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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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100 - Lo popular en el cine español durante el franquismoEspaña). Siguiendo el análisis <strong>de</strong> Moix, podríamos proponer que las folklóricas–que si se masculinizan en los 50 es al ser remplazadas sus estrellas femeninaspor estrellas masculinas camp como Antonio Molina– nos ofrecen la visión pocoortodoxa <strong>de</strong> una nación –y un fervor nacionalista– camp. Sin embargo, cuandoSerrano <strong>de</strong> Osma, con su película visualmente brillante Embrujo (1947), intentaconvertir el género folklórico en cine artístico, lo cual supone el abandono <strong>de</strong>la comedia a favor <strong>de</strong> lo trágico, toda esta ambivalencia sexual se pier<strong>de</strong>, y nosencontramos con el drama machista <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong>l talento <strong>de</strong> la heroína (LolaFlores) cuando su ex-pareja <strong>de</strong> baile (Manolo Caracol) muere <strong>de</strong> amor no correspondido.De manera parecida, al optar por el cine artístico, serio, sombrío,el cine neorrealista <strong>de</strong> los 50 tien<strong>de</strong> a relegar a la mujer a los márgenes, centrándoseen problemas <strong>de</strong> mala fe masculina, <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>nte influencia sartreana;incluso en Calle Mayor, <strong>de</strong> Bar<strong>de</strong>m, el drama <strong>de</strong> la soltera burlada está supeditadoal drama <strong>de</strong> la conciencia culpable <strong>de</strong>l burlador. El cine neorrealista sí es ungran avance <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la crítica política, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong>vista <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> género, se podría <strong>de</strong>cir que representa un paso atrás.Con esto, tenemos un ejemplo <strong>de</strong> cómo los estudios culturales, para los cualesel tema <strong>de</strong>l género ha sido importante, pue<strong>de</strong>n llegar a valorar textos (eneste caso, películas) que políticamente son problemáticos. Evi<strong>de</strong>ntemente hayque tener cuidado al hacer una lectura positiva, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l género,<strong>de</strong> un texto que es políticamente negativo. Se ha observado que los estudiosculturales, por valorar la cultura popular, corren el riesgo <strong>de</strong> incidir en ciertopopulismo, al suponer que lo popular es siempre transgresivo –lo cual, porsupuesto, no es cierto–. La cuestión <strong>de</strong>l género ha sido fundamental en la teoríacinematográfica anglosajona, en el caso <strong>de</strong> la crítica feminista y psicoanalíticaimpulsada por Laura Mulvey a partir <strong>de</strong> los años 70 (que he mencionado antes),y posteriormente en la crítica cultural; creo que en general para los estudiosos<strong>de</strong>l cine en España han sido más importantes otras cosas.Esta diversidad crítica me parece una riqueza, pero también pue<strong>de</strong> basarse enmalentendidos, o en la falta <strong>de</strong> apreciación o conocimiento <strong>de</strong> ciertos aspectos <strong>de</strong>la cultura española por parte <strong>de</strong> los que la estudiamos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera. Sin duda, loque menos se traduce <strong>de</strong> una cultura a otra es precisamente lo popular, por estartan arraigado en una larga tradición <strong>de</strong> prácticas cotidianas que sirven –como ustedha dicho con una expresión muy acertada– <strong>de</strong> “humus” para la producción cultural,algo que vemos <strong>de</strong> manera especialmente clara en los orígenes <strong>de</strong>l cine. Porcontraste, la vanguardia siempre ha sido un fenómeno cosmopolita. Un ejemplo<strong>de</strong> esta dificultad <strong>de</strong> traducir lo popular a otra cultura sería la falta <strong>de</strong> comprensiónen el mundo anglosajón <strong>de</strong> ciertos elementos <strong>de</strong> “mal gusto” –por ejemplo, eltratamiento cómico <strong>de</strong> la escena <strong>de</strong> la violación en Kika– que, como usted ha señalado,Almodóvar recoge <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas vetas <strong>de</strong>l cine <strong>de</strong> la época franquista(Berlanga, etc.). Creo que lo que más he aprendido <strong>de</strong> este diálogo es que pue<strong>de</strong>ser mucho más productivo hablar, no <strong>de</strong> cine popular, sino <strong>de</strong> “lo popular en elcine”. Una pregunta que surge aquí es si po<strong>de</strong>mos hablar <strong>de</strong> “lo popular” sinincidir en el tópico ya bastante gastado <strong>de</strong>l “cine nacional”. Actualmente está <strong>de</strong>moda insistir –creo que con razón– en el cine como una industria transnacional(algo que lo ha caracterizado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus orígenes); lo que me queda menos claroes cuál sería el espacio <strong>de</strong> lo popular <strong>de</strong>ntro un enfoque transnacional. Se ha ex-

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