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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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Popular el paraíso: la AAO en El Cabrito - 125téntico, como algo perdido que se encontraría pleno y libre en “otro” tiempoo en “otros” mundos. En la práctica artística esa ausencia podía colmarsepor entonces con “cualquier cosa”, siempre y cuando se percibiera como obra,como el “producto cultural” <strong>de</strong> una “experiencia auténtica”. Así ocurría en losprincipales centros artísticos internacionales. Los happenings <strong>de</strong> Kaprow o losevents <strong>de</strong> Brecht, por ejemplo, no precisaban <strong>de</strong> un “contenido” explícito, <strong>de</strong>un “tema” o argumento legitimador para ser percibidos como obras en las quese daba expresión a una vivencia verda<strong>de</strong>ra, liberada pretendidamente <strong>de</strong> lasconvenciones y los límites <strong>de</strong>l arte. De hecho, las obras más logradas entre estasten<strong>de</strong>ncias, también en su funcionalidad política, serían aquellas que mejorapuntan o “representan”, sin preten<strong>de</strong>r saturarla, esa ausencia primera y esedispositivo dialéctico que la sustenta (el juego <strong>de</strong> site y non-site <strong>de</strong> Smithsonsería en este sentido un ejemplo paradigmático).Pero Muehl es un artista <strong>de</strong>l “tema”: “la diferencia principal entre los artistas<strong>de</strong>l happening/fluxismo y los <strong>de</strong>l accionismo resi<strong>de</strong> en el hecho <strong>de</strong> que elaccionismo es temático mientras que los primeros cultivaban los ready-ma<strong>de</strong><strong>de</strong> Marcel pero ignoraban la obra temática <strong>de</strong> Duchamp: Étant donnés”. 25 Cuyotema <strong>de</strong>be ser, según parece, el sexo. Pero el sexo explícito, la genitalidad comorealidad material, abierta y puesta ante los ojos. Lo cierto es que este reduccionismocasi caricaturesco <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong> la mirada y las pulsiones, esta incapacidadpara aceptar la metáfora como elemento vital, es la trampa principalque recorre su obra y que se exten<strong>de</strong>rá también a la propia comuna. 26 El arte,como el propio <strong>de</strong>seo, sería un problema sólo <strong>de</strong> “contenido”, una cuestión“temática”, ajena a los problemas <strong>de</strong>l lenguaje: “No es la <strong>de</strong>strucción formal loque es importante, sino la <strong>de</strong>strucción temática que se dirige contra las imágenes<strong>de</strong>l mundo”. 27 Su vandalismo es una campaña <strong>de</strong> agresión directa contra lafalsedad e hipocresía <strong>de</strong> las imágenes y en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la verdad “temática” <strong>de</strong>lo real. Lo real, diría la voluntad <strong>de</strong> saber, <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>snudado en su literalidad.Y al parecer, por lo menos en el caso <strong>de</strong> Muehl, cuando lo “real” se <strong>de</strong>snuda,literalmente <strong>de</strong>ja ver su única verdad: el sexo.Es aquí don<strong>de</strong> el marco local, con su juego extemporáneo <strong>de</strong> prohibiciones,alienta hasta el paroxismo la dialéctica <strong>de</strong> la transgresión. En el ambiente retrógradoy pacato <strong>de</strong> la sociedad austriaca postnazi todavía se podía seguir manteniendola ilusión <strong>de</strong> la “hipótesis represiva”. Una ilusión que pasó a convertirseen el “tema” único y expreso <strong>de</strong> sus acciones. El valor <strong>de</strong> autenticidad <strong>de</strong> lasobras venía corroborado en la práctica por el “escándalo” y la represión policialsubsiguiente. Para hacer arte <strong>de</strong> verdad, bastaba entonces con reducir el cuerpoa su materialidad genital y hacer con él todo lo prohibido. El dispositivo erasimple y efectivo, en esta dialéctica <strong>de</strong> la transgresión la exteriorización <strong>de</strong> lo“perverso”, la visibilidad <strong>de</strong> lo insano, la violación pública <strong>de</strong> todos los tabúescorporales tenía un contenido asegurado como verdad –política−, al tiempoque <strong>de</strong>spertaba en el espectador una insaciable “voluntad <strong>de</strong> ver”.Su obra <strong>de</strong> los últimos años <strong>de</strong> los 60 resulta tan sintomática que la viejametáfora energética (creación, vitalidad, fuerza, inmediatez) tan activa enla pintura <strong>de</strong> los siglos XIX y XX queda reducida literalmente a mera energíabiológica y sexual, mientras la “represión” judicial y policial viene a ejercercomo “superficie <strong>de</strong> resistencia”. Este juego inestable entre energía (genital) y

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