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no se podían cantar. Se habían desgastado. Y muchas veces su lenguaje era muy
moralizante y simplificador. Sin embargo, las canciones caracterizadas por un lenguaje
gráfico, metafórico, se podían cantar una y otra vez. Tales canciones tenían un lenguaje
abierto que dejaba espacio libre al cantor para introducir sus propias imágenes en las
metáforas verbales de la canción y hacer que tales imágenes se reforzasen entre sí.
Peter Handke dijo una vez, en una entrevista, que para él escribir era hallar con
palabras la llave de lo desconocido, del misterio.
Esa imagen se me quedó grabada. Sí, yo también intento, al escribir, hallar una
clave para descifrar el misterio de Dios y el misterio del ser humano y para describirlo de
tal manera que yo lo entienda. Pero siento que, con mis escritos, nunca llego al final.
Siempre hay un nuevo intento de expresar lo que pienso y lo que anhelo en lo profundo
de mi alma. Este «em-palabrar» es para mí un proceso de clarificación interior.
Pero en Peter Handke hay otra bella imagen más para su función de escribir. Al
escribir sobre un lugar, Handke lo hace familiar y transitable: «Se percibe una
domiciliación, uno se siente como en su hogar» (Handke 32).
Tarea del lenguaje escrito es, al mismo tiempo, captar en una forma literaria el
silencio y así conseguirlo y conservarlo: «Por el hecho de callar, uno no consigue el
silencio; pero cuando uno capta la calma y el silencio y el vacío en una forma de
expresión, entonces consigue la calma y el vacío y el silencio. Esto es sin duda lo
paradójico. Hay una literatura que destroza el silencio... Pero hay unas pocas obras –y
estas son para mí en último término las que cuentan y las que siempre contarán– que
refuerzan el silencio: las que no “conservan” el silencio, sino que lo transmiten (esta es
exactamente la palabra justa)» (Handke 114).
Para Hilde Domin, escribir era su camino hacia la vida. Cuando, desterrada en la
República Dominicana, no le iban bien las cosas, escribir en su lengua materna fue para
ella el camino para superar la crisis. La teóloga Stephanie Lehr-Rosenberg dice a
propósito de este escribir como superación de la crisis: «Cuando Hilde Domin empezó a
escribir, se encontraba en una crisis extrema, al borde del suicidio. Escribir poesía era
algo que no estaba previsto. Este suceso fue tan decisivo que ella lo describe como un
nuevo nacimiento. Escribir se convierte en “alternativa al suicidio”. Al poner nombre a
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