El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
El Cielo y el Infierno
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
preguntamos si se le había despedido.<br />
Nos contestaron: “No, se fue a pasar algunos días a su país y en él murió. Nosotros lo<br />
sentimos mucho, porque era un exc<strong>el</strong>ente sujeto, y tenía sentimientos verdaderamente más <strong>el</strong>evados<br />
que su posición. Nos era muy simpático y nos ha dado pruebas d<strong>el</strong> mayor afecto.”<br />
Más ad<strong>el</strong>ante nos vino <strong>el</strong> pensamiento de evocar a este joven, y he aquí lo que nos<br />
manifestó:<br />
“En mi penúltima encarnación era, como se comenta en la Tierra, de muy buena familia,<br />
pero arruinada por las prodigalidades de mi padre. Quedé huérfano muy joven y sin recursos. Un<br />
amigo de mi padre me recogió, me educó como a su hijo dándome una brillante educación por la<br />
que me envanecí. Este amigo es hoy día M. de G.., en cuyo servicio me habéis visto.<br />
“He querido en mi última existencia expiar mi orgullo, naciendo en una condición servil, y<br />
he encontrado en <strong>el</strong>la la ocasión de probar adhesión a mi bienhechor. Le salvé la vida sin que jamás<br />
lo haya pensado. Ésta era al mismo tiempo una prueba de la que salí con ventaja, pues tuve bastante<br />
fuerza para no dejarme corromper con <strong>el</strong> contacto de un círculo casi siempre vicioso. A pesar de los<br />
malos ejemplos, permanecí puro, y doy por esto gracias a Dios, porque estoy recompensado con la<br />
dicha que gozo.”<br />
P. ¿En qué circunstancias habéis salvado la vida a M. de G...?<br />
R. En un paseo a caballo en que le seguía, percibí un grueso árbol que caía de su lado y que<br />
él no veía. Le llamé dando un grito terrible, se volvió prontamente, y durante este tiempo, <strong>el</strong> árbol<br />
cayó a sus pies. Sin <strong>el</strong> movimiento que provoqué, le hubiera aplastado.<br />
M. de G..., a quien se refirió <strong>el</strong> hecho, lo recordó perfectamente.<br />
P. ¿Por qué habéis muerto tan joven?<br />
R. Dios juzgó mi prueba suficiente.<br />
P. ¿Cómo os ha podido aprovechar esta prueba, pues no teníais recuerdo de la causa que la<br />
había motivado?<br />
R. En mi humilde posición me quedaba un instinto de orgullo, que fue lo bastante<br />
afortunado en poder dominar, lo que hizo que la prueba fuese provechosa. Sin esto tendría todavía<br />
que volverla a empezar. Mi espíritu se acordaba en sus momentos de libertad, y me quedaba al<br />
despertar un deseo intuitivo de resistir a mis tendencias, que conocía eran malas. He tenido más<br />
mérito en luchar así que si me hubiera claramente acordado d<strong>el</strong> pasado. <strong>El</strong> recuerdo de mi antigua<br />
posición habría exaltado mi orgullo y me hubiera perturbado, mientras que no tuve que combatir<br />
sino las consecuencias de mi nuevo estado.<br />
P. Recibisteis una brillante educación. ¿De qué os ha servido esto en vuestra última<br />
existencia, puesto que no os acordabais de los conocimientos que habíais adquirido?<br />
R. Estos conocimientos hubieran sido inútiles, y un contrasentido en mi nueva posición.<br />
Quedaron latentes, y hoy día los he vu<strong>el</strong>to a encontrar. Sin embargo, tampoco me han sido inútiles,<br />
porque han desarrollado mi int<strong>el</strong>igencia, que me inspiraba repulsión por los ejemplos bajos y<br />
groseros que tenía a la vista. Sin esta educación, no habría sido más que un criado.<br />
P. Los ejemplos de los servidores adictos a sus amos hasta la abnegación, ¿tienen por causa<br />
r<strong>el</strong>aciones anteriores?<br />
R. No lo dudéis. Es, al menos, <strong>el</strong> caso más común. Estos servidores son algunas veces<br />
miembros de la misma familia, o, como yo, agradecidos que pagan una deuda de reconocimiento, y<br />
que su adhesión ayuda al progreso. No sabéis todos los efectos dc simpatía que de antipatía que<br />
estas r<strong>el</strong>aciones anteriores producen en <strong>el</strong> mundo. No, la muerte no interrumpe estas r<strong>el</strong>aciones, que<br />
se perpetúan muchas veces de siglo en siglo.<br />
P. ¿Por qué estos ejemplos de adhesión de los servidores son tan raros hoy en día?<br />
R. Es preciso culpar de esto al espíritu de egoísmo y de orgullo de vuestro siglo,<br />
Página 208