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El Cielo y el Infierno

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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

Al guía d<strong>el</strong> médium:<br />

6. ¿Un espíritu obsesor puede realmente empujar al suicidio?<br />

R. Seguramente, porque la obsesión, que por sí misma es un género de prueba, puede<br />

revestir todas las formas, pero esto no es una excusa. <strong>El</strong> hombre siempre tiene libre albedrío, y en<br />

consecuencia, es libre de ceder o de resistir a las sugestiones a que está expuesto. Cuando sucumbe,<br />

es siempre por su voluntad. <strong>El</strong> espíritu tiene razón, por otra parte, cuando expresa que aqu<strong>el</strong> que<br />

hace <strong>el</strong> mal por instigación de otro es menos reprensible y menos castigado que cuando lo comete<br />

por su propio impulso, pero no es inocente, porque desde <strong>el</strong> instante en que se deja apartar d<strong>el</strong><br />

camino derecho, es porque <strong>el</strong> bien no está fuertemente arraigado en él.<br />

7. ¿Cómo es que, a pesar de la oración y d<strong>el</strong> arrepentimiento que habían libertado a este<br />

espíritu d<strong>el</strong> tormento que sentía por la vista de su víctima, haya sido aún perseguido por la<br />

venganza d<strong>el</strong> espíritu obsesor en su última encarnación?<br />

R. <strong>El</strong> arrepentimiento, ya lo sabéis, no es más que <strong>el</strong> pr<strong>el</strong>iminar indispensable de la<br />

rehabilitación, pero no basta para librar al culpable de toda pena. Dios no se contenta con<br />

promesas, es necesario probar con actos la solidez de la vu<strong>el</strong>ta al bien. Por esto <strong>el</strong> espíritu está<br />

sometido a nuevas pruebas que la fortifican, al mismo tiempo que le hacen adquirir un mérito más<br />

cuando sale victorioso. Es <strong>el</strong> blanco de las persecuciones de los malos espíritus, hasta que éstos le<br />

consideran bastante fuerte para resistirlas. Entonces le dejan en descanso, porque saben que sus<br />

tentativas serían inútiles.<br />

Estos dos últimos ejemplos nos demuestran la misma prueba renovándose en cada encarnación tanto<br />

tiempo como se sucumbe en <strong>el</strong>la. Antonio B<strong>el</strong>l nos manifiesta además <strong>el</strong> hecho, no menos instructivo, de un<br />

hombre perseguido por <strong>el</strong> recuerdo de un crimen cometido en una existencia anterior, como un remordimiento y<br />

una advertencia. Vemos por esto que todas las existencias son solidarias entre sí. La justicia y la bondad de Dios<br />

resplandecen en la facultad que deja al hombre de mejorarse gradualmente sin cerrarle jamás la puerta d<strong>el</strong><br />

rescate de sus faltas. <strong>El</strong> culpable es castigado por su misma falta, y <strong>el</strong> castigo, en lugar de ser una venganza de<br />

Dios, es <strong>el</strong> medio empleado para hacerle progresar.<br />

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