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La red oscura - Eduardo Casas Herrer

¿Qué es la web profunda (deep web) o red oscura (dark net)? ¿Hay que tenerles miedo? ¿Es, acaso, como pasear por los bajos fondos de una ciudad? ¿Hemos de cuidar nuestra confianza en la red? No solemos pararnos a pensar cómo funciona un motor de búsqueda de Internet y, precisamente, en su manera de actuar se encuentra su punto débil: la araña. Por mucho que se esfuerce el robot, hay lugares a los que no es capaz de llegar porque no está diseñado para ello. Y de esa red oscura a la que no puede acceder solo es visible el uno por ciento, el resto está escondido, como si de un iceberg se tratara. Negocios ilegales, tráfico de armas y de productos, muertes retransmitidas, pornografía infantil… conforman el lado negativo de Internet; un pozo sin fondo que se abre desde nuestras pantallas. El autor de este libro, miembro del Cuerpo Nacional de Policía, que lleva desde 2004 trabajando en la Unidad de Investigación Tecnológica (UIT), nos explica con notable claridad cómo persiguen sin tregua y sacan a la luz los delitos de ese universo desconocido de la red.

¿Qué es la web profunda (deep web) o red oscura (dark net)? ¿Hay que
tenerles miedo? ¿Es, acaso, como pasear por los bajos fondos de una
ciudad? ¿Hemos de cuidar nuestra confianza en la red?
No solemos pararnos a pensar cómo funciona un motor de búsqueda de
Internet y, precisamente, en su manera de actuar se encuentra su punto
débil: la araña. Por mucho que se esfuerce el robot, hay lugares a los que no
es capaz de llegar porque no está diseñado para ello. Y de esa red oscura a
la que no puede acceder solo es visible el uno por ciento, el resto está
escondido, como si de un iceberg se tratara.
Negocios ilegales, tráfico de armas y de productos, muertes retransmitidas,
pornografía infantil… conforman el lado negativo de Internet; un pozo sin
fondo que se abre desde nuestras pantallas. El autor de este libro, miembro
del Cuerpo Nacional de Policía, que lleva desde 2004 trabajando en la
Unidad de Investigación Tecnológica (UIT), nos explica con notable claridad
cómo persiguen sin tregua y sacan a la luz los delitos de ese universo
desconocido de la red.

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apuntarse en ningún listado, sino que basta con seguir esa base. Por eso son alentados<br />

y aparecen a menudo lobos solitarios, delincuentes que actúan por su cuenta o en<br />

pequeños grupos y en nombre de la banda. Están siguiendo el sunismo, sin<br />

intermediario entre Dios y ellos, solo guiados por las directrices marcadas en el<br />

Corán y la interpretación que de él hace Bin <strong>La</strong>den, sus sustitutos y sus clérigos. No<br />

hay nadie que imponga y tampoco nadie que refrene. El que actúa lo hace por su<br />

propia voluntad según la inspiración de la base, con el objetivo final de derrotar a<br />

todos los países no islámicos e imponer un gobierno unificado —llamado califato—<br />

sobre todos los territorios que alguna vez fueron musulmanes, desde España hasta<br />

Indonesia. Esta meta a largo plazo —décadas— se consigue mediante otros pasos<br />

intermedios, como derrocar a los gobiernos «impíos», que para ellos son todos los<br />

árabes, incluida Arabia Saudí, de donde obtienen buena parte de sus ingresos, y<br />

aterrorizar a sus enemigos, los países occidentales —por su apoyo a Israel y su falta<br />

de fe— y los socialistas, por su ateísmo y su idea de que todos los hombre son<br />

iguales. Bin <strong>La</strong>den dijo en 1999 que para ellos «no existen civiles, solo infieles»<br />

contra los que es legítimo atentar.<br />

Por su parte, el Estado Islámico, conocido por sus acrónimos en inglés —ISIL o<br />

ISIS— y en árabe y forma despreciativa —DAESH, que se puede traducir por «algo<br />

que pisar», «intolerante» o «que siembra discordia», según se conjugue—, bajo las<br />

mismas ideas, ha decidido afrontar los retos de otra manera. En vez de esperar a<br />

sustituir a los gobernantes que no guardan la debida observancia del Islam y luego<br />

proclamar el califato, han dado el paso de ejercer el gobierno efectivo sobre las zonas<br />

que controlan —grandes áreas de Iraq y Siria— y, desde ahí, comenzar a extenderse.<br />

Ese tipo de acción es un choque frontal con su hermana mayor que ha llevado a que<br />

sean declarados herejes, tras romper en 2014 todos los lazos que los mantenían<br />

unidos. Donde Al Qaeda juega con infiltrar agentes dormidos y mantener a sus<br />

dirigentes ocultos, el EI gobierna el territorio, con una administración paralela,<br />

fondos propios —en gran medida provenientes del petróleo, obtenido en las zonas<br />

que controlan y vendido en el mercado negro— y un gusto excesivo por las<br />

ejecuciones públicas de la manera más atroz imaginable. En teoría, el EI permite que<br />

cristianos y judíos vivan en su territorio, siempre que paguen el dhimmi, el impuesto<br />

que las religiones del libro, esto es, aquellas que se rigen por la Biblia, que también es<br />

sagrada para los musulmanes, deben para estar a salvo. En la práctica, sin embargo,<br />

hay numerosos abusos, con conversiones obligadas so pena de muerte, lo que ocurre<br />

con otros c<strong>red</strong>os, como los yazidíes u otros zoroastrianos, que no tienen derecho a<br />

optar a esa tasa.<br />

Debido a esa diferente concepción religiosa, ambas ramas tienen una muy distinta<br />

concepción de sus necesidades online. Hay un fondo común, dado que ambos<br />

necesitan conseguir nuevos adeptos entre los musulmanes de cualquier lugar del<br />

mundo. Un miembro de Al Qaeda, Abu Amru Al Qa’idy, que se define como<br />

seguidor y estudiante de Mustafá Setmarian —fundador de <strong>La</strong> Base en España y, en<br />

www.lectulandia.com - Página 64

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