08.10.2022 Views

EL ARTE DE HABLAR Y DE CALLAR. Por una nueva cultura del lenguaje - Anselm Grun

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

hacia la intimidad de Dios. No solo expreso mi estado de ánimo, sino que también digo

palabras santas de Dios que me llenan del Espíritu Santo de Dios.

El mismo Jesús nos ha transmitido palabras para que sepamos cómo debemos orar.

Es el padrenuestro, que desde el siglo primero ha sido rezado por todos los cristianos, al

menos tres veces al día, para crecer y profundizar más en el espíritu de Jesús. Rezando

las palabras de Jesús participamos de su relación con Dios.

Para muchas personas, hoy las palabras del padrenuestro son un lenguaje extraño.

Pero precisamente en esas palabras, que no concuerdan con nuestras experiencias diarias,

es donde trabamos contacto con nuestro más profundo deseo de Dios y de su Reinado en

nosotros y en nuestro mundo. En esta oración se trata sobre todo de que Dios se haga

visible en nuestra vida y en el mundo.

Pero las palabras del padrenuestro no son solo las palabras de Jesús. Están también

–como las de los salmos– enriquecidas por todas las experiencias que los humanos han

vivido desde hace casi dos mil años con esta oración. Por eso, son palabras santas que

nos interpelan. Y son palabras que están impregnadas de una larga historia de

espiritualidad. Cuando, por ejemplo, rezo «hágase tu voluntad», recuerdo la lucha de

muchas personas por la voluntad de Dios. Y rezo esas palabras juntamente con mi padre,

a quien esa oración le acompañó a lo largo de su vida, porque su meta fue siempre vivir

conforme a la voluntad de Dios.

Y cuando rezo «danos hoy nuestro pan de cada día», me acuerdo de la necesidad

que experimentaron mis padres después de la guerra, cuando no sabían cómo alimentar a

su numerosa familia. Así, las palabras del padrenuestro están enriquecidas con

recuerdos, experiencias, esperanzas, deseos y con la confianza que muchas personas

expresaron con ellas antes que yo.

Cuando alguien no sabe lo que debe orar y qué lenguaje debe usar ante Dios, le

propongo con frecuencia el siguiente ejercicio:

Siéntate a solas en tu habitación. Imagina que te envuelve la presencia de Dios. Y

luego comienza a hablar en voz alta con Dios, no tan alto que te oigan los demás, pero de

tal manera que oigas tu propia voz. Di a Dios lo que te gustaría contarle de ti mismo. Y

pregúntale a Dios: «¿Y qué dices Tú de todo esto? ¿Es este realmente mi más profundo

deseo?». Al oír tu propia voz, enseguida notarás si tus palabras no reproducen tu verdad,

114

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!