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UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com

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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />

http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />

La enfermera respondió, haciendo una mueca de disgusto:<br />

—Tal vez sí, aunque puede ser que no. Es decir, he adivinado algo,<br />

pero no puedo asegurar nada. Los pecados antiguos están cubiertos<br />

por espesos velos. Además, yo no soy de las que les gusta hablar, y<br />

no me sacará una palabra más.<br />

Poirot, con gran tacto, abandonó el ataque y cambió de tópico.<br />

Declaró:<br />

—Hay algo más. Una cosa muy delicada. Pero estoy seguro de poder<br />

contar con su discreción.<br />

La enfermera rebosaba satisfacción. Una sonrisa amplia apareció en<br />

su rostro vulgar.<br />

Poirot continuó:<br />

—Me refiero a mister Roderick Welman. Experimentaba cierta<br />

atracción hacia Mary Gerrard. ¿No es verdad?<br />

La enfermera asintió:<br />

—¡Bebía los vientos por ella!<br />

—Aunque en aquel tiempo estaba prometido a miss Elinor Carlisle,<br />

¿eh<br />

La enfermera declaró.<br />

—Si he de decirle la verdad, él no estaba lo que se dice loco por miss<br />

Carlisle. Era más bien frío con ella.<br />

Poirot preguntó:<br />

—¿Animó... o, mejor dicho, alentó Mary las pretensiones de Roderick?<br />

La enfermera afirmó con voz cortante:<br />

—Se <strong>com</strong>portó siempre con honestidad. Nadie puede decir que<br />

fomentase la pasión de mister Welman.<br />

Poirot preguntó:<br />

—¿Estaba enamorada de él?<br />

—No. No lo estaba.<br />

— ¿Y le gustaba?<br />

—¡Oh!, sí... A la pobre le gustaba mucho mister Roderick.<br />

—Supongo que, con el tiempo, ese sentimiento de ella se habría<br />

transformado en otro más...<br />

—Sí. Tal vez —interrumpió la Hopkins, <strong>com</strong>prendiendo la idea—. Pero<br />

Mary no era de las que obraban apresuradamente en nada. Le<br />

declaró que no volvería a permitirle que hablase con ella de ese<br />

asunto mientras estuviese prometido a miss Elinor. Y cuando fue a<br />

verla a Londres volvió a repetirle lo mismo.<br />

Poirot le preguntó con aire ingenuo:<br />

—¿Qué opinión tiene usted de mister Roderick Welman?<br />

La enfermera repuso:<br />

—Es un joven simpatiquísimo. Bastante nervioso. Con el tiempo será<br />

dispéptico. Casi todos los adultos de su temperamento lo son.<br />

—¿Quería mucho a su tía?<br />

—Así lo creo.

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