Pago por Servicios Ambientales y Comunidades Rurales. - UNAM
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RESUMEN EJECUTIVO<br />
Por su situación de puente geográfico mesoamericano, y su variedad topográfica, México se<br />
conoce como uno de los países de “megadiversidad” en el mundo. Hay grandes recursos<br />
forestales (aproximadamente 56% del territorio); y hay una tasa de deforestación que es el doble<br />
del promedio nacional.<br />
El campesinado mexicano es un sector en transición. Viene de haber sido un pilar de la<br />
Revolución Mexicana (1910-20) – con la cual ganó una reforma agraria que todavía hoy pone en<br />
su posesión más de la mitad del territorio nacional – y de haber pro<strong>por</strong>cionado alimentación y<br />
mano de obra baratas durante la transformación del país hacia uno urbano (en el 75%) y en<br />
avanzadas vías de la industrialización. La población campesina – en parte significativa indígena<br />
– se concentra en el sur del país, donde también se concentran las reservas de agua y el bosque<br />
más im<strong>por</strong>tantes. De hecho, hasta el 80% del bosque nacional se encuentra en los ejidos y<br />
comunidades semi-colectivizados, conocidos como “propiedad social”.<br />
En general estamos hablando de campesinos que producen para su consumo y para el mercado,<br />
cuyas formas de organización y de acceso a los recursos naturales ofrecen o<strong>por</strong>tunidades para<br />
construir esquemas de desarrollo sustentable, y hasta de reconversión de áreas inapropiadas para<br />
la agricultura a su vocación forestal. La situación sigue siendo de riesgo fuerte de destrucción<br />
irreversible de los recursos naturales y biodiversidad de grandes áreas de la “propiedad social” si<br />
la sociedad y gobierno mexicano no mostraran compromiso político de invertir en el desarrollo<br />
sustentable.<br />
Desde los años 1970, México ha reconocido un problema de contaminación del aire y agua, y ha<br />
experimentado con normas y controles hacia su resolución, sin nunca retar de forma frontal la<br />
expansión económica industrial del país. Para finales de los años 1980, la protección del<br />
ambiente comenzó a perfilarse. Fue en 1988 que el gobierno se abrió a una secretaría del<br />
ambiente. La creación de áreas naturales protegidas (ANP) pronto resultó estratégica.<br />
Al mismo tiempo, organizaciones civiles (o no-gubernamentales) conservacionistas y ecologistas<br />
emergieron con agendas de denuncia contra abusos en el modelo económico (el aire<br />
contaminado <strong>por</strong> los autos, la industria destructora de hábitats, etc.) y de reclamo al Estado para<br />
que asumiera su papel de protector de los recursos naturales. Con aptitudes progresistas en la<br />
arena internacional, el gobierno mexicano figuró en el movimiento ambientalista post-Río/92, y<br />
fue de los primeros ratificadores del Protocolo de Kioto. Un aparato gubernamental mínimo<br />
respetable (la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, 1995) de ideología<br />
avanzada en el ámbito del desarrollo sustentable y la conservación se armó. Al mismo tiempo el<br />
país optó <strong>por</strong> la globalización neo-liberal radical, terminando en su participación en el Area de<br />
Libre Comercio de América del Norte (1994).<br />
Mientras tanto, los campesinos y campesinas mexicanas han experimentado con distintas<br />
estrategias, desde la resistencia en su economía de subsistencia, el reclamo político <strong>por</strong><br />
programas mínimos, y la experimentación con alternativas de mercado, ya que los granos<br />
básicos, el café convencional, y el ganado son todas opciones de poco futuro.