02.05.2014 Views

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

El Cielo y el Infierno

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

CAPÍTULO II<br />

Espíritus f<strong>el</strong>ices<br />

<strong>El</strong> Sr. Sanson<br />

<strong>El</strong> Sr. Sanson, antiguo miembro de la Sociedad Espiritista de París, murió <strong>el</strong> 21 de<br />

abril de 1862, después de un año de cru<strong>el</strong>es sufrimientos. Previendo su fin, dirigió al presidente de<br />

la sociedad una carta que contenía <strong>el</strong> párrafo siguiente:<br />

“En <strong>el</strong> caso de sorpresa por la desagregación de mi alma d<strong>el</strong> cuerpo, tengo <strong>el</strong> honor de<br />

recordaros una súplica que ya os hice hará aproximadamente un año atrás. Ésta es la de evocar mi<br />

espíritu lo más pronto posible y lo más a menudo que juzguéis a propósito, a fin de que, miembro<br />

bastante inútil de nuestra sociedad durante mi presencia sobre la Tierra, pudiese servirla de alguna<br />

utilidad en ultratumba, dándole los medios de estudiar fase por fase en estas evocaciones las<br />

diversas circunstancias que siguen a lo que <strong>el</strong> vulgo llama la muerte, pero que para nosotros,<br />

espiritistas, no es más que una transformación, según las miras impenetrables de Dios, pero siempre<br />

útil al fin que se propone.<br />

“Además de esta autorización y súplica de hacerme <strong>el</strong> honor de esta especie de autopsia<br />

espiritual, que mi escaso ad<strong>el</strong>anto como espíritu quizás hará estéril, en cuyo caso vuestra prudencia<br />

os inclinará naturalmente a no ir más lejos de cierto número de ensayos, me tomo la libertad de<br />

rogaros personalmente, así como a todos mis colegas, tengan la bondad de suplicar al<br />

Todopoderoso permita a los buenos espíritus me asistan con sus consejos benévolos, en particular<br />

San Luis, nuestro presidente espiritual, al objeto de guiarme en la <strong>el</strong>ección y época de otra<br />

encarnación. Porque ahora esto ya me ocupa mucho, temo equivocarme sobre mis fuerzas<br />

espirituales y pedir a Dios demasiado pronto y presuntuosamente un estado corporal en <strong>el</strong> cual no<br />

pudiese justificar la bondad divina, lo que en lugar de servir para mi ad<strong>el</strong>anto, prolongaría mi<br />

situación sobre la Tierra o en otra parte, si desfalleciera en mi prueba.”<br />

Para cumplir mejor con su deseo de ser evocado lo más pronto posible después de su<br />

fallecimiento, pasamos con algunos miembros de la sociedad a la casa mortuoria, y en presencia d<strong>el</strong><br />

cuerpo tuvo lugar la conversación siguiente, una hora antes de la inhumación. Teníamos en esto un<br />

doble objeto: <strong>el</strong> de cumplir su voluntad postrera y <strong>el</strong> de observar una vez más la situación d<strong>el</strong> alma<br />

en un momento tan inmediato a la muerte, y esto en un hombre eminentemente int<strong>el</strong>igente e<br />

ilustrado, y profundamente penetrado de las verdades espiritistas. Íbamos a probar la influencia de<br />

estas creencias sobre <strong>el</strong> estado d<strong>el</strong> espíritu, recogiendo sus primeras impresiones. Nuestra esperanza<br />

no fue vana. <strong>El</strong> Sr. Sanson describió con perfecta lucidez <strong>el</strong> instante de la transición. Él se ha visto<br />

morir y se ha visto renacer, circunstancia poco común y que dependía de la <strong>el</strong>evación de su espíritu.<br />

I<br />

Habitación mortuoria. 23 de abril de 1862<br />

1. Evocación. Vengo a vuestro llamamiento para cumplir mi promesa.<br />

2. Mi querido Sr. Sanson, tenemos un deber y un placer en evocaros lo más pronto posible<br />

después de vuestra muerte, tal como lo deseabais.<br />

R. Es un favor especial de Dios que permite a mi espíritu <strong>el</strong> poder comunicarse. Os doy las<br />

gracias por vuestra buena voluntad, pero estoy débil y tiemblo.<br />

3. Sufríais tanto, que pienso podemos preguntaros cómo os encontráis ahora. ¿Os resentís<br />

Página 90

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!