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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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208 - Deriva breve por el planeta cómicbras <strong>de</strong> Francesca Lladó: “En 1962 se creó la Comisión<strong>de</strong> Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles(C.I.P.I.J.) <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la Dirección General <strong>de</strong>Prensa <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Información y Turismo, quetenía unas funciones claramente censorias. […] A finales<strong>de</strong> la década se comenzaron a soslayar las medidas<strong>de</strong>l referido organismo a través <strong>de</strong> la adopción <strong>de</strong>fórmulas puente, como la creación <strong>de</strong> las ‘narracionesgráficas para adultos’”. 18La producción <strong>de</strong> un público adulto (en paraleloa la progresiva pérdida <strong>de</strong>l público infantil y juvenil,que en lo sucesivo iría en aumento) fue precisamentela que llevó a un notable vuelco <strong>de</strong> la situación.Pero, como indica Lladó, “se produjo un <strong>de</strong>spertarteórico que fue previo al artístico y cuyas causas hemos<strong>de</strong> buscar en el boom repentino <strong>de</strong> este medioen otros países europeos”. Fue entonces cuando comenzóa hablarse <strong>de</strong> “cómic”, lo que ayudaba a contextualizarinternacionalmente el impulso en favor<strong>de</strong> su “dignificación”.De nuevo análogamente al caso <strong>de</strong>l cine, es latoma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> un “lenguaje <strong>de</strong>l cómic” loque impulsó la primera hornada <strong>de</strong> textos teóricosinspirados por el medio, en el marco <strong>de</strong>l generalizadointerés académico por la cultura <strong>de</strong> masas. Aunquehubo cierta variedad <strong>de</strong> enfoques (sociológico,histórico, psicológico), el que prevaleció fue el semiótico.Se trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir, o mejor, <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrirun nuevo lenguaje.En 1968 Lara y Martín fundan el Grupo <strong>de</strong> Estudios<strong>de</strong> las Literaturas Populares y <strong>de</strong> la Imagen, yen esos años aparecen revistas como Cuto (1967),Bang! (1968), Zeppelin (1973) o El Wendigo (1974)y libros como Tebeo y cultura <strong>de</strong> masas (Luis Gasca,1966), El apasionante mundo <strong>de</strong>l tebeo (AntonioLara, 1968), Los cómics en España (Luis Gasca, 1969)o El lenguaje <strong>de</strong> los cómics (Román Gubern, 1972).Toda esa producción teórica permitió notablesavances en la consi<strong>de</strong>ración académica <strong>de</strong>l medio.Manuel Barrero, director <strong>de</strong> Tebeosfera, 19 publicó enla cuarta edición <strong>de</strong> la misma (2002) un artículo en elque se <strong>de</strong>scribía el estado <strong>de</strong> la investigación sobrela historieta en el ámbito universitario, y en el que sepresentaba por primera vez una Relación <strong>de</strong> trabajos<strong>de</strong> investigación <strong>de</strong>sarrollados en el ámbito académicoespañol y <strong>de</strong>dicados al estudio, en su integridado en parte, <strong>de</strong>l humor gráfico y/o <strong>de</strong> la historieta encualquiera <strong>de</strong> sus aspectos (algo ampliada en 2005 yactualmente en fase <strong>de</strong> revisión). Y pue<strong>de</strong> apreciarseen ella la influencia <strong>de</strong> esos últimos años sesentay primeros setenta tanto en la cantidad como en lacalidad <strong>de</strong> la literatura generada (en la que aparecennombres relevantes como el referido AntonioLara 20 [1965], Ludolfo Paramio [1972], Juan AntonioRamírez [1972] o Luis Con<strong>de</strong> [1973]). Con todo ello, ycon la cada vez mayor cobertura informativa sobreel medio (en prensa, radio y, ya en los años ochenta,televisión), se contribuyó a “rehabilitar” una parcela<strong>de</strong> la cultura popular ignorada hasta entonces por laoficial, a la asunción <strong>de</strong> su dignidad y <strong>de</strong> la necesidad<strong>de</strong> conservar y documentar ese patrimonio.Pero no hay que olvidar que el suelo i<strong>de</strong>ológicoen el que arraigaron muchos <strong>de</strong> aquellos estudiospioneros arrastró sus propios prejuicios, que entorpeceríanla lectura <strong>de</strong> su objeto <strong>de</strong> análisis.Recientemente hemos leído, sin embargo, elcorrectivo aplicado a algunos <strong>de</strong> ellos, y como <strong>de</strong>pasada, por parte <strong>de</strong> José Luis Pardo. En su últimolibro, inspirado por el álbum Sgt. Pepper’s LonelyHearts Club Band con el que comenzábamos nuestra<strong>de</strong>riva, y especialmente por su cubierta, escribe:“la fábula <strong>de</strong> Superman cumple, en efecto, los requisitosque unas líneas atrás le señalaba UmbertoEco (invoca una fuerza superior, capaz <strong>de</strong> resolverlos problemas por inmensos que ellos sean), perono <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser una fábula. Aunque admitiéramosque este tipo <strong>de</strong> fantasías son agradables para lasmasas (¿y para quién no?) porque presentan comoresueltos –ficticiamente– problemas reales <strong>de</strong> gigantescasdimensiones, ¿es obligado ver en tal procedimiento,como sugiere Eco, una dimisión <strong>de</strong> laacción por parte <strong>de</strong> las masas, una ‘pereza política’que las inclinaría a imaginar los problemas comoya resueltos para así no tener que planteárselos eintentar encararlos mediante esa ‘revolución’ añoradapor el autor <strong>de</strong> El nombre <strong>de</strong> la rosa? [...] ¿Porqué no suponer que, más que para gratificarse ilusoriamentecon una solución imaginaria <strong>de</strong> las amenazas,las masas leían las historietas <strong>de</strong> Supermanpara llegar <strong>de</strong> ese modo a imaginar unas fuerzasque <strong>de</strong> ningún modo podían ‘ver’ ni ‘conocer’ (puesse ocultan por su propia naturaleza) y frente a lascuales se sentían –precisamente por esa invisibilidad–completamente in<strong>de</strong>fensas (pues, en efecto,se diría que solamente un milagro podría <strong>de</strong>rrotarlas)?Sea cual sea el peso que se quiera conferir alas ‘gratificaciones imaginarias’, ninguno <strong>de</strong> los lectores<strong>de</strong> aquellas historietas creía en Superman niconfiaba en que él viniera a resolver los problemasocasionados por la creciente autonomía <strong>de</strong>l ‘corporativismodominante’”. 21Es más. Tendríamos que añadir, con Didi-Huberman,que al imaginarlo (y, siquiera reflejamente, saber<strong>de</strong> él) podrían, acaso, combatirlo.Sergio García ha apuntado que “el cómic es unmedio narrativo al que se acce<strong>de</strong> principalmente durantela infancia por esa ten<strong>de</strong>ncia natural a la ensoñaciónque caracteriza a esa etapa”. 22

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