22.04.2013 Views

Coetzee, J.M. – Infancia

Coetzee, J.M. – Infancia

Coetzee, J.M. – Infancia

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

traído la leche condensada, o como si Josías la hubiera robado.<br />

Él no está seguro de que ella crea la mentira que le cuentan. Pero no es<br />

un engaño del que se sienta especialmente culpable.<br />

Los vecinos del lado este se llaman Wynstra. Tienen tres hijos, uno<br />

mayor patizambo que se llama Gysbert y las gemelas Eben y Ezer, aún<br />

muy pequeñas para ir al colegio. El y su hermano se ríen de Gysbert<br />

Wynstra por su extraño nombre y por la forma afeminada y desvalida<br />

que tiene de correr. Resuelven que es un idiota, un deficiente mental, y<br />

le declaran la guerra. Una tarde cogen la media docena de huevos que<br />

ha traído el chico de Schochat's, los arrojan al tejado de la casa de los<br />

Wynstra y se esconden. Los Wynstra no salen, pero, a medida que el<br />

sol los seca, los huevos aplastados se convierten en unas feas manchas<br />

amarillentas.<br />

El placer de lanzar un huevo, mucho más pequeño y ligero que una bola<br />

de críquet, de verlo volar por el aire, más y más lejos, de escuchar el<br />

suave crujido de su impacto, permanece con él durante mucho tiempo.<br />

Aun así, su placer está teñido de culpa. ¿Con qué derecho utiliza él los<br />

huevos como juguetes? ¿Qué diría el chico de Schochat's si descubriera<br />

que han estado tirando los huevos que él ha traído en bicicleta desde la<br />

ciudad? Tiene la impresión de que el muchacho de Schochat's, que en<br />

realidad no es ningún muchacho sino un hombre bien crecido, no está<br />

tan absorto en su propia imagen, con su gorro de polizonte y su corbata<br />

de lazo, como para quedarse indiferente. Tiene la impresión de que lo<br />

recriminaría con dureza y sin dudarlo. «¿Cómo podéis hacer eso cuando<br />

hay tantos niños que pasan hambre?», les diría en su mal afrikaans; y<br />

no obtendría una respuesta. Quizá existe algún sitio en el mundo donde<br />

se pueden lanzar huevos (en Inglaterra, por ejemplo, sabe que le tiran<br />

huevos a la gente en los almacenes); pero en este país hay jueces que<br />

juzgarán con criterios de rectitud. En este país no se puede ser<br />

descuidado con la comida.<br />

Josías es el cuarto nativo que conoce en su vida. El primero, del que<br />

tiene el vago recuerdo de que llevaba puesto un pijama azul durante<br />

todo el día, era el muchacho que solía fregar las escaleras del edificio<br />

de pisos en el que vivían en Johannesburgo. La segunda fue Fiela, en<br />

Plettenberg Bay, que les hacía la colada. Fiela era muy negra y muy<br />

vieja y desdentada y hacía largos discursos sobre el pasado en un<br />

inglés bello y ondulante. Procedía de Santa Helena, contaba ella, y<br />

había sido esclava. Al tercero también lo conoció en Plettenberg Bay.<br />

Acababa de haber una gran tormenta; un barco se había hundido; el<br />

viento, que había soplado durante días y noches, estaba empezando a<br />

cesar. Su madre, su hermano y él estaban en la playa examinando los

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!