El Cielo y el Infierno
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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
De estas comunicaciones se desprenden otras instrucciones importantes. En primer lugar, la<br />
confirmación d<strong>el</strong> principio de eterna justicia, que <strong>el</strong> arrepentimiento no basta para colocar a los<br />
culpables en <strong>el</strong> rango de los <strong>el</strong>egidos. <strong>El</strong> arrepentimiento es <strong>el</strong> primer paso hacia la rehabilitación<br />
que llama la misericordia de Dios, es <strong>el</strong> pr<strong>el</strong>udio d<strong>el</strong> perdón y de disminuirse los sufrimientos. Pero<br />
Dios no absu<strong>el</strong>ve sin condición. Es precisa la expiación y sobre todo la reparación. Esto es lo que<br />
comprende Latour y es a lo que se prepara.<br />
En segundo lugar, si se compara este criminal con <strong>el</strong> de Cast<strong>el</strong>naudary, se encuentra una<br />
gran diferencia en <strong>el</strong> castigo que se le ha impuesto. En este último <strong>el</strong> arrepentimiento ha sido más<br />
tardío, y en consecuencia, la pena más larga. Esta pena es, además, casi material, mientras que en<br />
Latour <strong>el</strong> sufrimiento es más bien moral. Esto consiste en que, como hemos dicho más arriba, la<br />
int<strong>el</strong>igencia d<strong>el</strong> uno estaba mucho más desarrollada que la d<strong>el</strong> otro. Era necesario algo que pudiese<br />
afectar sus sentidos obtusos. Pero las penas morales no son menos amargas para aqu<strong>el</strong> que ha<br />
llegado al grado exigido para comprenderlas. Se puede juzgar de esto por los ayes que exhala<br />
Latour. No son de cólera, sino la expresión de los remordimientos, acompañados muy pronto d<strong>el</strong><br />
arrepentimiento y d<strong>el</strong> deseo de reparar, a fin de realizar su progreso.<br />
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