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El Cielo y el Infierno

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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

muchas veces sus cuidados en un sueño f<strong>el</strong>iz. Las tinieblas son para los espíritus la ignorancia, <strong>el</strong><br />

vacío y <strong>el</strong> horror a lo desconocido... No puedo continuar...”<br />

Se ha dado también de esta oscuridad la explicación siguiente:<br />

“<strong>El</strong> periespíritu posee por su naturaleza una propiedad luminosa, que se desarrolla bajo <strong>el</strong><br />

dominio de la actividad y de las cualidades d<strong>el</strong> alma. Podría decirse que estas cualidades son, en<br />

cuanto al fluido periespiritual, lo que la frotación es respecto d<strong>el</strong> fósforo. <strong>El</strong> brillo de la luz está en<br />

razón de la pureza d<strong>el</strong> espíritu. Las menores imperfecciones morales la oscurecen y la debilitan. La<br />

luz que irradia de un espíritu es tanto más viva cuanto éste está más ad<strong>el</strong>antado. Siendo <strong>el</strong> espíritu<br />

en cierto modo su porta-luz, ve más o menos, según la intensidad de la luz que produce, de donde<br />

dimana que los que no la producen están en la oscuridad.”<br />

Esta teoría es enteramente exacta en cuanto a irradiación d<strong>el</strong> fluido luminoso por los espíritus<br />

superiores, lo que la observación ha confirmado, pero no parece ser la verdadera causa, o al menos la única, d<strong>el</strong><br />

fenómeno de que se trata.<br />

Teniendo en cuenta:<br />

1. º Que todos los espíritus inferiores no están en las tinieblas.<br />

2. º Que <strong>el</strong> mismo espíritu puede encontrarse alternativamente en la oscuridad.<br />

3. º Que la luz es un castigo para ciertos espíritus muy imperfectos.<br />

Si la oscuridad en que están sumergidos ciertos espíritus fuera inherentes a su personalidad, sería<br />

permanente y general para todos los espíritus malos, lo que no es así, puesto que espíritus más perversos ven<br />

perfectamente, mientras que otros a quienes no se puede calificar de perversos, están temporalmente en<br />

profundas tinieblas. Todo prueba, pues, que, además de la que le es propia, los espíritus reciben igualmente una<br />

luz exterior que les falta según las circunstancias, de donde debe concluirse que esta oscuridad depende de una<br />

causa o voluntad extraña, y que constituye un castigo para casos especiales determinados por la soberana<br />

justicia.<br />

A san Luis:<br />

P. ¿De dónde proviene que la educación moral de los espíritus desencarnados es más fácil<br />

que la de los encarnados? Las r<strong>el</strong>aciones establecidas por <strong>el</strong> Espiritismo entre los hombres y los<br />

espíritus han dado lugar a observar que estos últimos se enmiendan con más rapidez bajo la<br />

influencia de consejos saludables que los que están encarnados, según se ve por las curas de<br />

obsesiones.<br />

R. <strong>El</strong> encarnado, por su misma naturaleza, está en un estado de lucha incesante, en razón a<br />

los <strong>el</strong>ementos contrarios de que está compuesto y que deben conducirle a su fin providencial<br />

obrando uno sobre otro. La materia sufre fácilmente la dominación de un fluido exterior. Si <strong>el</strong> alma<br />

no obra con toda la potencia moral de que es capaz, se deja dominar por <strong>el</strong> intermediario de su<br />

cuerpo, y sigue <strong>el</strong> impulso de las influencias perversas de que está rodeada. Esto sucede con una<br />

facilidad tanto más grande cuanto los invisibles que la estrechan atacan con preferencia las partes<br />

más vulnerables, esto es, las tendencias hacia la pasión dominante.<br />

Todo eso se produce de distinta manera en <strong>el</strong> espíritu desencarnado. Es verdad que está<br />

todavía bajo una influencia semimaterial, pero este estado no es nada comparable con <strong>el</strong> d<strong>el</strong><br />

encamado. <strong>El</strong> respeto humano, tan preponderante en <strong>el</strong> hombre, es nulo para él, y este pensamiento<br />

no podía apremiarle a resistir mucho tiempo a las razones que su propio interés le muestra como<br />

buenas. Puede luchar, y generalmente lo hace, con más violencia que <strong>el</strong> encarnado, porque es más<br />

libre. Pero ninguna mira mezquina de interés personal ni posición social viene a poner trabas a su<br />

discernimiento. Lucha por amor al mal, pero adquiere pronto <strong>el</strong> sentimiento de su impotencia frente<br />

a la superioridad moral que le domina. <strong>El</strong> espejismo de un porvenir mejor tiene más acceso en él,<br />

porque se halla en la misma vía en que debe cumplirse, y esta perspectiva no se borra por <strong>el</strong><br />

torb<strong>el</strong>lino de los placeres humanos. En una palabra, como no está bajo la influencia de la carne, su<br />

conversión es más fácil, cuando sobre todo ha adquirido cierto desarrollo por las pruebas que ha<br />

sufrido.<br />

Un espíritu enteramente primitivo sería poco accesible al raciocinio, pero es muy diferente<br />

en aqu<strong>el</strong> que tiene la experiencia de la vida. Por otra parte, tanto en <strong>el</strong> encarnado como en <strong>el</strong><br />

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