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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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36 - El ignorante <strong>de</strong>l maestro: sobre ignorancia y emancipaciónexclusivamente figuras masculinas: Jacotot, el “padre<strong>de</strong> familia” al que se acaba <strong>de</strong> aludir, el maestro.¿No pue<strong>de</strong>, asimismo, la madre o la lesbiana “pagar”al explicador, o <strong>de</strong>cidir que sea la niña mismala que aprenda por sí misma al margen <strong>de</strong> cualquierotro intermediario?No acabo <strong>de</strong> estar seguro <strong>de</strong> que el escenario fuerael mismo, pero vamos por un momento a suponerque es así y vamos a admitir que, en efecto, “elsecreto <strong>de</strong>l maestro es saber reconocer la distanciaentre el material enseñado y el sujeto a instruir” (p.13). 15 Y ahora sí, en clave <strong>de</strong>rridiana Rancière mencionaque la explicación otorga un privilegio a looral sobre lo escrito, dado que el maestro en la clasesiempre “habla”, en tanto el libro permanece en silencio.Sin embargo, este reparto entre lo oral y loescrito se viene abajo en el siguiente ejemplo: laspalabras que el niño apren<strong>de</strong> mejor:Se les habla y se habla alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ellos. Ellos oyen yretienen, imitan y repiten, se equivocan y se corrigen,tienen éxito por suerte y vuelven a empezar por método,y, a una edad <strong>de</strong>masiado temprana para que los explicadorespuedan empezar sus instrucciones (p. 14). 16El objeto <strong>de</strong> aprendizaje, la lengua, no viene asociadanecesariamente a la escritura, sino que pue<strong>de</strong>adoptar la forma <strong>de</strong> lo oral. Por tanto, lo importanteno es que el aprendizaje por sí mismo tenga que realizarsenecesariamente a través <strong>de</strong> un libro escrito, yque la explicación esté vinculada in<strong>de</strong>fectiblementea la oralidad. 17 Lo acabamos <strong>de</strong> ver, el niño apren<strong>de</strong>por sí mismo lo que oye. Lo que <strong>de</strong> verdad es importantees que en el primer caso no hay intermediarioque controle el saber, y en el segundo sí.Dicho en otros términos: para Rancière lo negativoen la relación educativa es la presencia <strong>de</strong>un otro que se arroga la posesión <strong>de</strong>l conocimiento.Todo el empeño <strong>de</strong> su empresa en este libro eseliminar al Otro, señalar a este como alguien cuyapresencia resulta perniciosa para el alumno. Másperniciosa y usurpadora por cuanto es ficticia e inmoral:“esta incapacidad es la ficción que estructurala concepción explicadora <strong>de</strong>l mundo. El explicadores el que necesita <strong>de</strong>l incapaz y no al revés, es él elque constituye al incapaz como tal” [la cursiva es <strong>de</strong>Rancière] (p. 15). 18Como en el caso <strong>de</strong> Schérer, el objeto <strong>de</strong> su ataquees el preceptor <strong>de</strong>l Emilio <strong>de</strong> Rousseau, ese preceptorque instaura todo un panopticón que no <strong>de</strong>beabandonar la vigilancia <strong>de</strong>l niño ni <strong>de</strong> día ni <strong>de</strong> noche.19 Y el motivo <strong>de</strong> esa vigilancia es muy po<strong>de</strong>roso:“[Rousseau] previó que el trastocamiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>nsocial vendría <strong>de</strong>l niño liberado, pero cerró sobreeste la tapa <strong>de</strong> la educación”. 20 ¿Y qué mejor control ynegación <strong>de</strong> esa liberación que mantener atontado alniño, <strong>de</strong>mostrarle que no pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r por símismo y que, por ello, necesita <strong>de</strong>l Otro explicador?Queda claro, pues, que “La explicación es el mito<strong>de</strong> la pedagogía, la parábola <strong>de</strong> un mundo divididoen espíritus sabios y espíritus ignorantes” (p. 15). 21No solo dividido en espíritus sabios y espíritus ignorantes,sino en inteligencias inferiores e inteligenciassuperiores. Este es, según Jacotot y Rancière, elprincipio fundamental <strong>de</strong>l atontamiento. 22Unas páginas <strong>de</strong>spués, sin embargo, nos esperauna sorpresa. Tiene lugar un <strong>de</strong>splazamiento, un añadido,una amplificatio que no <strong>de</strong>jaremos <strong>de</strong> interrogar.Rancière insiste una y otra vez en que gracias almétodo <strong>de</strong> Jacotot, los alumnos aprendieron solosy sin la presencia <strong>de</strong> un explicador. Lo que habíanaprendido ya lo sabemos, la semántica, la morfologíay la sintaxis <strong>de</strong>l francés. A fin <strong>de</strong> cuentas lo únicoque tenían en sus manos era un libro silencioso. Derepente, Rancière repite la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que estos alumnosaprendieron solos, pero esta vez lo que hanaprendido no es solo la semántica, la morfología yla sintaxis <strong>de</strong>l francés: “El hecho era que estos estudiantesaprendieron a hablar y escribir en francéssin la ayuda <strong>de</strong> sus explicaciones” [la cursiva es <strong>de</strong>Rancière] (p. 18). 23Han aprendido también a hablar. Hasta ahoranada se nos había dicho <strong>de</strong> esa genialidad consistenteen hablar sin tener a su alcance más que unlibro silencioso, unas grafías mudas, sin oír hablarfrancés a nadie. Sería interesante escuchar el relato<strong>de</strong> Jacotot mismo, publicado por J. S. Van <strong>de</strong> Weyer,para comprobar si en efecto esos alumnos fueroncapaces <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r los sonidos <strong>de</strong>l francés a partir<strong>de</strong> las grafías. 24 Si en efecto fue así según ese testimonio,tal método <strong>de</strong>bería patentarse y las aca<strong>de</strong>miasque tratan <strong>de</strong> enseñar idiomas en un tiemporécord tomar buena nota. Pero si no es así, ¿será queRancière ha cometido un <strong>de</strong>sliz? ¿Será que llevadopor la euforia <strong>de</strong> la enseñanza universal <strong>de</strong> Jacototha acabado atribuyéndole incluso propieda<strong>de</strong>s mágicasy proezas dignas <strong>de</strong> figurar en el libro <strong>de</strong> losrécords?Pero sigamos: ¿quiere todo eso <strong>de</strong>cir que po<strong>de</strong>mosretirar <strong>de</strong> la circulación por innecesarios, atontadoresy represores, a todos los maestros y profesores;quiere <strong>de</strong>cir que po<strong>de</strong>mos prescindir <strong>de</strong> estasfiguras “explicadoras”? Como se verá <strong>de</strong> inmediato,la respuesta a esta pregunta cierra el circuito <strong>de</strong> laargumentación <strong>de</strong> Rancière, sella el fundamento <strong>de</strong>la enseñanza universal. Resulta que para apren<strong>de</strong>r,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> inteligencia hace falta voluntad. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el primer momento, Rancière nos había contado quelos alumnos <strong>de</strong> Jacotot ardían en <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> apren-

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