You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
quiere irse, salir de este lugar y no regresar jamás.<br />
<strong>–</strong>Eres tan listo <strong>–</strong>le dice la tía Annie con la voz baja y ronca que tiene<br />
desde que él guarda recuerdo de ella Estás hecho un hombrecito, tu<br />
madre cuenta contigo. Debes quererla y ser un apoyo para ella, y para<br />
tu hermano también.<br />
¿Apoyar a su madre? Qué tontería. Su madre es como una roca, como<br />
una columna de piedra. No es él quien tiene que ser un apoyo para ella,<br />
¡es ella quien tiene que ser un apoyo para él! Pero ¿por qué estará<br />
diciendo la tía Annie estas cosas? Hace como si fuera a morirse cuando<br />
lo único que le pasa es que tiene una cadera rota.<br />
Asiente, trata de parecer serio, atento y obediente mientras que en<br />
secreto tan solo está esperando que ella lo suelte. Ella pone esa sonrisa<br />
llena de connotaciones que pretende señalar los lazos especiales que la<br />
unen al primogénito de Vera, unos lazos que él no siente en absoluto,<br />
que no reconoce. Tiene los ojos claros, azul celeste, borrosos. Tiene<br />
ochenta años y está casi ciega. Ni siquiera con las gafas puede leer bien<br />
la biblia, tan solo la sostiene en su regazo y susurra palabras para sí<br />
misma.<br />
Afloja la presión; el chico murmura algo y se retira.<br />
Le toca a su hermano, que se resigna a que lo bese.<br />
<strong>–</strong>Adiós, querida Vera <strong>–</strong>dice con voz desmayada la tía Annie<strong>–</strong>. Mag die<br />
Here jou sean, jou en die kinders. (Que Dios os bendiga a ti y a los<br />
niños.)<br />
Son las cinco y está empezando a oscurecer. En el poco familiar bullicio<br />
de la hora punta de la ciudad cogen un tren hacia Rosebank. Van a<br />
pasar la noche en la casa de la tía Annie: la perspectiva le llena de<br />
tristeza.<br />
La tía Annie no tiene frigorífico. Lo único que hay en la despensa son<br />
unas cuantas manzanas mustias, media hogaza de pan rancio, un tarro<br />
de paté de pescado del que su madre desconfía. Lo manda a la tienda<br />
india; cenan pan con mermelada y té.<br />
La taza del váter está marrón de suciedad. Se le revuelve el estómago<br />
cuando se imagina a la vieja con las uñas de los pies largas y negras<br />
agachándose sobre ella. No quiere usarlo.<br />
<strong>–</strong>¿Por qué tenemos que quedarnos aquí? <strong>–</strong>pregunta.<br />
<strong>–</strong>¿Por qué tenemos que quedarnos aquí? <strong>–</strong>repite como un eco su<br />
hermano.<br />
<strong>–</strong>Porque sí <strong>–</strong>dice su madre, inflexible.<br />
La tía Annie utiliza bombillas de cuarenta vatios para ahorrar<br />
electricidad. En la luz amarillenta y mortecina de la habitación, su<br />
madre empieza a empaquetar la ropa de la tía Annie en cajas de