UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com
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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />
http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />
PRÓLOGO<br />
¿CULPABLE O INOCENTE?<br />
—Elinor Katherine Carlisle: está usted acusada de haber asesinado a<br />
Mary Gerrard el veintisiete de julio pasado. ¿Se confiesa usted<br />
culpable o inocente?<br />
Elinor Carlisle estaba de pie, con la cabeza erguida. Tenía una<br />
cabecita graciosa; el rostro algo anguloso, pero bien definido y<br />
agradable. Sus ojos eran de un azul profundo, y el cabello, negrísimo.<br />
Las cejas las llevaba depiladas y formaban una línea estrecha, casi<br />
imperceptible.<br />
Hubo un silencio expectante.<br />
Sir Edwin Bulmer, el abogado defensor, tuvo una sensación de<br />
desánimo.<br />
Pensó: «¡Dios mío! Va a declararse culpable... Ha perdido la<br />
serenidad...»<br />
Los labios de Elinor Carlisle se entreabrieron. Dijo:<br />
—¡Inocente!<br />
El abogado defensor se desplomó en su asiento. Sacó un pañuelo y se<br />
enjugó el sudor que le corría por la frente.<br />
Sir Samuel Attenbury se levantó y se dispuso a pronunciar su<br />
discurso. Era el Ministerio fiscal. Comenzó:<br />
—Con la venia de sus señorías, señores del Jurado... el veintisiete de<br />
julio próximo pasado, a las tres y media de la tarde, Mary Gerrard<br />
falleció en Hunterbury, Maidensford...<br />
Su voz prosiguió, sonora y agradable, adormeciendo a Elinor y<br />
poniéndola en un estado casi inconsciente. De la narración, simple y<br />
concisa, sólo frases sueltas impresionaban el cerebro de la acusada.<br />
«...Un caso simple y clarísimo...» «...es un deber de este Ministerio...<br />
demostrar el motivo y la oportunidad...» «...nadie, que se sepa, tenía<br />
motivo para asesinar a la infortunada Mary Gerrard, excepto la<br />
acusada. Una joven encantadora, afable, amada por todo el mundo, a<br />
quien no se le conocía un enemigo, o, por lo menos, no se creía que<br />
lo tuviese...»<br />
¡Mary, Mary Gerrard! ¡Cuan lejos estaba todo aquello!... ¡No parecía<br />
real!<br />
«...suplico a vuestras señorías que presten atención a las siguientes<br />
consideraciones: Primera: ¿Qué oportunidad y medios tuvo la<br />
acusada para administrar el veneno? Segunda: ¿Qué motivos la<br />
indujeron a hacerlo? Mi deber es presentarles algunos testigos que<br />
los ayudarán con sus deposiciones al pronunciamiento justo de su<br />
fallo... En cuanto al acto de envenenamiento de Mary Gerrard, voy a<br />
intentar demostrar que nadie, absolutamente nadie, tuvo la menor