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Coetzee, J.M. – Infancia

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Liesbeeck Road, en Rosebank, la casa con el gran roble en el jardín<br />

delantero donde él fue feliz. Trevelyan tenía la mejor habitación, la de<br />

las ventanas francesas que se abrían al porche. Era joven, era alto, era<br />

simpático, no sabía hablar ni una sola palabra de afrikaans, era inglés<br />

de los pies a la cabeza. Por las mañanas Trevelyan desayunaba en la<br />

cocina antes de salir a trabajar; regresaba por las noches y cenaba con<br />

ellos. Pese a estar en la otra punta de la casa, cerraba su habitación<br />

con llave; pero no había nada de interés en ella, excepto una máquina<br />

de afeitar «Made in America».<br />

Su padre, aun siendo mayor que Trevelyan, se hizo amigo suyo. Los<br />

sábados escuchaban la radio juntos, el programa de C. K. Friedlander,<br />

que retransmitía los partidos de rugby desde Newlands.<br />

Después llegó Eddie. Eddie era un niño de color de siete años oriundo<br />

de Ida's Valley, cerca de Stellenbosch. Vino a trabajar para ellos: lo<br />

acordaron la madre de Eddie y la tía Winnie, que vivía en Stellenbosch.<br />

A cambio de lavar los platos, barrer y quitar el polvo, Eddie viviría con<br />

ellos en Rosebank. Le darían de comer y enviarían a su madre un giro<br />

postal por dos libras y diez chelines a primeros de mes.<br />

Cuando llevaba dos meses viviendo y trabajando en Rosebank, Eddie se<br />

escapó. Desapareció durante la noche; su ausencia se descubrió por la<br />

mañana. Llamaron a la policía; encontraron a Eddie no muy lejos,<br />

escondido entre la maleza junto al río Liesbeeck. No lo encontró la<br />

policía sino Trevelyan, que lo arrastró de vuelta, llorando y pataleando<br />

desconsoladamente, y lo encerró en el viejo mirador del jardín trasero.<br />

Naturalmente Eddie sería devuelto a Ida's Valley. Ahora que ya no<br />

pretendía sentirse contento, se escaparía a la menor oportunidad. Su<br />

aprendizaje no había dado resultado.<br />

Pero antes de que se pudiera telefonear a la tía Winnie de Stellenbosch,<br />

estaba la cuestión del castigo por el problema que Eddie había causado:<br />

por necesitar de la intervención de la policía, por estropear la mañana<br />

del sábado. Fue Trevelyan el que se ofreció a ejecutar el castigo.<br />

Espió una vez lo que estaba ocurriendo en el mirador. Trevelyan<br />

sostenía a Eddie por las muñecas y le azotaba las piernas desnudas con<br />

una correa de cuero. Su padre también estaba allí, de pie a un lado,<br />

mirando. Eddie daba alaridos y brincos; todo estaba lleno de lágrimas y<br />

de mocos. «Asseblief asseblief my baas <strong>–</strong>gritaba<strong>–</strong>. Ek sal nie weer<br />

nie!»: Por favor, por favor, ¡no lo volveré a hacer! Entonces los dos<br />

repararon en él y le ordenaron que se fuese.<br />

Al día siguiente llegaron su tío y su tía de Stellenbosch en su furgoneta<br />

DKW negra para llevar a Eddie con su madre a Ida's Valley. No hubo<br />

despedidas.<br />

De modo que Trevelyan, que era inglés, fue el que pegó a Eddie. En

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