong>el</strong>a siempre. Tú no puedes comprender la influencia que aún ejerce, a<br />

pesar de la separación d<strong>el</strong> cuerpo y d<strong>el</strong> espíritu. <strong>El</strong> orgullo le enlaza con cadenas de metal cuyos<br />

anillos le aprietan más y más alrededor d<strong>el</strong> miserable que le abandona su corazón. ¡<strong>El</strong> orgullo! ¡Esta<br />

hidra de cien cabezas siempre renaciente, que sabe modular sus silbidos envenenados de tal modo,<br />

que se les toma por una música c<strong>el</strong>este! ¡<strong>El</strong> orgullo! ¡Este demonio múltiple que se doblega a todas<br />

las aberraciones de vuestro espíritu, que se oculta en los pliegues de vuestro corazón, penetra en<br />

vuestras venas, os envu<strong>el</strong>ve, os absorbe y os arrastra consigo a las tinieblas d<strong>el</strong> infierno eterno!...<br />

¡Sí, eterno!<br />

<strong>El</strong> espíritu declara que no ha hecho ningún progreso, sin duda porque su situación es siempre penosa.<br />

Pero la manera como describe <strong>el</strong> orgullo y deplora sus consecuencias, es incontestablemente un progreso, porque<br />

de seguro que ni en su vida, ni poco después de su muerte, habría podido raciocinar así.<br />

Comprende <strong>el</strong> mal, lo que ya es algo. <strong>El</strong> valor y la voluntad de evitarlo le vendrán después.<br />

6. Dios es muy bueno para que condene a sus criaturas a penas eternas, esperad en su<br />

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