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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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218 - La era <strong>de</strong> la discrepancia: aristas <strong>de</strong> un hito polémicozonas o momentos <strong>de</strong>cisivos que habían quedadoocluidas hasta ahora <strong>de</strong>l relato hegemónico <strong>de</strong>l artemexicano (“el pasado reciente estaba marginado <strong>de</strong>la historia a tal grado que parecía no haber ocurridonunca”, sostienen los curadores), que tuvieron lugara lo largo <strong>de</strong>l tramo histórico <strong>de</strong> las tres últimas décadas<strong>de</strong> gobierno <strong>de</strong>l PRI, la fase <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y<strong>de</strong>scomposición <strong>de</strong> la dictadura <strong>de</strong> partido emanada<strong>de</strong> la revolución <strong>de</strong> 1910.LEDLD viene generando −fiel al espíritu que convoca−profundas discrepancias entre entusiastas fervorososy duros críticos. Lo cierto es que las más <strong>de</strong>sesenta reseñas sobre la muestra, aparecidas tantoen México como en el resto <strong>de</strong>l mundo (y republicadas<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la página web <strong>de</strong>l proyecto) son indicio<strong>de</strong> su indiscutible y polémico impacto.Entre otras objeciones, se han cuestionado loslímites epocales <strong>de</strong>l periodo investigado. La fechaque inequívocamente simboliza el comienzo <strong>de</strong> esta“era” es el 2 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1968, cuando se <strong>de</strong>satala masacre <strong>de</strong> Tlatelolco, en la que la movilizaciónestudiantil es ferozmente reprimida (días antes <strong>de</strong> lainauguración <strong>de</strong> las Olimpiadas en la misma ciudad<strong>de</strong> México). Se precipita entonces un cambio radicalen las prácticas artísticas en medio <strong>de</strong> un contextoinstitucional represivo e intolerante signado por lapersecución política y el hostigamiento contra lasmanifestaciones <strong>de</strong> contracultura juvenil. En tanto,la fecha <strong>de</strong> clausura <strong>de</strong> la época podría ser en verdad1994, el “ominoso” año que se abre con el alzamientozapatista en Chiapas y concluye con una feroz crisiseconómica y social, en medio <strong>de</strong> asesinatos <strong>de</strong>políticos oficialistas. Pero los curadores <strong>de</strong>cidieronexten<strong>de</strong>r ese plazo al “anodino 1997”, 5 esperandoencontrar señales <strong>de</strong>l correlato <strong>de</strong> esta hecatombeinstitucional en el territorio <strong>de</strong>l arte.Quizá la crítica más consistente a LEDLD –y sobrela que también <strong>de</strong>rivó la conversación con CuauhtémocMedina que se transcribe más abajo– apuntaal tipo <strong>de</strong> lectura retrospectiva <strong>de</strong>l pasado en clave<strong>de</strong> concatenación lógica, consecuencia o conclusiónque genera la última sección (“Intemperie”), queincluye nombres reconocidos en la escena artísticainternacional contemporánea, como Francis Allÿs,Gabriel Orozco, Santiago Sierra, Teresa Margolles,entre otros. Cuauhtémoc <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la estrategia <strong>de</strong>otorgar valor (artístico) a lo previo excluido a partir<strong>de</strong> la notoriedad actual <strong>de</strong> dicha escena: “No setrató <strong>de</strong> otorgar criticidad radical <strong>de</strong>l pasado al arteactual, sino un vampirismo retroactivo: <strong>de</strong>splazarel prestigio <strong>de</strong>l presente a un pasado ninguneado”.Pero se corre el riesgo <strong>de</strong> sostener una genealogía oun recorrido teleológico, reforzado por la secuenciacronológica, entre una escena signada por diversasmanifestaciones <strong>de</strong>l activismo y la contracultura y laactualidad exitosa en términos <strong>de</strong> mercado y legitimidadinternacional <strong>de</strong>l neo-conceptualismo mexicano,en el marco <strong>de</strong> la globalización <strong>de</strong> los 90.No se trata, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> la única <strong>de</strong>riva actual posible<strong>de</strong> las prácticas críticas pasadas. José ManuelSpringer apunta que “la exposición <strong>de</strong>bería concluircon propuestas que hicieran que el visitante pensarasobre la historia reciente en forma distinta, que elarte <strong>de</strong> los 60 y 70 no fuera únicamente visto como elancestro <strong>de</strong>l arte conceptual reciente”. 6 Siguiendo esalógica, podrían encontrarse otras reverberacionesque establecieran una línea <strong>de</strong> continuidad con esoslegados discrepantes. Entre ellas, aunque ya fuera <strong>de</strong>lperiodo estudiado, pue<strong>de</strong> mencionarse la experiencia<strong>de</strong> ASARO (Asamblea <strong>de</strong> Artistas Revolucionarios), uncolectivo <strong>de</strong> colectivos en el Estado <strong>de</strong> Oaxaca nacido<strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> insurgencia social contra el gobernadoren 2006, y cuyo trabajo empleó profusamente esténcilescallejeros y performances en las barricadas yasambleas durante los meses <strong>de</strong>l conflicto.El subtítulo <strong>de</strong>l proyecto anticipa la inclusión <strong>de</strong>producciones que no fueron concebidas en su origencomo arte ni inscritas en su circuito <strong>de</strong> validación(e incluso todo lo contrario, que lo impugnarony fueron marginales a él). En ese punto, un asuntoproblemático <strong>de</strong> esta exposición (¿y <strong>de</strong> cualquierotra <strong>de</strong> similar naturaleza?) es la dificultad <strong>de</strong> visibilizarla <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> dichas experiencias en un formatoexpositivo. ¿Se pue<strong>de</strong> reponer a través <strong>de</strong> unconjunto <strong>de</strong> restos, vestigios <strong>de</strong> sucesos o registrosla vitalidad <strong>de</strong> una red <strong>de</strong> producciones colectivas?¿Qué se pue<strong>de</strong> mostrar <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> producciónque erosiona no sólo el concepto <strong>de</strong> obra únicasino incluso la noción misma <strong>de</strong> “obra”? ¿Cómo darcuenta <strong>de</strong> la conflictividad <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> prácticasen las que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> circulación fuera <strong>de</strong> lasinstituciones artísticas <strong>de</strong>fine la materialidad <strong>de</strong> lassupuestas “obras”? ¿Cómo mostrar estas prácticassin neutralizar su dimensión crítica, su conflictividad<strong>de</strong> sentidos en pugna? ¿Cómo reponer su intensidaddada por su condición <strong>de</strong> actuar en un contextopreciso? ¿En qué formas reponer/reactivar su voltajerevulsivo para apostar a actualizarlas como experienciapresente? 7La condición efímera y la negativa al registro porparte <strong>de</strong> los propios realizadores <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> lasprácticas reconstruidas 8 o documentadas en LEDLDfueron parte <strong>de</strong> su ética radical, aunque en muchasotras, las obras <strong>de</strong>saparecieron por absoluta <strong>de</strong>sidiao <strong>de</strong>sprecio institucional. En ambos casos, el ingresoal museo (a cada museo y su contexto particular)exige la construcción <strong>de</strong> nuevos dispositivos, susceptibles<strong>de</strong> reponer una dimensión crítica que no se

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