El Cielo y el Infierno
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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
CAPÍTULO VIII<br />
Los Áng<strong>el</strong>es<br />
Los áng<strong>el</strong>es según la iglesia<br />
1. Todas las r<strong>el</strong>igiones han tenido áng<strong>el</strong>es bajo diversos nombres, esto es, superiores a la<br />
Humanidad, intermediarios entre Dios y los hombres. <strong>El</strong> materialismo, negando toda existencia<br />
espiritual fuera de la vida orgánica, ha colocado naturalmente a los áng<strong>el</strong>es entre las ficciones y las<br />
alegorías. La creencia en los áng<strong>el</strong>es forma parte esencial de los dogmas de la iglesia.<br />
He aquí cómo los define: 1<br />
1. Tomamos este resumen de la pastoral de Monseñor Gouss<strong>el</strong>, cardenal arzobispo de Reims, para la<br />
cuaresma de 1864. Se la puede considerar, así como la referente a los demonios, procedente d<strong>el</strong> mismo origen y<br />
citada en <strong>el</strong> capítulo siguiente, como la última expresión d<strong>el</strong> dogma de la iglesia sobre este punto.<br />
2. “Nosotros creemos firmemente -expresa un Concilio general y ecuménico-, 2 que no hay<br />
más que un solo Dios verdadero, eterno e infinito, <strong>el</strong> cual al principio d<strong>el</strong> tiempo formó toda<br />
criatura de la nada, la espiritual y la corporal, la angélica y la mundana, y enseguida formó, como<br />
medio entre las dos, la naturaleza humana, compuesta de cuerpo y espíritu.<br />
2. Concilio de Letrán.<br />
“Tal es, según la fe, <strong>el</strong> plan divino en la obra de la Creación, plan majestuoso y completo,<br />
como convenía a la sabiduría eterna. Así concebido, presenta <strong>el</strong> ser a nuestros pensamientos en<br />
todos los grados y en todas las condiciones. En la esfera más <strong>el</strong>evada aparecen la existencia y la<br />
vida puramente espiritual: en la más baja, la puramente material, y en medio, separándolas, una<br />
maravillosa unión de las dos sustancias, una vida común a la vez al espíritu int<strong>el</strong>igente y al cuerpo<br />
orgánico.<br />
“Nuestra alma es de una naturaleza simple e invisible, pero limitada en sus facultades. La<br />
idea que tenemos de la perfección nos hace comprender que puede haber otros seres simples como<br />
<strong>el</strong>la y superiores por sus cualidades y privilegios.<br />
“<strong>El</strong> alma es grande y noble, pero está asociada a la materia, servida por frágiles órganos,<br />
limitada en su acción y en su potencia. ¿Por qué no ha de haber otras naturalezas más nobles aún,<br />
libres de esta esclavitud y de estas trabas, dotadas de una fuerza más grande y de una actividad<br />
incomparable? Antes que Dios colocara al hombre en la Tierra para conocerle, amarle y servirle,<br />
¿no pudo llamar a otras criaturas para componer su corte c<strong>el</strong>este, y para adorarle en la morada de su<br />
gloria? Dios, en fin, recibe de las manos d<strong>el</strong> hombre <strong>el</strong> tributo d<strong>el</strong> honor y <strong>el</strong> homenaje de este<br />
Universo. ¿Es extraño que reciba de las manos d<strong>el</strong> áng<strong>el</strong> incienso y la oración d<strong>el</strong> hombre? Si los<br />
áng<strong>el</strong>es no existiesen, la gran obra d<strong>el</strong> Creador no tendría <strong>el</strong> coronamiento y la perfección de que<br />
era susceptible este mundo que atestigua su omnipotencia. No sería la obra maestra de su sabiduría.<br />
Nuestra misma razón, aunque frágil y débil, podría fácilmente concebirse más completo y más<br />
acabado.<br />
“En cada página de los libros sagrados d<strong>el</strong> antiguo y d<strong>el</strong> nuevo Testamento, se hace mención<br />
de estas int<strong>el</strong>igencias, en invocaciones piadosas, o en rasgos históricos. Su intervención aparece<br />
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