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El Cielo y el Infierno

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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

su estado de sufrimiento que acusa su inferioridad. No temas, has recibido una instrucción formal.<br />

Aunque sufra este espíritu, es lo bastante <strong>el</strong>evado en int<strong>el</strong>igencia para hablar como lo ha hecho. No<br />

le falta más que la humildad, sin la cual ningún espíritu puede llegar a Dios. Esta humildad la ha<br />

adquirido ahora, y esperamos que con perseverancia saldrá triunfante de una nueva prueba.<br />

“Nuestro padre c<strong>el</strong>este, lleno de justicia en su sabiduría, toma en cuenta los esfuerzos que<br />

hace <strong>el</strong> hombre para dominar sus malos instintos. Cada victoria conseguida sobre vosotros mismos<br />

es un p<strong>el</strong>daño salvado de esta escala, de la cual un extremo se apoya en vuestra Tierra y <strong>el</strong> otro se<br />

detiene a los pies d<strong>el</strong> juez supremo. Subidlos, pues, con ánimo resu<strong>el</strong>to. Son suaves para los que<br />

tienen la voluntad fuerte.<br />

“Mirad siempre a lo alto para animaros, porque, ¡desgraciado de aqu<strong>el</strong> que se detiene y<br />

vu<strong>el</strong>ve la cabeza! En este caso se desvanece, <strong>el</strong> vacío que le rodea le espanta, se encuentra sin<br />

fuerzas, y se pregunta: ¿Para qué me sirve ad<strong>el</strong>antar más? ¡He hecho tan poco camino! No, amigos<br />

míos, no volváis la cabeza. <strong>El</strong> orgullo está encarnado en <strong>el</strong> hombre. Pues bien, emplead este orgullo<br />

en daros fuerza y valor para acabar vuestra ascensión. Empleadlo en dominar vuestras debilidades,<br />

y subid a la cima de la montaña eterna.”<br />

Pascal Lavich<br />

<strong>El</strong> Havre, 9 de agosto de 1863<br />

Este espíritu se comunicó espontáneamente al médium, sin que éste le hubiese conocido en<br />

su vida, ni siquiera de nombre.<br />

“Creo en la bondad de Dios, que se servirá tener misericordia de mi pobre espíritu. ¡He<br />

sufrido mucho, mucho!... Mi cuerpo pereció en <strong>el</strong> mar. Mi espíritu estaba siempre adherido a mi<br />

cuerpo, y largo tiempo estuvo errante sobre las olas...”<br />

La comunicación fue interrumpida, prosiguiéndola <strong>el</strong> espíritu al día siguiente:<br />

“...Ha tenido a bien permitir que las oraciones de los que dejé en la Tierra me saquen d<strong>el</strong><br />

estado de perturbación y de incertidumbre en que mi espíritu estaba sumergido. Me han esperado<br />

mucho tiempo y pudieron encontrar mi cuerpo. Ahora descansa, y mi espíritu, separado con trabajo,<br />

ve las faltas cometidas, la prueba consumada. Dios juzga con justicia, y su bondad se extiende sobre<br />

los arrepentidos.<br />

“Sí, mucho tiempo mi espíritu estuvo errante con mi cuerpo, porque tenía que expiar. Seguid<br />

<strong>el</strong> camino derecho, si queréis que Dios permita que se separe pronto vuestro espíritu de su<br />

envoltura. Vivid en su amor, orad, y la muerte, tan terrible para algunos, será suave para vosotros,<br />

puesto que sabéis la vida que os aguarda. Sucumbí en <strong>el</strong> mar, y me esperaron mucho tiempo. <strong>El</strong> no<br />

poder apartarme de mi cuerpo era para mí una terrible prueba, por esto tengo necesidad de vuestras<br />

oraciones, de vosotros que estáis en la creencia que salva, de vosotros que podéis rogar a Dios por<br />

mí como se debe. Me arrepiento y espero que tendrá a bien perdonarme. <strong>El</strong> cuerpo que se encontró<br />

<strong>el</strong> 6 de agosto era <strong>el</strong> de un pobre marinero. Era <strong>el</strong> mío, que pereció hace mucho tiempo. ¡Rogad por<br />

mí!”<br />

P. ¿Dónde os han encontrado?<br />

R. Cerca de vosotros.<br />

<strong>El</strong> Diario de <strong>El</strong> Havre d<strong>el</strong> 11 de agosto de 1863 contenía <strong>el</strong> artículo siguiente, d<strong>el</strong> cual no<br />

pudo tener conocimiento <strong>el</strong> médium:<br />

“Hemos anunciado que se había encontrado <strong>el</strong> 6 de este mes <strong>el</strong> tronco de un cadáver entre<br />

Bleville y la Héve. La cabeza, los brazos y medio cuerpo había desaparecido. Sin embargo, su<br />

identidad pudo justificarse por <strong>el</strong> calzado, todavía sujeto a los pies. Así es que se ha reconocido que<br />

era <strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> pescador Lavich, que pereció <strong>el</strong> 11 de diciembre a bordo d<strong>el</strong> buque Alerta,<br />

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