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La red oscura - Eduardo Casas Herrer

¿Qué es la web profunda (deep web) o red oscura (dark net)? ¿Hay que tenerles miedo? ¿Es, acaso, como pasear por los bajos fondos de una ciudad? ¿Hemos de cuidar nuestra confianza en la red? No solemos pararnos a pensar cómo funciona un motor de búsqueda de Internet y, precisamente, en su manera de actuar se encuentra su punto débil: la araña. Por mucho que se esfuerce el robot, hay lugares a los que no es capaz de llegar porque no está diseñado para ello. Y de esa red oscura a la que no puede acceder solo es visible el uno por ciento, el resto está escondido, como si de un iceberg se tratara. Negocios ilegales, tráfico de armas y de productos, muertes retransmitidas, pornografía infantil… conforman el lado negativo de Internet; un pozo sin fondo que se abre desde nuestras pantallas. El autor de este libro, miembro del Cuerpo Nacional de Policía, que lleva desde 2004 trabajando en la Unidad de Investigación Tecnológica (UIT), nos explica con notable claridad cómo persiguen sin tregua y sacan a la luz los delitos de ese universo desconocido de la red.

¿Qué es la web profunda (deep web) o red oscura (dark net)? ¿Hay que
tenerles miedo? ¿Es, acaso, como pasear por los bajos fondos de una
ciudad? ¿Hemos de cuidar nuestra confianza en la red?
No solemos pararnos a pensar cómo funciona un motor de búsqueda de
Internet y, precisamente, en su manera de actuar se encuentra su punto
débil: la araña. Por mucho que se esfuerce el robot, hay lugares a los que no
es capaz de llegar porque no está diseñado para ello. Y de esa red oscura a
la que no puede acceder solo es visible el uno por ciento, el resto está
escondido, como si de un iceberg se tratara.
Negocios ilegales, tráfico de armas y de productos, muertes retransmitidas,
pornografía infantil… conforman el lado negativo de Internet; un pozo sin
fondo que se abre desde nuestras pantallas. El autor de este libro, miembro
del Cuerpo Nacional de Policía, que lleva desde 2004 trabajando en la
Unidad de Investigación Tecnológica (UIT), nos explica con notable claridad
cómo persiguen sin tregua y sacan a la luz los delitos de ese universo
desconocido de la red.

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procedimientos tradicionales de las investigaciones de estupefacientes, siguiendo el<br />

hilo desde el último enlace hasta la cabeza, los segundos tomaban un camino<br />

diferente, el de su especialidad. Sabían que la cadena de traficantes no es como la <strong>red</strong><br />

funciona, y que, además, el Temido Pirata Roberts no producía ni importaba droga,<br />

sino que tan solo proporcionaba la manera de que los que la tenían la hicieran llegar a<br />

sus consumidores finales.<br />

Uno de los primeros éxitos de la gente de Baltimore les llevo a Utah, el estado de<br />

los mormones, en enero de 2013. Habían detectado un envío de un kilo de cocaína a<br />

nombre de un tipo de cuarenta y siete años llamado Curtis Clark Green y fueron a<br />

buscarle a casa. <strong>La</strong> sorpresa para todos fue que habían dado con un tipo llamado<br />

CronicPain, (Dolor Crónico), que era uno de los administradores de Silk Road,<br />

contratado por el propio Pirata Roberts para que se encargase de la atención al<br />

cliente. En efecto, la complejidad del sitio estaba siendo tan elevada que, además de<br />

programadores y consejeros de seguridad, necesitaba un abanico de otras<br />

especialidades.<br />

El envío de cocaína no había sido accidental. <strong>La</strong> persona para la que Green<br />

pensaba que iba a actuar de intermediario era un agente de la DEA. Lo que no<br />

esperaban era que el tipo en cuestión tuviera una posición tan relevante en el<br />

ranking… aunque sirvió de poco, porque el detenido no había visto jamás a su jefe ni<br />

tenía más pistas de él que los investigadores. El salario lo recibía en Bitcoins y las<br />

conversaciones eran a través del chat encriptado Torchat, por lo que no había manera<br />

de rastrearlo. Estaban tan lejos como al principio, aunque en breve iban a aprender<br />

algo nuevo, que el tipo libertario, con principios y ganas de ayudar a los demás no<br />

dudó en ordenar el asesinato de su antiguo empleado.<br />

Otro de sus consejeros de confianza era Nob, un dominicano tuerto que<br />

gestionaba un gran negocio de importación de droga a los Estados Unidos y que<br />

había intentado comprar Silk Road —aunque desistió cuando el dueño le pidió mil<br />

millones de dólares—. El Pirata recurrió a él, al que tenía por un hombre de recursos.<br />

Variety Jones le había convencido de que Green tenía que morir, dado que tenían<br />

miedo de lo que pudiera contar a los agentes que le habían detenido y sospechaban<br />

que tenía información que podría comprometer toda la empresa. Además, afirmaban<br />

que había robado trescientos cincuenta mil dólares en Bitcoins. Pagó ochenta mil para<br />

ver cumplidos sus deseos. Lo que Ulbricht no sabía era que Nob tampoco era quien<br />

decía ser, ni dominicano, ni tuerto, ni regentaba un imperio criminal. Era Carl Mark<br />

Force IV, otro agente de la DEA del grupo de Baltimore y quien tenía en custodia a<br />

CronicPain. Con la anuencia del arrestado, que de hecho ya les había contado que<br />

temía por su vida, simularon un espectacular ahogo en una bañera —demasiado<br />

entusiasta para su protagonista— que fotografiaron como prueba de que el encargo se<br />

había cumplido. Los autores fueron un inspector postal y un miembro del Servicio<br />

Secreto, disfrazados a conveniencia. De esta manera, Nob se ganó la confianza del<br />

Ulbricht y comenzó su lento camino para conseguir verlo algún día, momento que<br />

www.lectulandia.com - Página 99

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