08.10.2022 Views

EL ARTE DE HABLAR Y DE CALLAR. Por una nueva cultura del lenguaje - Anselm Grun

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

lo que dicen. Después Isaac ya no puede decir las mismas palabras a su primogénito

Esaú, a quien le habrían correspondido propiamente. Hay palabras que no se pueden

revocar.

Las palabras de bendición realizan lo que prometen. Pero también las palabras de

maldición tienen sus efectos. Hoy ya apenas hablamos de que, por ejemplo, un padre

maldice a su hija porque anda por unos caminos distintos de los que él había imaginado.

Antiguamente se atribuía a la maldición y a la imprecación un efecto mágico. Las

maldiciones las entendemos hoy como palabras ofensivas y de repulsa. Le deseamos al

otro desgracia e infelicidad.

Sabemos por la psicología qué efecto tan fuerte producen tales palabras en el alma

de la persona. Hoy ya no creemos en el efecto mágico de las maldiciones. Pero el efecto

psicológico de tales palabras lo reconocemos en numerosas terapias. Allí, las personas

que han oído esas negatividades tienen que sacudirse el poder de tales palabras. Por eso,

reciben la tarea de –en vez de concentrarse en las maldiciones– anotar palabras positivas

que hayan escuchado de sus padres o de sus maestros y educadores. Luego esas personas

tienen que hacer que las bendiciones penetren profundamente en el corazón para así

desterrar del espíritu a las maldiciones o, al menos, anular su poder.

En las convivencias mando a los participantes que anoten qué palabras de buenos

deseos y qué maldiciones han oído en su infancia. En muchos predominan palabras

positivas como «eres un ángel», «qué bien que estés tú», «eres un sol para la familia».

Otros recuerdan sobre todo palabras como «eres un hijo no deseado», «eres una carga

para la familia», «eres imposible», «eres malo», «no puedes ser hijo nuestro, pareces hijo

de otros». Más aún, una señora me dijo que su padre la había llamado «hija de Satanás».

Tales imprecaciones se clavan profundamente en el corazón. Y con frecuencia se

necesita mucho tiempo para anularlas. Para esto, uno puede recordar las bendiciones de

Dios: «Tú eres mi hijo querido. Tú eres mi hija querida. En ti tengo mis complacencias».

Pero para que esta palabra disuelva una maldición, tiene que penetrar profundamente en

el subconsciente para allí, en lo profundo, derrocar las palabras de maldición y actuar en

nosotros como palabras de bendición.

La palabra alemana beschwören tiene dos significados: uno, «afirmar bajo

juramento»; el otro, «dominar mediante conjuros». El que afirma algo bajo juramento se

98

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!