08.04.2018 Views

La red oscura - Eduardo Casas Herrer

¿Qué es la web profunda (deep web) o red oscura (dark net)? ¿Hay que tenerles miedo? ¿Es, acaso, como pasear por los bajos fondos de una ciudad? ¿Hemos de cuidar nuestra confianza en la red? No solemos pararnos a pensar cómo funciona un motor de búsqueda de Internet y, precisamente, en su manera de actuar se encuentra su punto débil: la araña. Por mucho que se esfuerce el robot, hay lugares a los que no es capaz de llegar porque no está diseñado para ello. Y de esa red oscura a la que no puede acceder solo es visible el uno por ciento, el resto está escondido, como si de un iceberg se tratara. Negocios ilegales, tráfico de armas y de productos, muertes retransmitidas, pornografía infantil… conforman el lado negativo de Internet; un pozo sin fondo que se abre desde nuestras pantallas. El autor de este libro, miembro del Cuerpo Nacional de Policía, que lleva desde 2004 trabajando en la Unidad de Investigación Tecnológica (UIT), nos explica con notable claridad cómo persiguen sin tregua y sacan a la luz los delitos de ese universo desconocido de la red.

¿Qué es la web profunda (deep web) o red oscura (dark net)? ¿Hay que
tenerles miedo? ¿Es, acaso, como pasear por los bajos fondos de una
ciudad? ¿Hemos de cuidar nuestra confianza en la red?
No solemos pararnos a pensar cómo funciona un motor de búsqueda de
Internet y, precisamente, en su manera de actuar se encuentra su punto
débil: la araña. Por mucho que se esfuerce el robot, hay lugares a los que no
es capaz de llegar porque no está diseñado para ello. Y de esa red oscura a
la que no puede acceder solo es visible el uno por ciento, el resto está
escondido, como si de un iceberg se tratara.
Negocios ilegales, tráfico de armas y de productos, muertes retransmitidas,
pornografía infantil… conforman el lado negativo de Internet; un pozo sin
fondo que se abre desde nuestras pantallas. El autor de este libro, miembro
del Cuerpo Nacional de Policía, que lleva desde 2004 trabajando en la
Unidad de Investigación Tecnológica (UIT), nos explica con notable claridad
cómo persiguen sin tregua y sacan a la luz los delitos de ese universo
desconocido de la red.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ningún vídeo! ¡Siempre podría decir que lo había hecho otro! ¡Pronto acabaría esa<br />

pesadilla!<br />

Se equivocaba. Dos años después, desarmado de toda posible defensa por la<br />

abrumadora cantidad de pruebas que aportó la Brigada de Investigación<br />

Tecnológica, aceptaba una pena de diecisiete años de prisión y perder toda<br />

posibilidad de volver a ver a los chavales con tal de evitar un juicio público en el que<br />

sabía que iba a ser más expuesto aún a los medios de comunicación. Ya lo estaba<br />

pasando bastante mal en la cárcel como para que más presos supieran cuál era el<br />

motivo de su estancia tras las rejas.<br />

LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO<br />

Entre los legos en la materia existe la creencia de que la pornografía infantil consiste,<br />

sobre todo, en chicas adolescentes que se desnudan delante de un espejo o que son<br />

retratadas en poses «artísticas» y que luego, de una manera u otra, acaban en Internet.<br />

Esa no es la realidad. Al menos no toda. Ni siquiera es una fracción importante y,<br />

como veremos más adelante, quienes hacen eso suelen estar obligados o amenazados.<br />

Los organismos internacionales aconsejan describir esta tipología delictiva con un<br />

término más cercano a la realidad, explotación sexual de menores. Lo que buscan los<br />

consumidores se divide en dos grandes áreas: softcore —desnudos— y hardcore —<br />

actos sexuales—. Chicos y chicas son víctimas por igual y el rango de edad va desde<br />

los pocos meses hasta la pubertad. A partir del desarrollo de los caracteres sexuales<br />

secundarios, la tipología cambia y el delito suele ocurrir por engaño o falsa seducción<br />

en vez de por abuso de confianza o compra. <strong>La</strong>s aberraciones más retorcidas también<br />

tienen su sitio, desde zoofilia a coprofilia, siempre con un pequeño en el centro de la<br />

«acción». Los autores en la gran mayoría de las ocasiones son personas muy cercanas<br />

a la víctima. Padres, familiares, tutores, profesores… Hay un porcentaje en el que el<br />

dinero está implicado. Suelen ser turistas sexuales occidentales en países del Sudeste<br />

Asiático, en especial Tailandia y Filipinas. Por otro lado, hay ciertas «empresas» del<br />

Este de Europa, sobre todo rusas y ucranianas, que pagan a madres por realizar<br />

fotografías softcore de sus vástagos. Es la excepción en un delito en que el interés<br />

económico, aunque mueve millones, no deja de ser una anécdota.<br />

<strong>La</strong> legislación sobre la pornografía de menores es una de las más duras que tiene<br />

todo el código penal español. Hasta junio de 2015 estaba penada con un máximo de<br />

nueve años de cárcel la producción, distribución, donación, exhibición o cualquier<br />

muestra a terceros de ese material. En ese artículo se considera delictivo, al contrario<br />

que en la difusión de obras protegidas por derechos de autor, incluso enviar a otras<br />

personas enlaces donde se puedan ver esas imágenes. También está perseguido su<br />

almacenamiento en el propio disco duro o en «la nube» y, desde julio de ese año,<br />

incluso la visualización habitual puede llevar a quien lo haga a prisión. Por ello, en<br />

www.lectulandia.com - Página 29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!