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El Cielo y el Infierno

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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

enteramente, y le falta aún mucho tiempo para deshacerse de ese hábito fatal. Sólo la oración de<br />

nuestros hermanos puede ayudarnos a deshacernos de él.<br />

21. ¿Queréis hablar de vuestros hermanos encarnados o de los espíritus?<br />

R. De los unos y los otros.<br />

22. Mientras que nos comunicábamos con vuestro hermano, una persona aquí presente ha<br />

rogado por él. ¿Esta oración, le ha sido útil?<br />

R. No se perderá... Si ahora rechaza la gracia, ésta le volverá cuando esté en estado de poder<br />

recurrir a esta divina panacea.<br />

Vemos aquí otro género de castigo, pero que no es <strong>el</strong> mismo en todos los incrédulos. Independientemente<br />

d<strong>el</strong> sufrimiento, hay la precisión, para este espíritu, de reconocer las verdades de que había renegado en su vida.<br />

Sus ideas actuales denotan cierto progreso, comparativamente a otros espíritus que persisten en la negación de<br />

Dios. Esto ya es algo, y un principio de humildad <strong>el</strong> convenir en que se ha equivocado. Es más probable que, en<br />

su próxima encarnación, la incredulidad habrá hecho lugar al sentimiento innato de la fe.<br />

Habiéndose transmitido <strong>el</strong> resultado de estas dos evocaciones a la persona que las había<br />

solicitado, recibimos de esta última la contestación siguiente:<br />

“Caballero, no os podéis figurar cuánto bien me han hecho las evocaciones de mi suegro y<br />

de mi tío. Los hemos reconocido enteramente. La escritura d<strong>el</strong> primero, sobre todo, tiene una<br />

analogía admirable con la que tenía en su vida. Tanto más que durante los últimos meses que ha<br />

pasado con nosotros era sobarbada e indescifrable. Se encuentra en dicha escritura la misma forma<br />

de los palos de la rúbrica y de ciertas letras. En cuanto a las palabras, a las expresiones y al estilo,<br />

es todavía más notable. Para nosotros la analogía es perfecta excepto que se halla más ilustrado<br />

acerca de Dios, <strong>el</strong> alma y la eternidad que negaba tan formalmente en otro tiempo. Estamos, pues,<br />

enteramente convencidos de su identidad. Dios será glorificado por nuestra creencia más firme en <strong>el</strong><br />

Espiritismo, y nuestros hermanos, espíritus y encarnados, vendrán a ser mejores.<br />

“La identidad de su hermano es menos evidente. Con la diferencia inmensa d<strong>el</strong> ateo al<br />

creyente, hemos reconocido su carácter, su estilo, su giro en las frases. Una palabra sobre todo nos<br />

ha sorprendido, es la de panacea; ésta era su palabra de costumbre, la decía y la repetía a todos a<br />

cada instante.<br />

“He comunicado estas dos evocaciones a muchas personas, que se han quedado pasmadas de<br />

su veracidad. Pero los incrédulos, los que tienen las opiniones de mis dos parientes, hubieran<br />

querido respuestas aún más categóricas: que M. D..., por ejemplo, precisase <strong>el</strong> paraje donde ha sido<br />

enterrado, aqu<strong>el</strong> en que se ha ahogado, de qué manera fue recogido su cadáver. Para satisfacerles y<br />

convencerles, ¿no podríais evocarle de nuevo? En este caso, ¿tendréis la bondad de dirigirles las<br />

preguntas siguientes?: ¿Dónde y cómo ejecutó su suicidio?, ¿cuánto tiempo permaneció bajo <strong>el</strong><br />

agua?, ¿en qué sitio fue enterrado?, ¿de qué manera, civil o r<strong>el</strong>igiosa, se procedió a su inhumación?,<br />

etc.<br />

“Os suplico tengáis a bien hacer que se conteste categóricamente a estas preguntas, que son<br />

esenciales para los que dudan todavía. Estoy persuadido d<strong>el</strong> bien inmenso que eso produciría. Hago<br />

de modo que mi carta os llegue mañana viernes, a fin de que podáis hacer esta evocación en la<br />

sesión de la Sociedad, que debe tener lugar dicho día... etc.”<br />

Hemos reproducido esta carta a causa d<strong>el</strong> hecho de identidad que acredita. Nosotros añadimos aquí la<br />

respuesta que hemos dado, para instrucción de las personas que no están familiarizadas con las comunicaciones<br />

de ultratumba.<br />

“...Las preguntas que deseáis que dirijamos de nuevo al espíritu de vuestro suegro son sin<br />

duda dictadas con la laudable intención de convencer incrédulos, porque en <strong>el</strong>las no vemos en vos<br />

ningún sentimiento de duda ni de curiosidad. Pero un conocimiento más perfecto de la ciencia<br />

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