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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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32 - La emancipación pasa por una mirada <strong>de</strong>l espectador que no sea la programadavida a la que estaban ligadas, es <strong>de</strong>cir, las separó <strong>de</strong>su función <strong>de</strong> ilustraciones <strong>de</strong> la religión, <strong>de</strong> signos<strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> los príncipes o <strong>de</strong> <strong>de</strong>corado <strong>de</strong> lavida aristocrática. El museo construye un espacio <strong>de</strong>indiferencia hacia esas funciones sociales jerarquizadas.Pone todas las obras en igualdad, sea cual seala dignidad <strong>de</strong> su objeto, y las ofrece a un espectadorque es cualquiera. Es una actitud totalmente superficiali<strong>de</strong>ntificar esa indiferencia con la indiferenciamonetaria. La ley <strong>de</strong>l mercado no es una ley <strong>de</strong> indiferencia,sino una ley <strong>de</strong> apropiación y exclusión.La igualdad <strong>de</strong> las obras en el museo no es seguramentela revolución. Pero la mirada <strong>de</strong>l espectadoranónimo formó parte en el pasado <strong>de</strong> esa conmoción<strong>de</strong> las lógicas sensibles que quebró la distribuciónancestral que hacía coincidir las formas <strong>de</strong> experienciasensibles <strong>de</strong> los dominados con la condición sociala la que estaban <strong>de</strong>stinados. Esa confusión <strong>de</strong>los dominios y <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> experiencia funcionadistinto hoy en día, cuando vemos a los lugares<strong>de</strong>l arte servir a menudo a modos <strong>de</strong> presentaciónsensible y a formas <strong>de</strong> circulación <strong>de</strong> la informaciónalternativas con respecto a las dominantes. Pero entodo caso, la extra-territorialidad <strong>de</strong>l museo implicatambién un <strong>de</strong>splazamiento posible con respectoa las lógicas sensibles dominantes. Por supuesto,esa distancia no funciona sin tensiones, como es elcaso <strong>de</strong> los museos implantados en viejos espaciosindustriales vacíos o en barrios en “rehabilitación”y que se esfuerzan en echar luz sobre las contradiccionessociales que presi<strong>de</strong>n su instalación, mientrasque las estrategias dominantes hacen <strong>de</strong> ellosinstrumentos <strong>de</strong> “gentrificación”.AFS - Siguió atentamente el movimiento <strong>de</strong> los “intermitentes<strong>de</strong>l espectáculo”. En la onda <strong>de</strong> Toni Negri,hubo quien vio en esa lucha el punto <strong>de</strong> cruce conflictivoentre arte y producción: aquí el arte mostrabael nuevo paradigma biopolítico <strong>de</strong> la producción (ten<strong>de</strong>ncialmenteinmaterial; el cuerpo como máquinadon<strong>de</strong> se inscriben arte y producción; la vida puestaa trabajar, etc.) y, por ello, una lucha “ejemplar” y“universal” en tanto que revelaría las posibilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> liberación <strong>de</strong> la creatividad general <strong>de</strong>l aparatocapitalista que la captura. Imagino que su punto <strong>de</strong>vista es muy distinto. ¿Por qué le interesó el movimiento<strong>de</strong> los “intermitentes”, qué potencialida<strong>de</strong>sle vio, qué se estaba jugando ahí para usted?JR - Sí, son dos visiones completamente diferentes<strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> la subjetividad. Lo que para mí esimportante en este caso no es la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la constitución<strong>de</strong> una nueva subjetividad global –posmo<strong>de</strong>rnao posfordista, y que está más allá <strong>de</strong> las antiguas divisionesentre saber y trabajo, producción y afecto,tiempo <strong>de</strong> trabajo y tiempo libre–, sino la i<strong>de</strong>a y larealidad misma <strong>de</strong> la intermitencia como intervalo.Para mí, una forma <strong>de</strong> subjetivación es siempre unamanera <strong>de</strong> ocupar un intervalo entre dos i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s.Está, por tanto, vinculada siempre a una suspensión<strong>de</strong> las lógicas globales y <strong>de</strong> la temporalidaddominante. Y esto es lo que está en juego en la cuestión<strong>de</strong> los “intermitentes”. Los “intermitentes” funcionancomo revelador <strong>de</strong> una sociedad marcada,cada vez más, por el trabajo a tiempo parcial, las alternanciasentre el trabajo y el paro, o el trabajo y losestudios, la distancia entre las cualificaciones <strong>de</strong> losindividuos y las tareas que efectúan, etc. Todo elloimplica el incremento <strong>de</strong> la participación en modos<strong>de</strong> experiencia heterogéneos. Y creo que es <strong>de</strong> esaheterogeneidad <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> don<strong>de</strong> nacenlas líneas <strong>de</strong> fuga y las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> subjetivaciónque interrumpen el tiempo <strong>de</strong> la dominación.AFS - ¿Podría explicarnos qué significa para usted quela emancipación en el campo <strong>de</strong>l arte pasa por que elautor “no quiera ser dueño <strong>de</strong>l efecto”? ¿Podría ponernosalgún ejemplo <strong>de</strong> obra contemporánea que lehaya parecido interesante en ese sentido?JR - Quisiera subrayar en primer lugar que no se trata,por mi parte, <strong>de</strong> un requerimiento paradójico dirigidoa los artistas, sino simplemente <strong>de</strong>l reconocimiento<strong>de</strong> un hecho: el efecto <strong>de</strong> una obra –ya sea elplacer <strong>de</strong>l espectador, el sentimiento <strong>de</strong> belleza quesiente o una toma <strong>de</strong> conciencia política– no pertenecea quien la crea. Producir una obra no es producirsu efecto. La <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> muchas instalacionescon voluntad política es partir <strong>de</strong>l efecto a producir ysuponerlo realizado por el volumen mismo ocupadoen el espacio. La emancipación comienza asumiendoel riesgo <strong>de</strong> la separación. Y, por supuesto, la separaciónentre la voluntad realizada en la obra y suefecto sobre los espectadores pasa también por lascondiciones <strong>de</strong> exposición o <strong>de</strong> la distribución. Tomemosel ejemplo <strong>de</strong> las películas realizadas por PedroCosta con los habitantes <strong>de</strong>l barrio chabolista <strong>de</strong>Fontainhas en la periferia <strong>de</strong> Lisboa. Ahí se da unavoluntad política <strong>de</strong> testimoniar sobre la realidad <strong>de</strong>una situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sposesión. También la práctica<strong>de</strong> hacer una película con los habitantes, incluyendoa aquellos cuyo comportamiento frente a la cámaraes imprevisible. Hay dos gran<strong>de</strong>s tomas <strong>de</strong> posiciónestéticas: una es <strong>de</strong>sdibujar la división entre la ficcióny el documental; la otra es filmar, no la miseria<strong>de</strong> la gente, sino la riqueza sensible <strong>de</strong> su <strong>de</strong>coradobajo la luz y la riqueza <strong>de</strong> su experiencia <strong>de</strong> vida, conel fin <strong>de</strong> restituirla. Pero en <strong>de</strong>finitiva, una película si-

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