El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
matado cobardemente por poseer su oro!... He sido impío, os he renegado, he blasfemado vuestro<br />
santo nombre... He querido abismarme, y por esto quería persuadirme de que no existíais... ¡Oh,<br />
Dios mío! ¡Soy un gran criminal! Lo comprendo ahora. ¿Pero no tendréis piedad de mí?... ¡Sois<br />
Dios, esto es, la bondad. la misericordia!<br />
¡Sois todopoderoso!<br />
“¡Piedad, Señor! ¡Oh, piedad! ¡Piedad! Os lo suplico, no seáis inflexible, libertadme de esta<br />
vista odiosa, de estas imágenes horribles..., de esta sangre..., de mis víctimas, cuyas miradas me<br />
penetran hasta <strong>el</strong> corazón como puñaladas.<br />
“Vosotros que estáis aquí, que me escucháis, sois buenas almas, almas caritativas. Sí, lo veo,<br />
tendréis piedad de mí. ¿no es verdad? Rogaréis por mí... ¡Oh! ¡Os lo suplico! No me rechacéis.<br />
Pediréis a Dios que quite de mi vista este horrible espectáculo. Os escuchará porque sois buenos.<br />
Os lo suplico, no me rechacéis como yo he rechazado a los otros... ¡Rogad por mí!”<br />
Los asistentes, conmovidos por sus pesares, le dirigieron palabras de aliento y de consu<strong>el</strong>o:<br />
“Dios -se le dijo-, no es inflexible, lo que pide al culpable es un arrepentimiento sincero y <strong>el</strong><br />
deseo de reparar <strong>el</strong> mal que ha hecho. Puesto que vuestro corazón no está endurecido y le pedís<br />
perdón por vuestros crímenes, extenderá sobre vos su misericordia si perseveráis en vuestras buenas<br />
resoluciones para reparar <strong>el</strong> mal que habéis hecho. No podéis, sin duda, devolver a vuestras<br />
víctimas la vida que les quitasteis, pero si pedís con fervor, Dios os concederá encontraros con <strong>el</strong>las<br />
en una nueva existencia, donde podréis demostrarles tanta adhesión como cru<strong>el</strong> habéis sido. Y<br />
cuando juzgará<br />
la reparación suficiente, entraréis en su gracia.<br />
“La duración de vuestro castigo está de este modo en vuestras manos. Depende de vos<br />
abreviarlo. Nosotros os prometemos ayudaros con nuestras oraciones, y llamar sobre vos la<br />
asistencia de buenos espíritus. Vamos a decir a vuestra intención la oración contenida en <strong>El</strong><br />
Evang<strong>el</strong>io según <strong>el</strong> Espiritismo, por los espíritus en sufrimiento y arrepentidos. No diremos la que<br />
se reza por los malos espíritus, porque desde luego que os arrepentís, que imploráis a Dios y<br />
renunciáis a hacer mal. No sois, a nuestros ojos, sino un espíritu desgraciado y no malo.”<br />
Dicha esta oración, y después de algunos instantes de calma, <strong>el</strong> espíritu continuó:<br />
“¡Gracias, Dios mío!... ¡Oh, gracias! Habéis tenido piedad de mí, estas horribles imágenes se<br />
alejan... No me abandonéis..., enviadme vuestros buenos espíritus para sostenerme... Gracias.”<br />
Después de esta escena, quedó la médium, durante algún tiempo, quebrantada y sin fuerzas,<br />
y sus miembros sumamente cansados. Tuvo <strong>el</strong> recuerdo, desde luego confuso, de lo que acababa de<br />
pasar. Después, poco a poco se acordó de algunas de las palabras que pronunció y que decía a pesar<br />
suyo. Sabía que no era <strong>el</strong>la quien hablaba.<br />
Al día siguiente, en una nueva reunión, se manifestó <strong>el</strong> espíritu, y empezó, durante algunos<br />
minutos solamente, la escena de la víspera, con la misma gesticulación expresiva, pero menos<br />
violenta. Después escribió valiéndose de la misma médium, con agitación febril, las palabras<br />
siguientes:<br />
“Gracias por vuestras oraciones, ya se ha producido en mí una mejora sensible. He rogado a<br />
Dios con todo fervor, que ha permitido que, por un momento, mis sufrimientos fuesen aliviados,<br />
pero veré aún a mis víctimas... ¡Están ahí!... ¡Están ahí!... ¿Veis esta sangre?...”<br />
La oración de la víspera fue repetida y <strong>el</strong> espíritu continúa, dirigiéndose a la médium.<br />
“Os pido perdón por haberme apoderado de vos. Gracias por <strong>el</strong> alivio que dais a mis<br />
sufrimientos, perdón por todo <strong>el</strong> mal que os he ocasionado, pero tengo necesidad de manifestarme,<br />
vos sola podéis...<br />
“¡Gracias, gracias! Siento un pequeño alivio, pero me falta mucho para llegar al fin de mis<br />
pruebas. Pronto volverán a venir mis víctimas. He ahí <strong>el</strong> castigo, lo he merecido, Dios mío, pero sed<br />
indulgente.<br />
“Vosotros todos, orad por mí, tened piedad de mí.”<br />
Página 182