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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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El reverso. Arqueología <strong>de</strong>l filósofo en pantuflas - 65Silverio Lanza (veáse lo dicho más arriba sobre la cohabitación en Revista Nueva).Por otra parte, una muestra más <strong>de</strong> la centralidad <strong>de</strong> la pieza es el hecho <strong>de</strong> quecuando Unamuno afronta la segunda edición <strong>de</strong> la novela, en 1934, tras 32 años<strong>de</strong> la primera edición, le aña<strong>de</strong> un apéndice al tratado con preocupaciones <strong>de</strong>muy diferente calado.En carta a Valentí Camp, con todo ya listo, se muestra impaciente y preocupadopor el impacto <strong>de</strong> una novela tan extravagante y dice: “Tengo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> quenuestro pueblo español es refractario al humorismo y que Juan Pablo Richtersería aquí perfectamente incomprendido”. Por sus propias cartas, y el amplio artículo“Unamuno traductor” <strong>de</strong> Manuel García Blanco, sabemos que Unamunoofertó al editor Lázaro Galdiano traducciones <strong>de</strong>l Quintus Fixlein <strong>de</strong> Juan PabloRichter no obstante “sus extravagancias y barroquismo y lo estrafalario <strong>de</strong> suestilo”. También <strong>de</strong>l Sartor resartus <strong>de</strong> Carlyle, que Unamuno saca a relucir en el“tratado <strong>de</strong> cocotología” y que tiene gran peso en su estética novelesca. 7Unamuno, profesor universitario, es consciente <strong>de</strong> la reacción que va a suscitarla novela por su ataque <strong>de</strong>scarado a la ciencia, especialmente a la pedagogía,pues en la novela se usan ambos conceptos equívocamente. El episodionarra el intento <strong>de</strong> un ridículo “<strong>de</strong>voto” <strong>de</strong> la ciencia, don Avito Carrascal, porgestar, criar y educar a un hijo según los parámetros <strong>de</strong> la ciencia y la pedagogía.Todo se salda con el suicidio <strong>de</strong> ese hijo perfecto en medio <strong>de</strong> una situacióny un tono <strong>de</strong> sainete que no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser un uso paródico para satirizar aúnmás el carácter algo chusco <strong>de</strong> este experimento pedagógico fracasado. Nohay personajes, se les esquematiza, sin carácter ni personalidad, simplementeson actuantes <strong>de</strong> un diálogo continuo, que constituye más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong>l texto.Lejos quedan las cartas <strong>de</strong>l propio Unamuno en 1893, en las que hablando<strong>de</strong> la educación <strong>de</strong> sus hijos pone en solfa un sistema educativo poco asentadoen la ciencia pedagógica: “Yo se lo enseñaré todo. Volveré a apren<strong>de</strong>rlo”. Entonceslos temas <strong>de</strong> pedagogía y todas sus ramificaciones sociológicas, incluidas lapsicología y la biología, son las preocupaciones centrales <strong>de</strong> Unamuno. Son lostiempos en que Unamuno es un “clasificador” y traductor empe<strong>de</strong>rnido <strong>de</strong> lasociología darwiniana <strong>de</strong> Spencer, personaje al que ahora el propio don Miguelparece <strong>de</strong>nostar radicalmente.Efectivamente, la recepción fue muy dura en algunos sectores. Hay una cartabastante esclarecedora <strong>de</strong>l médico bilbaíno Enrique Areilza a Pedro JiménezIlundain, que pone en evi<strong>de</strong>ncia la inoportunidad <strong>de</strong> esta crítica abierta al mundo<strong>de</strong> la ciencia: “Ha consumido [Unamuno] la vida en conocer ciencia positiva, quees fría e inexorable; y como no le ha proporcionado gloria ni tranquilidad <strong>de</strong> espíritula odia a muerte; la odia tanto más cuanto la tiene <strong>de</strong>ntro; es la espina dolorosaque mortifica su fe, pero <strong>de</strong> la cual no podrá <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse porque constituyeel fondo <strong>de</strong> su gran saber y <strong>de</strong> su valía [...] Su último libro es una prueba<strong>de</strong> cuanto digo. Pese a la incoherencia y ocultación <strong>de</strong> pensamiento, late allí elasco a la ciencia <strong>de</strong> los hechos, a la hechología, que prescin<strong>de</strong> por completo <strong>de</strong>paradojas y vanas palabras. Búrlase <strong>de</strong> la ciencia hechológica como el jorobadoque podría reírse <strong>de</strong> su propia joroba, o el rey <strong>de</strong> la corona que lo engran<strong>de</strong>ce”.Unamuno está muy lejos <strong>de</strong>l arquetipo literario <strong>de</strong>l científico soberbio, entregadoa la manipulación <strong>de</strong> la vida humana (Dr. Frankenstein, Jekyll, Moreau),más bien muestra <strong>de</strong>l escepticismo literario, cuando no <strong>de</strong> burla, por parte <strong>de</strong> la

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