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18.
Palabras efectivas:
palabras transformadoras
El psicoanalista suizo Peter Schellenbaum habla de palabras eficaces. Las palabras
tienen un efecto sobre las personas. Se refiere, sobre todo, a la palabra Dios como
palabra eficaz y la distingue de las palabras objetivas. Si Dios se convierte en una
palabra objetiva, se podrá discutir si Dios existe o no, qué propiedades tiene y cuáles no.
Pero al ser humano le resbalan tales palabras. No le afectan.
Dios, como palabra eficaz, actúa sobre el alma humana. «El efecto que me permite
calificar a una palabra como Palabra de Dios y a una imagen como imagen divina es el
de una transformación plena del yo en una personalidad más inclusiva y más central que,
en referencia al atman de los indios, designamos como la mismidad» (Schellenbaum 28).
Dios, como palabra eficaz, hace estallar la soledad en el yo. «Es la palabra eficaz de la
relación» (ibid. 29). Dios es siempre un Tú que interpela, que me enfrenta conmigo
mismo. Al igual que Dios,amor es también una palabra eficaz y no una palabra objetiva.
Schellenbaum opina que las palabras eficaces son tan importantes porque sin ellas el
individuo se hundiría en el mutismo y en la incomunicación (cf. ibid. 34s).
Para la salud psíquica es importante que dejemos que actúen sobre nosotros las
palabras eficaces tales como Dios y amor. Nos remiten al fondo de nuestra alma, a la
fuente interior de la que bebemos para dominar nuestra vida.
Jesús mismo pronunció muchas de estas palabras eficaces. Cuando al leproso que
no se puede aceptar a sí mismo le dice «Quiero, queda sano», el leproso se percibe a sí
mismo de manera distinta; de repente es capaz de aceptarse y se percibe limpio (cf. Mt
1,40ss). Jesús dice al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a casa». La palabra
realiza lo que dice. Hace levantarse y andar al paralítico (cf. Mc 2,1-12). Al hombre de la
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