02.05.2014 Views

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

creía poco. He blasfemado de Dios, le he renegado, le he acusado, diciendo que si existía, debía ser<br />

injusto y malo, puesto que así hacía sufrir a sus criaturas. Por <strong>el</strong> contrario, debía haberme<br />

considerado f<strong>el</strong>iz por no verme en la necesidad de mendigar <strong>el</strong> pan como otros desgraciados ciegos.<br />

Pero no, no pensaba sino en mí, y en la privación de los goces que se me había impuesto. Bajo <strong>el</strong><br />

imperio de estas ideas y de mi falta de fe, me había vu<strong>el</strong>to áspero, exigente, insoportable, en una<br />

palabra, para aqu<strong>el</strong>los que me rodeaban. La vida en ad<strong>el</strong>ante no tenía objeto para mí. No pensaba en<br />

<strong>el</strong> porvenir, que miraba como una quimera. Después de haber agotado inútilmente todos los<br />

recursos de la ciencia, viendo mi curación imposible, resolví acabar más pronto, y me suicidé.<br />

Cuando salí de mi estupor estaba sumergido en las mismas tinieblas que durante mi vida. No<br />

tardé en reconocer que no pertenecía al mundo corporal, pero era un espíritu ciego. ¡La vida de<br />

ultratumba era, pues, una realidad! En vano trataba de quitárm<strong>el</strong>a para hundirme en la nada.<br />

Chocaba en <strong>el</strong> vacío. Si esta vida debía ser eterna, como había oído comentar, ¿estaría, pues,<br />

durante la eternidad en esta situación? Este pensamiento era horrible. No sufría dolor físico, pero<br />

explicaros los tormentos y las angustias de mi espíritu, es algo imposible. ¿Cuánto tiempo duró<br />

esto? Lo ignoro. ¡Pero qué largo me pareció!<br />

Extenuado, fatigado, me puse sobre mí. Comprendí que una potencia superior me dominaba.<br />

Me dije que si esta potencia podía oprimirme, podía también aliviarme, e imploré su piedad. A<br />

medida que rogaba y que mi fervor aumentaba, alguien me decía que mi cru<strong>el</strong> situación tendría<br />

término. La luz se hizo, en fin, mi alborozo fue extremo cuando entreví las c<strong>el</strong>estes claridades, y<br />

distinguía los espíritus que me rodeaban, sonriendo con benevolencia, y a los que se mecían<br />

radiantes en <strong>el</strong> espacio. Quise seguir sus pasos, pero una fuerza invisible me retuvo. Entonces uno<br />

de <strong>el</strong>los me manifestó: “Dios, a quien has desconocido, ha tomado en cuenta tu conversión a Él, y<br />

nos ha permitido restituirte la luz, pero no has cedido sino a la fuerza y al cansancio. Si quieres en<br />

ad<strong>el</strong>ante participar de la dicha que se goza aquí, es necesario probar la sinceridad de tu<br />

arrepentimiento y de tus buenos sentimientos volviendo a empezar tu prueba terrestre, en tales<br />

condiciones, que estarás expuesto a caer en las mismas faltas, porque esta nueva prueba será más<br />

ruda todavía que la primera.” Acepté solícito, prometiéndome con firmeza no faltar a <strong>el</strong>las.<br />

Volví, pues, a la Tierra con la existencia que conocéis. No tuve trabajo en ser bueno, porque<br />

no era malo por naturaleza. Me reb<strong>el</strong>é contra Dios y Dios me castigó. Vine a <strong>el</strong>la con fe innata, por<br />

esto no murmuré de Él, y acepté mi doble dolencia con resignación y como una expiación que debía<br />

tener su origen en la soberana justicia. No me desesperaba por <strong>el</strong> aislamiento en que me encontraba<br />

en los últimos años, porque tenía fe en <strong>el</strong> porvenir y en la misericordia de Dios. Me ha sido,<br />

además, muy provechoso, porque durante esa larga noche en que todo era silencio, mi alma, más<br />

libre, se lanzaba hacia <strong>el</strong> Eterno, y con <strong>el</strong> pensamiento entreveía lo infinito. Cuando ha venido <strong>el</strong> fin<br />

de mi destierro, <strong>el</strong> mundo de los espíritus no ha tenido para mí sino esplendores y goces inefables.<br />

La comparación con <strong>el</strong> pasado me hace encontrar mi situación r<strong>el</strong>ativamente muy dichosa, y<br />

por <strong>el</strong>lo doy gracias a Dios. Pero cuando miro ad<strong>el</strong>ante, veo cuán lejos estoy todavía de la dicha<br />

perfecta. He expiado, me es preciso reparar ahora. Mi última existencia ha sido provechosa sólo<br />

para mí. Espero volver pronto a comenzar una nueva en que podré ser útil a los otros. Ésta será la<br />

reparación de mi inutilidad precedente. Solamente entonces avanzaré en <strong>el</strong> camino bendecido,<br />

abierto a todos los espíritus de buena voluntad.<br />

He aquí mi historia, amigos míos. Si mi ejemplo puede iluminar a algunos de mis hermanos<br />

encarnados y privarles de caer en <strong>el</strong> fango en que he caído, habré comenzado a satisfacer mi deuda.<br />

José<br />

Página 223

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!